3.9 EL DÍA DE EXPIACIÓN

Conocido por la mayoría de la gente como la observancia judía del Yom Kippur, el Día de la Expiación es la quinta de las "fiestas del SEÑOR" señaladas en el capítulo 23 del libro del Levítico. (Véase "Los días santos de Dios: ayer, hoy y mañana").

EL AYUNO EN EL DÍA DE EXPIACIÓN

El Día de Expiación es muy singular entre estos festivales anuales, ya que es el único que incluye una orden divina de "afligir vuestras almas" (Levítico 23:27). Esta orden era una llamada al pueblo de Dios a humillarse mediante el ayuno, absteniéndose de comer o beber (Salmo 35:13; 69:10). En los escritos apostólicos, Lucas se refiere al Día de Expiación simplemente como "el Ayuno" (Hechos 27:9), demostrando la observancia de este festival anual por Pablo y la Iglesia primitiva del Nuevo Testamento.

La mayoría de las personas, como es lógico, intentan evitar la incomodidad y el dolor, así que ¿por qué iba Dios a pedir a sus seguidores que se "afligieran" mediante la privación temporal de alimentos?

El ayuno en el Día de Expiación sirve como recordatorio de que el alimento espiritual es tan necesario para la supervivencia espiritual como el alimento físico lo es para la supervivencia física. A través del ayuno vislumbramos nuestra debilidad humana y lo inútil que es confiar en nuestras propias fuerzas en asuntos espirituales (Isaías 44:12). Este entendimiento debería conducirnos a reconocer nuestra total dependencia de Dios. La humildad es un requisito previo para reconciliarnos con Dios (1 Corintios 1:29-31). Dios se resiste a la actitud obstinada que proviene del orgullo, pero muestra misericordia y favor a los que se humillan ante Él (Santiago 4:6-10). El Día de Expiación ilustra lo que Dios está haciendo para brindar salvación a todos los que humildemente sometan su voluntad a la voluntad de Dios. Por esta razón, Dios nos ordena específicamente que nos aflijamos -que ayunemos- en este día.

El ayuno no debe formar parte de una petición interesada para que Dios nos escuche y se ponga de nuestra parte en una pelea o discusión. Como Dios explicó a través del profeta Isaías, ayunar para que Dios se someta a nuestra voluntad carnal es totalmente inaceptable: " Dicen: ‘¿Por qué ayunamos, y no hiciste caso? ¿Por qué afligimos nuestras almas, y no te diste por aludido?’ “He aquí que en el día de su ayuno logran su deseo y explotan a todos sus trabajadores. He aquí que sus ayunos son ocasión de contiendas y de riñas, para herir con el puño de perversidad. No pueden seguir ayunando como ahora, con el objeto de hacer oír su voz en lo alto." (Isaías 58:3-4).

Ayunar en un estado de ánimo correcto nos acerca más a Dios porque buscamos hacer su voluntad.

"¿No consiste, más bien, el ayuno que yo escogí, en desatar las ligaduras de impiedad, en soltar las ataduras del yugo, en dejar libres a los quebrantados y en romper todo yugo? ¿No consiste en compartir tu pan con el hambriento y en llevar a tu casa a los pobres sin hogar? ...". (Isaías 58:6-7).

(Para un estudio adicional sobre el valor espiritual del ayuno, véase "El ayuno: Cambiando su fuente de combustible").

EL SUMO SACERDOTE HEBREO

Los rituales asociados a la observancia del Día de Expiación en el antiguo Israel revelan la necesidad de un sacrificio expiatorio para una comunidad pecadora. La celebración del día requería purificación y limpieza por causa del privilegio especial permitido al sumo sacerdote en ese día (Levítico 16:4).

El tabernáculo representaba la presencia de Dios entre el pueblo de Israel. Constaba de dos habitaciones: el lugar santo, donde entraban los sacerdotes todos los días, y el Lugar Santísimo, donde sólo podía entrar el sumo sacerdote hebreo, y sólo una vez al año en el Día de Expiación (Levítico 16:15-17; Hebreos 9:2-7). El Lugar Santísimo dentro del tabernáculo contenía el propiciatorio, que representaba el trono de Dios. El sumo sacerdote rociaba la sangre del sacrificio delante del propiciatorio en forma de reconocimiento del costo de redención por las consecuencias del pecado (Hebreos 9:22).

