2.5
EL REINO DE DIOS
Jesús anduvo por todas partes
predicando las buenas nuevas del reino de Dios, como hemos explicado en el
estudio sobre el Evangelio. Enseñó sobre ello en parábolas y envió a 70 hombres
ordenándoles que también lo predicaran (Lucas 10:1, 9).
Igualmente envió a los
apóstoles, que formaban parte de los fundamentos de la Iglesia de Dios, a
predicar sobre el reino de Dios (Lucas 9:1-2). Y más tarde, después de la
resurrección y antes de ascender al cielo, Jesús enseñó a sus discípulos aún
más sobre ese reino (Hechos 1:3).
También es asombroso darse
cuenta de cuánta de la verdad sobre el reino de Dios ya había sido revelada en
las Escrituras hebreas (el Antiguo Testamento). Estas profecías se explican en
El Reino de Dios en Profecía.
A pesar de la enorme evidencia
en la Biblia, ¡este aspecto esencial del mensaje del evangelio (que está
centrado en el reino de Dios) es virtualmente desconocido en la mayor parte del
mundo cristiano!
¿Por qué han de ser un misterio
las buenas nuevas del reino de Dios cuando Dios ha dejado el mensaje
absolutamente claro en las páginas de la Biblia, su manual de instrucciones
para la humanidad?
Hay en efecto mucha confusión
sobre este tema. Hemos oído hablar del reino de Dios como una mera banalización
-un bonito sentimiento en los corazones humanos-, reduciéndolo a algo etéreo, a
una cosa irreal.
Otros han tergiversado el
evangelio diciendo que la "iglesia" es el reino de Dios, mientras que
algunos lo confunden con el Milenio venidero. Aún otros han afirmado que el
Imperio Británico era el reino de Dios. Vea más abajo el estudio ampliado:
¿Está el Reino dentro de usted?
Gente bien intencionada, que
piensa que el reino de Dios es algo que nosotros los humanos podemos
establecer, en ocasiones dirá: "Si los cristianos de todas partes
trabajaran juntos, podríamos lograr la paz mundial, la tolerancia y el amor
fraternal, y el reino de Dios podría por fin establecerse en los corazones de
los hombres."
Pero ¿cuánto ha logrado en ese
sentido el cristianismo en los últimos 2000 años?
¿QUÉ ES UN REINO?
Un reino consta de cinco
componentes esenciales:
1 Un rey, una familia real, un
presidente y/o un cuerpo gobernante.
2 Un territorio con fronteras
identificables
3 Los ciudadanos o súbditos de
ese territorio
4 Un sistema de gobierno y leyes
5 El poder y la voluntad de hacer
cumplir el gobierno y las leyes y de proteger a los ciudadanos y al territorio.
Todo reino debe tener estos
cinco componentes. Si falta alguno, simplemente no es un reino.
¿Quién es el rey del reino de
Dios? ¿Dónde estará su territorio? ¿Quiénes serán los ciudadanos? ¿Cómo se
constituirá el gobierno y las leyes, y quién tendrá el poder de gobernar por
esas leyes?
JESUCRISTO, EL REY
Dios envió el Evangelio, la
buena nueva del reino, a través de su mensajero, Jesucristo (Marcos 1:14-15).
Pero Jesús no era sólo el mensajero; también representaba al reino como Rey,
aunque aún no había llegado el momento de instaurar literalmente su reino.
Cuando Cristo estaba siendo enjuiciado para ser condenado a muerte, Poncio
Pilato, el gobernador romano de Judea, le preguntó: "¿Eres tú el Rey de
los judíos?". (Juan 18:33). "Jesús respondió: 'Mi reino no es de este
mundo'. . . . Pilato le dijo: 'Entonces, ¿eres tú rey? Respondió Jesús: 'Dices
bien que soy rey. Para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar
testimonio de la verdad...'". (versículos 36-37).
Este intercambio deja claro que
Cristo era -y es- el Rey de un reino.
