2.5 EL REINO DE DIOS

Jesús anduvo por todas partes predicando las buenas nuevas del reino de Dios, como hemos explicado en el estudio sobre el Evangelio. Enseñó sobre ello en parábolas y envió a 70 hombres ordenándoles que también lo predicaran (Lucas 10:1, 9).

Igualmente envió a los apóstoles, que formaban parte de los fundamentos de la Iglesia de Dios, a predicar sobre el reino de Dios (Lucas 9:1-2). Y más tarde, después de la resurrección y antes de ascender al cielo, Jesús enseñó a sus discípulos aún más sobre ese reino (Hechos 1:3).

También es asombroso darse cuenta de cuánta de la verdad sobre el reino de Dios ya había sido revelada en las Escrituras hebreas (el Antiguo Testamento). Estas profecías se explican en El Reino de Dios en Profecía.

A pesar de la enorme evidencia en la Biblia, ¡este aspecto esencial del mensaje del evangelio (que está centrado en el reino de Dios) es virtualmente desconocido en la mayor parte del mundo cristiano!

¿Por qué han de ser un misterio las buenas nuevas del reino de Dios cuando Dios ha dejado el mensaje absolutamente claro en las páginas de la Biblia, su manual de instrucciones para la humanidad?

Hay en efecto mucha confusión sobre este tema. Hemos oído hablar del reino de Dios como una mera banalización -un bonito sentimiento en los corazones humanos-, reduciéndolo a algo etéreo, a una cosa irreal.

Otros han tergiversado el evangelio diciendo que la "iglesia" es el reino de Dios, mientras que algunos lo confunden con el Milenio venidero. Aún otros han afirmado que el Imperio Británico era el reino de Dios. Vea más abajo el estudio ampliado: ¿Está el Reino dentro de usted?

Gente bien intencionada, que piensa que el reino de Dios es algo que nosotros los humanos podemos establecer, en ocasiones dirá: "Si los cristianos de todas partes trabajaran juntos, podríamos lograr la paz mundial, la tolerancia y el amor fraternal, y el reino de Dios podría por fin establecerse en los corazones de los hombres."

Pero ¿cuánto ha logrado en ese sentido el cristianismo en los últimos 2000 años?

¿QUÉ ES UN REINO?

Un reino consta de cinco componentes esenciales:

1     Un rey, una familia real, un presidente y/o un cuerpo gobernante.

2     Un territorio con fronteras identificables

3     Los ciudadanos o súbditos de ese territorio

4     Un sistema de gobierno y leyes

5     El poder y la voluntad de hacer cumplir el gobierno y las leyes y de proteger a los ciudadanos y al territorio.

Todo reino debe tener estos cinco componentes. Si falta alguno, simplemente no es un reino.

¿Quién es el rey del reino de Dios? ¿Dónde estará su territorio? ¿Quiénes serán los ciudadanos? ¿Cómo se constituirá el gobierno y las leyes, y quién tendrá el poder de gobernar por esas leyes?

JESUCRISTO, EL REY

Dios envió el Evangelio, la buena nueva del reino, a través de su mensajero, Jesucristo (Marcos 1:14-15). Pero Jesús no era sólo el mensajero; también representaba al reino como Rey, aunque aún no había llegado el momento de instaurar literalmente su reino. Cuando Cristo estaba siendo enjuiciado para ser condenado a muerte, Poncio Pilato, el gobernador romano de Judea, le preguntó: "¿Eres tú el Rey de los judíos?". (Juan 18:33). "Jesús respondió: 'Mi reino no es de este mundo'. . . . Pilato le dijo: 'Entonces, ¿eres tú rey? Respondió Jesús: 'Dices bien que soy rey. Para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad...'". (versículos 36-37).

Este intercambio deja claro que Cristo era -y es- el Rey de un reino.

Cristo era el Mesías esperado, como demuestra el gran número de profecías cumplidas. Véase más abajo el estudio ampliado: Profecías mesiánicas. Esto explica por qué, al menos en una ocasión, el pueblo intentó convertirle inmediatamente en su rey:

"Cuando Jesús se dio cuenta de que iban a venir a prenderle por la fuerza para hacerle rey, se fue otra vez solo al monte" (Juan 6:15).

Lo que la gente no entendió -y lo que los celosos líderes religiosos y civiles judíos tampoco comprendieron- fue que el plan de Dios implicaba una primera y una segunda venidas del Mesías.