El Día de Expiación estaba marcado por una ceremonia muy particular que incluía dos machos cabríos especialmente seleccionados por el sumo sacerdote (Levítico 16:6-7). El primero de los dos machos cabríos se ofrecía como sacrificio de "expiación" por los pecados de la nación (Levítico 16:9, 15-19). El segundo macho cabrío, al que se designaba como "Azazel", se sacaba y se soltaba en el desierto después de realizar un ritual para transferir simbólicamente la responsabilidad de los pecados de la nación sobre este (Levítico 16:10, 20-22). Las ceremonias del Día de Expiación proporcionaban la reconciliación de Israel con Dios, como se explica en Levítico 16:34: "Este [Día de Expiación] será un estatuto perpetuo para vosotros, para hacer expiación por los hijos de Israel, por todos sus pecados, una vez al año."

JESUCRISTO, NUESTRO SUMO SACERDOTE

El papel y las responsabilidades del sumo sacerdote prefiguraban la misión terrenal de Jesucristo como redentor y sumo sacerdote, que consistía en hacer posible la reconciliación de la humanidad con Dios. El libro de Hebreos explica que la muerte de Jesucristo por crucifixión fue el sacrificio supremo que nos permite ser reconciliados con Dios (Hebreos 9:11-14):

" Pero estando ya presente Cristo —el sumo sacerdote de los bienes que han venido, por medio del más amplio y perfecto tabernáculo no hecho de manos; es decir, no de esta creación— 12 entró una vez para siempre en el lugar santísimo logrando así eterna redención, ya no mediante sangre de machos cabríos ni de becerros sino mediante su propia sangre. 13 Porque si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de la vaquilla rociada sobre los impuros, santifican para la purificación del cuerpo, 14 ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará nuestra conciencia de las obras muertas para servir al Dios vivo!

El libro de Apocalipsis proporciona una cronología profética que ayuda a explicar el simbolismo del segundo macho cabrío de Levítico 16. En Apocalipsis 20 hay una descripción de un ángel del cielo que ata al diablo y lo arroja a un "abismo sin fondo", un lugar en el futuro desde donde no podrá influir ya más para corromper al mundo. "Entonces vi a un ángel que bajaba del cielo, con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años, y lo arrojó al abismo" (Apocalipsis 20:1-3).

La Biblia describe al diablo como la primera causa de pecado y como una fuerza que engaña a todas las naciones (Apocalipsis 12:9, Juan 8:44, Efesios 2:2). (Véase el Módulo 2.(1.2.3.).2 "Satanás, el diablo"). En última instancia, las personas son responsables de sus propios actos, y la reconciliación con Dios sólo es posible mediante el sacrificio de Jesús. Pero el diablo es responsable por ser el instigador de toda iniquidad. Al igual que al segundo macho cabrío, -el " Azazel " descrito en Levítico 16-, se le atribuyó la responsabilidad por los pecados de Israel y fue conducido por la fuerza a un desierto remoto en el Día de Expiación, así el diablo será finalmente castigado por su contribución a los pecados de la humanidad mediante su expulsión forzosa del mundo. (Véase " El macho cabrío de Azazel: ¿qué representa?")

En conjunto, las Escrituras hebreas y los escritos apostólicos describen el Día de Expiación como una parte esencial del plan de salvación de Dios. A través de la muerte de Jesús nuestros pecados pueden ser expiados, lo que permite nuestra reconciliación con Dios. Cuando Satanás sea apresado, desaparecerá uno de los mayores obstáculos que separan a las personas de Dios. Una vez eliminada la influencia del diablo, Dios puede proceder con el siguiente paso en su plan para establecer su reino sobre la tierra. El comienzo de ese reino está representado por el próximo festival en el calendario de Dios, la Fiesta de los Tabernáculos.

PUNTOS ESENCIALES DE ESTE MÓDULO

·         El Día de Expiación se conoce comúnmente como Yom Kippur.

·         Dios ordena ayunar en el Día de Expiación para fomentar la humildad y ayudar a enfocar la mente en asuntos espirituales.

·         El Día de Expiación representa un tiempo futuro en el que Dios restringirá al diablo y eliminará su influencia en el mundo.

·         La expiación de los pecados y la reconciliación con Dios son posibles gracias al sacrificio de Jesucristo.

ESTUDIO AMPLIADO

·         ¿Tienen significado los días santos de Dios?

·         ¿Siguen siendo válidos los días santos de Dios?

·         Los días santos de Dios: Ayer, hoy y mañana

·         "El macho cabrío de Azazel: ¿qué representa?

·         Satanás, el diablo

·         El ayuno: Cambiando su fuente de combustible

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