Cristo era el Mesías esperado,
como demuestra el gran número de profecías cumplidas. Véase más abajo el
estudio ampliado: Profecías mesiánicas. Esto explica por qué, al menos en una
ocasión, el pueblo intentó convertirle inmediatamente en su rey:
"Cuando Jesús se dio
cuenta de que iban a venir a prenderle por la fuerza para hacerle rey, se fue
otra vez solo al monte" (Juan 6:15).
Lo que la gente no entendió -y
lo que los celosos líderes religiosos y civiles judíos tampoco comprendieron-
fue que el plan de Dios implicaba una primera y una segunda venidas del Mesías.
Cuando Jesús vino por primera
vez, no lo hizo como rey conquistador, sino para dar su vida en sacrificio.
Isaías profetizó que sería "llevado como un cordero al matadero"
(Isaías 53:7,10). Juan el Bautista presentó a Jesús como "el Cordero de
Dios" (Juan 1:29).
Aunque en su primera venida
Cristo murió crucificado, resucitó después de pasar tres días y tres noches en
la tumba, demostrando así que Él era el Mesías profetizado (Mateo 12:39-40).
Durante su ministerio humano,
Cristo fundó la Iglesia del Nuevo Testamento, predicó el Evangelio y murió por
los pecados de toda la humanidad. Pero no comenzó entonces a gobernar el mundo
y a establecer su reino. Sin embargo, otras profecías muestran claramente que
así sucederá, eventualmente.
Después de su resurrección, los
discípulos vieron a Jesús ascender al cielo para estar con su Padre hasta la
segunda venida (Hechos 1:9-11) cuando establecerá el reino de Dios en la
tierra.
Cuando Jesucristo regrese,
llevará el título de "Rey de reyes y Señor de señores" (Apocalipsis
19:11-16). Él conquistará las naciones, establecerá el reino eterno de Dios y
restaurará el gobierno de Dios en esta tierra, y traerá la paz a un mundo
confundido (Daniel 2:44).
LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS SÓLO
SE CUMPLIERON PARCIALMENTE
Cristo cumplió sólo una parte
de las profecías que se referían a Él en aquel tiempo. Un hecho ocurrido al
principio de su ministerio subraya especialmente esta verdad. En Lucas 4:16-19,
Jesús habló en la sinagoga y citó Isaías 61:1-3. Después " …enrollando el libro, lo dio al ministro, y se
sentó; y los ojos
de todos los que estaban en la sinagoga estaban fijos en Él. Y comenzó a
decirles: 'Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros'" (Lucas
4:20-21).
Pero Jesús no citó la Escritura
completa. Dejó fuera una porción, deliberadamente. En Isaías, continúa la idea sobre
la proclamación del Mesías de: ". . . el día de venganza de nuestro Dios;
a consolar a todos los enlutados, para consolar a los que lloran en Sión, para
darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría
en lugar del espíritu angustiado; y que sean llamados árboles de justicia,
plantío del Señor, para gloria suya" (Isaías 61:2-3).
En el capítulo 62 Isaías
describe el maravilloso resultado que no se cumplió durante o inmediatamente
después del ministerio de Cristo y que sigue sin cumplirse hasta el día de hoy.
Cristo vino como representante
de un reino aún futuro, a la vez que encarnaba personalmente ese reino como su
futuro Rey. En aquella época, la nación judía esperaba que Dios cumpliera la
promesa hecha al rey David.
Dios dijo a David: "Y cuando tus días sean cumplidos, y
duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual
procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él
edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino." (2 Samuel 7:12-13).
El Mesías debía ser
descendiente de David. Las expectativas mesiánicas del común del pueblo judío
-e incluso de los propios seguidores de Cristo- quedan claras en los relatos de
la entrada de Cristo en Jerusalén en los días inmediatamente anteriores a su
arresto y crucifixión: “Y los que iban
delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre
David que viene! ¡Hosanna en las alturas!" (Marcos 11:9-10).
Juan ofrece una descripción más
completa del mismo acontecimiento: " El siguiente día, grandes multitudes que habían
venido a la fiesta
[de la Pascua y de los Panes sin levadura], al oír que Jesús venía a Jerusalén,
tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban:
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de
Israel!"
