5.5 ¿TIENE USTED UN ALMA INMORTAL?


¿Tiene el ser humano un alma inmortal dentro de su cuerpo físico? ¿Sigue esta alma existiendo eternamente fuera del cuerpo cuando uno muere? ¿No es realmente la muerte el final de la vida? ¿Se puede aspirar a una existencia consciente e interminable bajo otra nueva forma después de morir?

Muchos suponen que las Escrituras judeocristianas apoyarían la conclusión de que la respuesta a todas las preguntas anteriores es "sí". Sin embargo, no es el caso. El origen de la creencia popular en la existencia de un alma inmortal reside totalmente en otra parte.

Quizá le sorprenda descubrir que las palabras en español inmortal y alma no aparecen en la misma oración en las Escrituras. Si la expresión "alma inmortal" no aparece en ninguna parte de la Biblia, ¿Cómo se asoció comúnmente este concepto a la enseñanza judeocristiana?


¿QUÉ ES UN ALMA?

En Génesis 2:7, la Biblia afirma que cuando Dios sopló aliento de vida en la figura humana que había creado, el hombre se convirtió en un "alma viviente", un "ser vivo" (Génesis 2:7). La creación de Dios en arcilla se convirtió en un ser vivo, una criatura que respiraba. La arcilla combinada con el aliento de vida se convirtió en Adán: arcilla viva.

La palabra "aliento" en Génesis 2:7 se traduce de la palabra hebrea nesama, que a menudo se traduce como "aliento" o "viento". La eliminación del aliento de vida de un "alma viviente" provoca su muerte. Después de que Adán pecara, Dios le dijo: "Porque polvo eres y en polvo te convertirás" (Génesis 3:19). No se menciona que un alma inmortal habite en un cuerpo físico. Dios simplemente le dijo a Adán que era polvo y que cuando muriera volvería a ser polvo.

La palabra traducida "alma" o "ser" en Génesis 2:7 se deriva de la palabra hebrea nephesh. Nephesh aparece más de 750 veces en las Escrituras hebreas. El Nuevo Diccionario Bíblico, Tercera Edición, afirma lo siguiente acerca de nephesh: "Como se desprende claramente de Gen. 2:7, el significado principal es 'poseer vida'.

El alma se describe en las Escrituras como un ser vivo. Un ser que tiene la fuerza esencial de la vida, que está vivo y animado. Esta cualidad vital no es exclusiva de los seres humanos. La palabra hebrea nephesh se traduce a menudo como "vida" y también se utiliza para describir a los animales como criaturas vivas que respiran (Génesis 1:20, 24, 30; 9:12, 15-16).

Todos los seres vivos son vulnerables a la misma pérdida potencial del aliento de vida. Los seres humanos no son inmunes a este destino (Eclesiastés 3:18-21). Es en este sentido que nephesh puede referirse al cuerpo muerto de un ser humano que una vez estuvo vivo (Números 6:6; 9:6-7).

No hay ningún indicio de inmortalidad en el uso de la palabra hebrea nephesh. El concepto hebreo de persona no era el de una combinación de cuerpo y alma, sino el de un cuerpo vivo. El Diccionario Bíblico de Harper afirma "Para un hebreo, 'alma' indicaba la unidad de una persona humana; los hebreos eran cuerpos vivos, no tenían cuerpos".

Las Escrituras hebreas muestran que la vitalidad de un nephesh puede estar en peligro (Jueces 5:18); causando temor por el alma de uno (Ezequiel 32:10). Revela que la fuerza vital de una persona podía ser arrebatada (1 Reyes 19:4).

Los seres humanos no poseen alma, son almas. El aspecto que da vida a una criatura que respira puede perderse. Entre las instrucciones iniciales que Dios dio a las primeras almas vivientes figuraba la advertencia de que podían perder la vida (Génesis 2:15-17). Satanás, en forma de astuta serpiente, contradijo esa afirmación y aseveró a nuestros progenitores que estaban exentos de cualquier tipo de temor a la muerte (Génesis 3:4; Apocalipsis 12:9).

Sin embargo, la instrucción de Dios es consistente y clara. El profeta Ezequiel declara definitivamente: "El alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:4, 20).


EL ALMA DE JESÚS

Dios declaró que la vida de un ser vivo está en la sangre (Génesis 9:4; Levítico 17:11-14; Deuteronomio 12:23).

Isaías profetizó que el Mesías haría de su alma una ofrenda por el pecado (Isaías 53:10).

Jesús, como Mesías, derramó su alma hasta la muerte (Isaías 53:12).

Jesús dio su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45).

Cristo predijo que derramaría su sangre por muchos para el perdón de los pecados (Mateo 26:28).

Es la sangre sacrificial de Cristo la que limpia de todo pecado y nos redime (1 Juan 1:7; Efesios 1:7).