Cuando Jesús vino por primera vez, no lo hizo como rey conquistador, sino para dar su vida en sacrificio. Isaías profetizó que sería "llevado como un cordero al matadero" (Isaías 53:7,10). Juan el Bautista presentó a Jesús como "el Cordero de Dios" (Juan 1:29).

Aunque en su primera venida Cristo murió crucificado, resucitó después de pasar tres días y tres noches en la tumba, demostrando así que Él era el Mesías profetizado (Mateo 12:39-40).

Durante su ministerio humano, Cristo fundó la Iglesia del Nuevo Testamento, predicó el Evangelio y murió por los pecados de toda la humanidad. Pero no comenzó entonces a gobernar el mundo y a establecer su reino. Sin embargo, otras profecías muestran claramente que así sucederá, eventualmente.

Después de su resurrección, los discípulos vieron a Jesús ascender al cielo para estar con su Padre hasta la segunda venida (Hechos 1:9-11) cuando establecerá el reino de Dios en la tierra.

Cuando Jesucristo regrese, llevará el título de "Rey de reyes y Señor de señores" (Apocalipsis 19:11-16). Él conquistará las naciones, establecerá el reino eterno de Dios y restaurará el gobierno de Dios en esta tierra, y traerá la paz a un mundo confundido (Daniel 2:44).

LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS SÓLO SE CUMPLIERON PARCIALMENTE

Cristo cumplió sólo una parte de las profecías que se referían a Él en aquel tiempo. Un hecho ocurrido al principio de su ministerio subraya especialmente esta verdad. En Lucas 4:16-19, Jesús habló en la sinagoga y citó Isaías 61:1-3. Después " …enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos los que estaban en la sinagoga estaban fijos en Él. Y comenzó a decirles: 'Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros'" (Lucas 4:20-21).

Pero Jesús no citó la Escritura completa. Dejó fuera una porción, deliberadamente. En Isaías, continúa la idea sobre la proclamación del Mesías de: ". . . el día de venganza de nuestro Dios; a consolar a todos los enlutados, para consolar a los que lloran en Sión, para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y que sean llamados árboles de justicia, plantío del Señor, para gloria suya" (Isaías 61:2-3).

En el capítulo 62 Isaías describe el maravilloso resultado que no se cumplió durante o inmediatamente después del ministerio de Cristo y que sigue sin cumplirse hasta el día de hoy.

Cristo vino como representante de un reino aún futuro, a la vez que encarnaba personalmente ese reino como su futuro Rey. En aquella época, la nación judía esperaba que Dios cumpliera la promesa hecha al rey David.

Dios dijo a David: "Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino." (2 Samuel 7:12-13).

El Mesías debía ser descendiente de David. Las expectativas mesiánicas del común del pueblo judío -e incluso de los propios seguidores de Cristo- quedan claras en los relatos de la entrada de Cristo en Jerusalén en los días inmediatamente anteriores a su arresto y crucifixión: “Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!" (Marcos 11:9-10).

Juan ofrece una descripción más completa del mismo acontecimiento: " El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta [de la Pascua y de los Panes sin levadura], al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!" (Juan 12:12-13).

Los discípulos y la multitud reconocieron la identidad de Jesús como Mesías y Rey, pero lo que no entendieron fue el momento oportuno. No se percataron de que el reino de Dios era todavía algo para el futuro.

EL REY DE REYES

Jesucristo, el Mesías, será el Rey del reino de Dios. Jesús será "Rey de reyes y Señor de señores" (Apocalipsis 19:11-16). Eso significa que hay otros reyes subordinados a Él, gobernando con Él en un gobierno perfecto para la humanidad.

Jesucristo no reinará por sí solo en la tierra. El viene a establecer un gobierno mundial altamente organizado con muchas posiciones de autoridad que serán llenadas por cristianos a quienes se les ha dado vida eterna. Ver más abajo el estudio ampliado: El Milenio. Restauración del Gobierno de Dios.

La palabra de Dios revela que los santos (así es como los fieles seguidores de Cristo son llamados en la Biblia) serán reyes que gobernarán con Cristo en la tierra. "Y cantaban [los santos] un cántico nuevo, diciendo: 'Digno eres [Cristo] de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación, y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes; y reinaremos sobre la tierra'" (Apocalipsis 5:9-10). Véase más abajo el estudio ampliado: Los santos.

Esto también coincide con una profecía del libro de Daniel, donde dice: " Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre… y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán." (Daniel 7:18, 27).

Después de que Jesús regrese a esta tierra como Rey para juzgar a las naciones, dirá a los justos: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mateo 25:31-34).