(Juan 12:12-13).
Los discípulos y la multitud
reconocieron la identidad de Jesús como Mesías y Rey, pero lo que no
entendieron fue el momento oportuno. No se percataron de que el reino de Dios
era todavía algo para el futuro.
EL REY DE REYES
Jesucristo, el Mesías, será el
Rey del reino de Dios. Jesús será "Rey de reyes y Señor de señores"
(Apocalipsis 19:11-16). Eso significa que hay otros reyes subordinados a Él,
gobernando con Él en un gobierno perfecto para la humanidad.
Jesucristo no reinará por sí
solo en la tierra. El viene a establecer un gobierno mundial altamente
organizado con muchas posiciones de autoridad que serán llenadas por cristianos
a quienes se les ha dado vida eterna. Ver más abajo el estudio ampliado: El
Milenio. Restauración del Gobierno de Dios.
La palabra de Dios revela que
los santos (así es como los fieles seguidores de Cristo son llamados en la
Biblia) serán reyes que gobernarán con Cristo en la tierra. "Y cantaban
[los santos] un cántico nuevo, diciendo: 'Digno eres [Cristo] de tomar el libro
y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación, y nos has hecho para
nuestro Dios reyes y sacerdotes; y reinaremos sobre la tierra'"
(Apocalipsis 5:9-10). Véase más abajo el estudio ampliado: Los santos.
Esto también coincide con una
profecía del libro de Daniel, donde dice: " Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y
poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre… y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos
debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del
Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le
servirán y obedecerán."
(Daniel 7:18, 27).
Después de que Jesús regrese a
esta tierra como Rey para juzgar a las naciones, dirá a los justos:
"Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo" (Mateo 25:31-34).
Podríamos decir que la
"familia real" heredará el reino y gobernará ese reino de Dios bajo
las órdenes de Jesucristo.
NO ES UNA ENTIDAD HUMANA
El apóstol Pablo nos dice
claramente que ningún ser humano heredará el reino de Dios, "la carne y la
sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la
incorrupción" (1 Corintios 15:50).
La maravillosa verdad es que
habrá una resurrección de entre los muertos o cambio instantáneo de la
mortalidad a la inmortalidad (1 Corintios 15:51-55).
Es la familia inmortal de Dios
la que gobernará el reino de Dios. El carácter perfecto de Dios será el
requisito para acceder a los puestos de gobierno (Isaías 32:1-2, 5, 16-17). Por
lo tanto, el reino de Dios se basará en el amor y la sincera preocupación por
los demás. Véase más abajo el estudio ampliado: El camino a la transformación
personal; Módulo 2.(1.1.2).2 La familia de Dios y Módulo 2.(1.2.11).1 Las resurrecciones.
Dios ha dejado claro que los
seres humanos inicuos no pueden heredar el reino (1 Corintios 6:9; Efesios
5:5). Nosotros, como seres humanos, no somos aptos para gobernar la tierra con
justicia, lo cual la historia misma del gobierno humano muestra claramente que
no somos capaces de lograrlo, ni siquiera con las mejores intenciones.
El reino de Dios no será
establecido por la fuerza humana, por alguna resolución de partidos políticos, una
revolución o cualquier otra acción humana para tomar el poder. Dios
Todopoderoso lo establecerá a través de Jesucristo y de aquellos que han
heredado la vida eterna.
Al profeta Daniel se le dio a
entender que el reino de Dios se establecerá en la tierra y que será un reino
literal. Él fue inspirado a interpretar el sueño de Nabucodonosor de una imagen
enorme y maravillosa que representaba a varios imperios sucesivos.
Nótese lo que le sucedió a
aquella imagen: "…una piedra fue
cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro
cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el
bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los
llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió
a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra." (Daniel 2:34-35).
Daniel dio al rey la siguiente
interpretación "Y en los días de
estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido,
ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos
reinos, pero él permanecerá para siempre, 45 de la manera
que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó
el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al
rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su
interpretación."
(versículos 44-45).
Como este reino no es de origen
humano, sino divino, y procede de Dios en el cielo, a veces se le llama también
reino de los cielos (Mateo 13:24, 31, 33).
¿DÓNDE SE ESTABLECERÁ EL REINO?
No hay reino sin territorio y
el reino de Dios tiene un territorio.
¿Desde dónde gobernará Cristo sobre
su reino? ¿Desde el cielo?
Desde el momento en que Cristo
partió de esta tierra, dejó muy claro que volvería a ella en un tiempo futuro
(Hechos 1:9-11). El profeta Zacarías describió lo que sucederá en el momento
del regreso de Cristo: "He aquí el día del Señor viene. . . el Señor
saldrá y peleará contra aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el
monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de
los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente,
haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte,
y la otra mitad hacia el sur.
. . Y el Señor será Rey sobre toda la tierra. . ." (Zacarías 14:1-4, 9).
He aquí un mensaje que se
repite de muchas maneras a lo largo de la Biblia. Estas profecías en los libros
de Zacarías y Daniel están en armonía con los acontecimientos profetizados en
el libro del Apocalipsis. "Entonces el séptimo ángel tocó la trompeta: Y
hubo grandes voces en el cielo, que decían: 'Los reinos del mundo han venido a
ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los
siglos'". (Apocalipsis 11:15).
Las escrituras citadas arriba
en Zacarías al igual que Isaías 2:3 muestran que Cristo gobernará desde
Jerusalén, y que finalmente hará honor a su nombre, "la ciudad de la
paz."
En repetidas ocasiones
Jesucristo dejó bien claro en dónde se ubicará el territorio del reino de Dios.
Dijo: "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra"
(Mateo 5:5). Esta es una cita directa del Salmo 37:11. Ese Salmo dice tres
veces que los mansos heredarán la tierra. Ese Salmo afirma tres veces que los
aprobados por Dios "heredarán la tierra". (Véanse también los
versículos 9, 22 y el Salmo 25:13.)
Según la Biblia,
definitivamente no vamos a ir al cielo para heredar allí el reino de Dios. Ver
más abajo el estudio ampliado: ¿Iremos al Cielo?
Aunque que la Biblia enseña
obediencia a los gobiernos humanos actuales, el evangelio del reino de Dios es
un anuncio-una proclamación- de que finalmente los gobiernos imperfectos,
ideados por los humanos, serán reemplazados por el gobierno perfecto de Dios.
LOS CIUDADANOS DEL REINO
Un reino no lo es sin
ciudadanos. En el reino de Dios no sólo estará la familia gobernante e inmortal
de Dios, sino que durante algún tiempo también habrá ciudadanos humanos.
Cuando Cristo regrese a esta
tierra, la humanidad habrá pasado por la época más difícil de la historia
humana, conocida en la Biblia como la Gran Tribulación. De hecho, Cristo tendrá
que regresar para salvar a la humanidad de sí misma (Mateo 24:21-22).
Pero los seres humanos no estarán
esperando la venida de Cristo; habrán sido engañados para creer que Él es el
anticristo y lucharán en su contra (Apocalipsis 17:14).
"Porque yo reuniré a todas
las naciones para combatir contra Jerusalén. . . Después saldrá el Señor y
peleará con aquellas naciones. . . Y se afirmarán
sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de
Jerusalén al oriente…"
(Zacarías 14:2-4).
Pero habrá personas de todas
las naciones que sobrevivirán a lo que vendrá sobre la tierra, y se convertirán
en unos de los primeros ciudadanos del reino de Dios.
" Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron
contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los
ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. "
(versículo 16).
"Cuando el Hijo del Hombre
venga en su gloria. . . . Todas las naciones se reunirán ante Él . . ."
(Mateo 25:31-32). Nuevamente vemos aquí que los ciudadanos serán parte del
reino de Dios. La profecía en Miqueas 4:2-3 muestra, que "Vendrán muchas
naciones y dirán: 'Venid, y subamos al monte del Señor. . . . Él juzgará entre
muchos pueblos, y reprenderá a las naciones fuertes que están lejos. . ."
Dios también promete traer de
vuelta al pueblo de Israel de ". . . entre las
naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su
tierra…"
(Ezequiel 37:21).