Podríamos decir que la "familia real" heredará el reino y gobernará ese reino de Dios bajo las órdenes de Jesucristo.

NO ES UNA ENTIDAD HUMANA

El apóstol Pablo nos dice claramente que ningún ser humano heredará el reino de Dios, "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción" (1 Corintios 15:50).

La maravillosa verdad es que habrá una resurrección de entre los muertos o cambio instantáneo de la mortalidad a la inmortalidad (1 Corintios 15:51-55).

Es la familia inmortal de Dios la que gobernará el reino de Dios. El carácter perfecto de Dios será el requisito para acceder a los puestos de gobierno (Isaías 32:1-2, 5, 16-17). Por lo tanto, el reino de Dios se basará en el amor y la sincera preocupación por los demás. Véase más abajo el estudio ampliado: El camino a la transformación personal; Módulo 2.(1.1.2).2 La familia de Dios y Módulo 2.(1.2.11).1 Las resurrecciones.

Dios ha dejado claro que los seres humanos inicuos no pueden heredar el reino (1 Corintios 6:9; Efesios 5:5). Nosotros, como seres humanos, no somos aptos para gobernar la tierra con justicia, lo cual la historia misma del gobierno humano muestra claramente que no somos capaces de lograrlo, ni siquiera con las mejores intenciones.

El reino de Dios no será establecido por la fuerza humana, por alguna resolución de partidos políticos, una revolución o cualquier otra acción humana para tomar el poder. Dios Todopoderoso lo establecerá a través de Jesucristo y de aquellos que han heredado la vida eterna.

Al profeta Daniel se le dio a entender que el reino de Dios se establecerá en la tierra y que será un reino literal. Él fue inspirado a interpretar el sueño de Nabucodonosor de una imagen enorme y maravillosa que representaba a varios imperios sucesivos.

Nótese lo que le sucedió a aquella imagen: "…una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra." (Daniel 2:34-35).

Daniel dio al rey la siguiente interpretación "Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, 45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación." (versículos 44-45).

Como este reino no es de origen humano, sino divino, y procede de Dios en el cielo, a veces se le llama también reino de los cielos (Mateo 13:24, 31, 33).

¿DÓNDE SE ESTABLECERÁ EL REINO?

No hay reino sin territorio y el reino de Dios tiene un territorio.

¿Desde dónde gobernará Cristo sobre su reino? ¿Desde el cielo?

Desde el momento en que Cristo partió de esta tierra, dejó muy claro que volvería a ella en un tiempo futuro (Hechos 1:9-11). El profeta Zacarías describió lo que sucederá en el momento del regreso de Cristo: "He aquí el día del Señor viene. . . el Señor saldrá y peleará contra aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. . . Y el Señor será Rey sobre toda la tierra. . ." (Zacarías 14:1-4, 9).

He aquí un mensaje que se repite de muchas maneras a lo largo de la Biblia. Estas profecías en los libros de Zacarías y Daniel están en armonía con los acontecimientos profetizados en el libro del Apocalipsis. "Entonces el séptimo ángel tocó la trompeta: Y hubo grandes voces en el cielo, que decían: 'Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos'". (Apocalipsis 11:15).

Las escrituras citadas arriba en Zacarías al igual que Isaías 2:3 muestran que Cristo gobernará desde Jerusalén, y que finalmente hará honor a su nombre, "la ciudad de la paz."

En repetidas ocasiones Jesucristo dejó bien claro en dónde se ubicará el territorio del reino de Dios. Dijo: "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra" (Mateo 5:5). Esta es una cita directa del Salmo 37:11. Ese Salmo dice tres veces que los mansos heredarán la tierra. Ese Salmo afirma tres veces que los aprobados por Dios "heredarán la tierra". (Véanse también los versículos 9, 22 y el Salmo 25:13.)

Según la Biblia, definitivamente no vamos a ir al cielo para heredar allí el reino de Dios. Ver más abajo el estudio ampliado: ¿Iremos al Cielo?

Aunque que la Biblia enseña obediencia a los gobiernos humanos actuales, el evangelio del reino de Dios es un anuncio-una proclamación- de que finalmente los gobiernos imperfectos, ideados por los humanos, serán reemplazados por el gobierno perfecto de Dios.

LOS CIUDADANOS DEL REINO

Un reino no lo es sin ciudadanos. En el reino de Dios no sólo estará la familia gobernante e inmortal de Dios, sino que durante algún tiempo también habrá ciudadanos humanos.