Es obvio que habrá numerosos
ciudadanos que habrán de ser gobernados en el reino de Dios. Esto se trata más
a fondo en El Milenio. Restauración del Gobierno de Dios.
LAS LEYES DEL REINO
Un reino no puede existir sin
gobierno.
Un gobierno no puede gobernar
sin ley.
En el reino de Dios, la ley
perfecta de Dios será la piedra angular del gobierno (Miqueas 4:1-2). En el tan
conocido Sermón del Monte, Cristo estableció numerosas enseñanzas
fundamentales, que Él enseñó a sus discípulos a cumplir (Mateo 7:24-27). Dejó
en claro cuáles son las leyes que rigen la vida de los cristianos ahora, y que
regirán a la humanidad en su reino.
En ese sermón, dijo: "No
penséis que he venido a abrogar la Ley o los Profetas. No he venido para
abrogar, sino a cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo
y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya
cumplido. De manera que
cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a
los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera
que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos." (Mateo 5:17-19).
Términos como la Ley, los
Profetas y los Salmos designaban las tres secciones del Antiguo Testamento. La
frase "la Ley o los Profetas" sólo podía tener un significado para
los oyentes judíos o, de hecho, para cualquier persona versada en la terminología
de las Escrituras.
El Pentateuco, los cinco
primeros libros de la Biblia, también conocidos por el término hebreo
"Torá" (ley/dirección/instrucción), está claramente referido aquí.
Cristo defendió sistemáticamente el cumplimiento de la ley de Dios como un
deber necesario del verdadero discípulo. Por ejemplo, véase Mateo 19:16-19,
donde Cristo citó los últimos seis de los Diez Mandamientos, que se refieren al
trato con otras personas. Los Diez Mandamientos se encuentran en Éxodo 20 y
Deuteronomio 5. El mandamiento "ama a tu prójimo como a ti mismo",
que se encuentra en Levítico 19:18, resume los últimos seis mandamientos.
Los cuatro primeros
mandamientos se pueden resumir simplemente en que muestran cómo amar a Dios
"con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Marcos 12:29-30).
Cuando el antiguo Israel se
presentó delante de Dios en el monte Sinaí, las leyes que allí recibió (los
Diez Mandamientos y los estatutos, Éxodo 20 a 23:19) eran una formalización de
la revelación de Dios sobre lo que es necesario en la relación con Dios y con
los demás seres humanos. Los israelitas debían ser una comunidad que demostrara
esa revelación como testimonio a los pueblos ajenos a Israel y como anticipo
del reino de Dios (Deuteronomio 4:5-8).
Los Mandamientos de Dios nos
dicen cómo relacionarnos con Dios. También definen los problemas básicos de la
naturaleza humana y muestran cómo gobernarla.
Como los mapas de carreteras y
las señales de tráfico que indican el camino, la ley de Dios nos ofrece una
guía y una dirección perfectas, como implica el término hebreo
"Torá". Las personas que vivan en el reino de Dios aprenderán que no
hay mejor enseñanza sobre cómo vivir una vida feliz que la ley de Dios. Después
de toda la confusión por la que habrán pasado, buscarán el consejo y la
dirección de Dios.
Isaías 2 nos ofrece una
ilustración de ese maravilloso mundo nuevo del mañana: "Vendrán muchos y
dirán: 'Venid y subamos al monte del Señor. . . . Él nos enseñará sus caminos,
y andaremos por sus sendas'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la
palabra del Señor" (versículo 3).
Uno de los resultados de
guardar la ley de Dios en el reino de Dios será que las personas ". .
convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará
espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra" (versículo
4).
Un gobierno no puede gobernar
sin ley. Así que el reino de Dios también será gobernado por una ley, la
perfecta y justa ley de Dios. Véase más abajo los estudios ampliados: ¿Religión
o estilo de vida? y Panorama de la ley de Dios.
Las buenas nuevas del reino de
Dios se tratan sobre un gobierno justo y amoroso que estará basado en el
perfecto amor de Dios, expresado por su ley.
EL PODER Y EL REINO
Sin gobierno un reino no puede
ser dirigido.
Sin ley un gobierno no se puede
administrar.
Sin autoridad y poder para
hacer cumplir la ley, ésta carece de efecto.
El poder para hacer cumplir la
ley y proteger a los ciudadanos es un requisito previo necesario de todo
gobierno. Para resolver los enormes problemas de este mundo, muchos están de
acuerdo en que es necesaria alguna forma de gobierno mundial. Ese gobierno
mundial necesitaría un poder sustancial para imponer el bien y evitar el mal.
Pero demasiado poder en manos de los seres humanos ha demostrado ser muy
peligroso en la historia de la humanidad.
Al observar los acontecimientos
mundiales, resulta evidente que las autoridades humanas han fracasado o carecen
de capacidad para resolver problemas a escala mundial. Ningún humano -ni
siquiera los mejores- ha sido capaz de ofrecer paz, libertad frente al crimen,
o soluciones a la pobreza y el hambre, la contaminación, la proliferación
nuclear o las enfermedades a escala mundial.
Un día -dentro de poco- Dios se
verá compelido a intervenir poderosamente en los asuntos humanos con su poder
divino, para que la humanidad se salve de sí misma, (Mateo 24:21-22,30).
La buena noticia es que Dios
reafirmará su dominio sobre la humanidad rebelde (Isaías 52:7).
Dios permitirá que Satanás siga
dominando la tierra hasta que finalmente Cristo regrese para gobernar con todo
su poder como Rey de reyes y destituya al diablo y a todos los que se le
opongan (Apocalipsis 19:15-16).
Cuando Cristo venga a esta
tierra Él derrocará a todos los gobiernos y poderes humanos. El séptimo ángel
tocó la trompeta, y se oyeron grandes voces en el cielo, que decían: "Los
reinos de este mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él
reinará por los siglos de los siglos"". (Apocalipsis 11:15).
"Entonces vendrá el fin, cuando entregue el reino a Dios Padre, cuando
ponga fin a todo dominio y a toda autoridad y poder" (1 Corintios 15:24).
Este Dios es el soberano
supremo y justo. Un día, Él reinará con toda su majestuosidad sobre la tierra:
ése es el mensaje primordial de las Escrituras. Como oró David: "Tuya es, oh,
Señor, la grandeza, el poder y la gloria, la victoria y la majestad; porque
todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo; tuyo es el reino, oh,
Señor, y tú eres exaltado como cabeza sobre todo" (1 Crónicas 29:11).
Cristo compartirá esta gloria y
este poder no sólo con los apóstoles originales, sino con todos los que hayan
prestado atención al mensaje del Evangelio arrepintiéndose y bautizándose. Tras
recibir la ayuda del Espíritu Santo (Hechos 2:38), sus vidas se irán
transformando a medida que superen el pecado y la debilidad humana. Jesucristo
dio esta promesa a tales personas: "Al que venza y guarde mis obras hasta
el fin, le daré poder sobre las naciones" (Apocalipsis 2:26).
¿Podría haber un mensaje más
inspirador y esperanzador? Este evangelio del reino de Dios es el mensaje más
maravilloso que alguien pueda escuchar. No es de extrañar que Jesús nos dijera
"buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mateo 6:33).
"Y será predicado este
evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y
entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14).
PUNTOS ESENCIALES DE ESTE
MÓDULO:
·
Jesucristo
vino como Mesías y futuro Rey.
·
El
reino de Dios se establecerá después de la segunda venida de Cristo.
·
Un
reino se define por cinco componentes necesarios.
·
Cristo
gobernará sobre las naciones de la tierra.
·
La
ley de Dios será la base del gobierno de Cristo.
·
El
reino de Dios tendrá el poder de imponer la paz, la prosperidad y la felicidad.
ESTUDIO AMPLIADO
·
El
Evangelio
·
El
Milenio: La restauración del gobierno de Dios
·
¿Religión
o estilo de vida?
·
¿Iremos
al Cielo?
·
Los
santos
·
Lucas
17:20-21 ¿Está el Reino dentro de usted?
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