Cuando Cristo regrese a esta tierra, la humanidad habrá pasado por la época más difícil de la historia humana, conocida en la Biblia como la Gran Tribulación. De hecho, Cristo tendrá que regresar para salvar a la humanidad de sí misma (Mateo 24:21-22).

Pero los seres humanos no estarán esperando la venida de Cristo; habrán sido engañados para creer que Él es el anticristo y lucharán en su contra (Apocalipsis 17:14).

"Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén. . . Después saldrá el Señor y peleará con aquellas naciones. . . Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente…" (Zacarías 14:2-4).

Pero habrá personas de todas las naciones que sobrevivirán a lo que vendrá sobre la tierra, y se convertirán en unos de los primeros ciudadanos del reino de Dios.

" Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. " (versículo 16).

"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria. . . . Todas las naciones se reunirán ante Él . . ." (Mateo 25:31-32). Nuevamente vemos aquí que los ciudadanos serán parte del reino de Dios. La profecía en Miqueas 4:2-3 muestra, que "Vendrán muchas naciones y dirán: 'Venid, y subamos al monte del Señor. . . . Él juzgará entre muchos pueblos, y reprenderá a las naciones fuertes que están lejos. . ."

Dios también promete traer de vuelta al pueblo de Israel de ". . . entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra…" (Ezequiel 37:21).

Es obvio que habrá numerosos ciudadanos que habrán de ser gobernados en el reino de Dios. Esto se trata más a fondo en El Milenio. Restauración del Gobierno de Dios.

LAS LEYES DEL REINO

Un reino no puede existir sin gobierno.

Un gobierno no puede gobernar sin ley.

En el reino de Dios, la ley perfecta de Dios será la piedra angular del gobierno (Miqueas 4:1-2). En el tan conocido Sermón del Monte, Cristo estableció numerosas enseñanzas fundamentales, que Él enseñó a sus discípulos a cumplir (Mateo 7:24-27). Dejó en claro cuáles son las leyes que rigen la vida de los cristianos ahora, y que regirán a la humanidad en su reino.

En ese sermón, dijo: "No penséis que he venido a abrogar la Ley o los Profetas. No he venido para abrogar, sino a cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos." (Mateo 5:17-19).

Términos como la Ley, los Profetas y los Salmos designaban las tres secciones del Antiguo Testamento. La frase "la Ley o los Profetas" sólo podía tener un significado para los oyentes judíos o, de hecho, para cualquier persona versada en la terminología de las Escrituras.

El Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia, también conocidos por el término hebreo "Torá" (ley/dirección/instrucción), está claramente referido aquí. Cristo defendió sistemáticamente el cumplimiento de la ley de Dios como un deber necesario del verdadero discípulo. Por ejemplo, véase Mateo 19:16-19, donde Cristo citó los últimos seis de los Diez Mandamientos, que se refieren al trato con otras personas. Los Diez Mandamientos se encuentran en Éxodo 20 y Deuteronomio 5. El mandamiento "ama a tu prójimo como a ti mismo", que se encuentra en Levítico 19:18, resume los últimos seis mandamientos.

Los cuatro primeros mandamientos se pueden resumir simplemente en que muestran cómo amar a Dios "con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Marcos 12:29-30).

Cuando el antiguo Israel se presentó delante de Dios en el monte Sinaí, las leyes que allí recibió (los Diez Mandamientos y los estatutos, Éxodo 20 a 23:19) eran una formalización de la revelación de Dios sobre lo que es necesario en la relación con Dios y con los demás seres humanos. Los israelitas debían ser una comunidad que demostrara esa revelación como testimonio a los pueblos ajenos a Israel y como anticipo del reino de Dios (Deuteronomio 4:5-8).

Los Mandamientos de Dios nos dicen cómo relacionarnos con Dios. También definen los problemas básicos de la naturaleza humana y muestran cómo gobernarla.

Como los mapas de carreteras y las señales de tráfico que indican el camino, la ley de Dios nos ofrece una guía y una dirección perfectas, como implica el término hebreo "Torá". Las personas que vivan en el reino de Dios aprenderán que no hay mejor enseñanza sobre cómo vivir una vida feliz que la ley de Dios. Después de toda la confusión por la que habrán pasado, buscarán el consejo y la dirección de Dios.

Isaías 2 nos ofrece una ilustración de ese maravilloso mundo nuevo del mañana: "Vendrán muchos y dirán: 'Venid y subamos al monte del Señor. . . . Él nos enseñará sus caminos, y andaremos por sus sendas'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor" (versículo 3).

Uno de los resultados de guardar la ley de Dios en el reino de Dios será que las personas ". . convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra" (versículo 4).

Un gobierno no puede gobernar sin ley. Así que el reino de Dios también será gobernado por una ley, la perfecta y justa ley de Dios. Véase más abajo los estudios ampliados: ¿Religión o estilo de vida? y Panorama de la ley de Dios.

Las buenas nuevas del reino de Dios se tratan sobre un gobierno justo y amoroso que estará basado en el perfecto amor de Dios, expresado por su ley.

EL PODER Y EL REINO

Sin gobierno un reino no puede ser dirigido.

Sin ley un gobierno no se puede administrar.

Sin autoridad y poder para hacer cumplir la ley, ésta carece de efecto.

El poder para hacer cumplir la ley y proteger a los ciudadanos es un requisito previo necesario de todo gobierno. Para resolver los enormes problemas de este mundo, muchos están de acuerdo en que es necesaria alguna forma de gobierno mundial. Ese gobierno mundial necesitaría un poder sustancial para imponer el bien y evitar el mal. Pero demasiado poder en manos de los seres humanos ha demostrado ser muy peligroso en la historia de la humanidad.

Al observar los acontecimientos mundiales, resulta evidente que las autoridades humanas han fracasado o carecen de capacidad para resolver problemas a escala mundial. Ningún humano -ni siquiera los mejores- ha sido capaz de ofrecer paz, libertad frente al crimen, o soluciones a la pobreza y el hambre, la contaminación, la proliferación nuclear o las enfermedades a escala mundial.

Un día -dentro de poco- Dios se verá compelido a intervenir poderosamente en los asuntos humanos con su poder divino, para que la humanidad se salve de sí misma, (Mateo 24:21-22,30).

La buena noticia es que Dios reafirmará su dominio sobre la humanidad rebelde (Isaías 52:7).

Dios permitirá que Satanás siga dominando la tierra hasta que finalmente Cristo regrese para gobernar con todo su poder como Rey de reyes y destituya al diablo y a todos los que se le opongan (Apocalipsis 19:15-16).

Cuando Cristo venga a esta tierra Él derrocará a todos los gobiernos y poderes humanos. El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron grandes voces en el cielo, que decían: "Los reinos de este mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos"". (Apocalipsis 11:15). "Entonces vendrá el fin, cuando entregue el reino a Dios Padre, cuando ponga fin a todo dominio y a toda autoridad y poder" (1 Corintios 15:24).

Este Dios es el soberano supremo y justo. Un día, Él reinará con toda su majestuosidad sobre la tierra: ése es el mensaje primordial de las Escrituras. Como oró David: "Tuya es, oh, Señor, la grandeza, el poder y la gloria, la victoria y la majestad; porque todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo; tuyo es el reino, oh, Señor, y tú eres exaltado como cabeza sobre todo" (1 Crónicas 29:11).

Cristo compartirá esta gloria y este poder no sólo con los apóstoles originales, sino con todos los que hayan prestado atención al mensaje del Evangelio arrepintiéndose y bautizándose. Tras recibir la ayuda del Espíritu Santo (Hechos 2:38), sus vidas se irán transformando a medida que superen el pecado y la debilidad humana. Jesucristo dio esta promesa a tales personas: "Al que venza y guarde mis obras hasta el fin, le daré poder sobre las naciones" (Apocalipsis 2:26).

¿Podría haber un mensaje más inspirador y esperanzador? Este evangelio del reino de Dios es el mensaje más maravilloso que alguien pueda escuchar. No es de extrañar que Jesús nos dijera "buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mateo 6:33).

"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14).

PUNTOS ESENCIALES DE ESTE MÓDULO:

·         Jesucristo vino como Mesías y futuro Rey.

·         El reino de Dios se establecerá después de la segunda venida de Cristo.

·         Un reino se define por cinco componentes necesarios.

·         Cristo gobernará sobre las naciones de la tierra.

·         La ley de Dios será la base del gobierno de Cristo.

·         El reino de Dios tendrá el poder de imponer la paz, la prosperidad y la felicidad.

ESTUDIO AMPLIADO

·         El Evangelio

·         El Milenio: La restauración del gobierno de Dios

·         ¿Religión o estilo de vida?

·         ¿Iremos al Cielo?

·         Los santos

·         Lucas 17:20-21 ¿Está el Reino dentro de usted?

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