¿QUÉ ENSEÑÓ JESÚS SOBRE EL ALMA?

La palabra griega psuche es el equivalente de la hebrea nephesh. Como su homólogo hebreo, psuche significa "aliento". Psuche se traduce como "vida" o "alma" en los escritos apostólicos y puede referirse simplemente a la existencia física o a toda la energía mental y emocional que conlleva la vida: todo el ser.

Jesús ordena a sus seguidores que amen a Dios con todo su corazón, alma y mente (Mateo 22:36-38).

La palabra de Dios penetra hasta lo más íntimo del ser humano (Hebreos 4:12).

En una escritura potencialmente confusa, Jesús aconseja a sus discípulos que no teman a quienes pueden matar el cuerpo, pero no el alma. Más bien les insta a temer a Dios, que puede destruir tanto el cuerpo como el alma en el infierno (Mateo 10:28). En contra de las suposiciones populares, este versículo no habla de la presencia de un alma inmortal. Más bien, revela que nadie más que Dios tiene la prerrogativa de poner fin tanto al cuerpo como al alma o esencia de la vida de una persona en el fuego de la Gehenna o Gehena, en español (véase el módulo "¿Existe un fuego infernal que no cesa de arder?" en el siguiente enlace). Los humanos pueden matar el cuerpo, pero no pueden hacer nada para afectar la naturaleza esencial de nuestra vida porque Dios tiene el poder de resucitar a todos los muertos (Juan 5:28-29). Un ser humano puede matarnos y acabar con nuestra vida provisionalmente, pero Dios resucitará a todos en el futuro.

Los escritores de la Biblia, y en particular Jesús y los apóstoles, utilizaron el sueño como analogía para comprender la naturaleza de la muerte (ejemplos: Juan 11:11-14, I Tesalonicenses 4:13-18; Mateo 27:52; Hechos 13:36; 1 Corintios 15:6, 18, 20; 2 Pedro 3:4; 1 Reyes 2:10). Se trata de una analogía apropiada, porque la vida anima al cuerpo, pero sin el cuerpo, esta vida no tiene existencia consciente por sí misma. Cuando una persona se duerme, no hay alma que siga funcionando en estado de vigilia. Del mismo modo, cuando el cuerpo muere no hay alma que continúe en estado consciente.


¿QUÉ ES EL ESPÍRITU EN EL HOMBRE?

La Biblia identifica y reconoce un componente espiritual en la vida humana. Una persona sensible hecha a imagen de Dios (Génesis 1:26-27) es consciente y capaz de funcionar de forma inteligente. Los seres humanos poseen conciencia de sí mismos mientras efectúan rutinariamente sus propias elecciones y decisiones de alto nivel.

El apóstol Pablo atribuye las proezas intelectuales humanas al "espíritu del hombre que hay en él" (1 Corintios 2:11). Este espíritu se describe como aquello que hace posible pensar y razonar como un ser humano. La capacidad de "conocer las cosas del hombre" distingue al ser humano de los demás seres vivos.

La Biblia no identifica el "espíritu en el hombre" como una continuación inherente y consciente de la vida inmortal. Más bien, la Escritura afirma que todo pensamiento consciente cesa con la muerte. Los difuntos son descritos como inconscientes, ignorantes y ajenos a lo que ocurre después de su muerte física (Salmo 6:5; Eclesiastés 9:4-5; Job 14:10-12, 21).


¿TRADICIÓN FILOSÓFICA O ENSEÑANZA BÍBLICA?

El concepto popular de un alma inmortal no tiene su origen en la Biblia, sino en la filosofía griega que influyó a la vez en la comunidad judía y en el pensamiento de los primeros escritores cristianos. Así, la idea de un alma indestructible se arraigó en la enseñanza cristiana tradicional.

El Diccionario Bíblico Tyndale afirma: "El filósofo griego Platón (siglo IV a.C.) percibía el alma como el elemento eterno de los seres humanos; en tanto que el cuerpo perece con la muerte, el alma es indestructible. Al morir, el alma entra en otro cuerpo; si ha sido malvada en esta vida, puede ser enviada a un ser humano inferior o incluso a un animal o ave. Mediante la transmigración de un cuerpo a otro, el alma acaba purgándose del mal. En los primeros siglos de la era cristiana, el gnosticismo también enseñaba que el cuerpo era la prisión del alma. La redención llega a aquellos que han sido iniciados en los secretos gnósticos, lo que conduce a la liberación del alma del cuerpo. El pensamiento bíblico sobre el alma es diferente. En el Antiguo Testamento, el alma significa lo que es vital para los humanos en el sentido más amplio. Las palabras hebreas y griegas para alma a menudo pueden traducirse como 'vida'".

 

¿QUIÉN TIENE INMORTALIDAD?

En lugar de poseer la vida eterna (inmortalidad), la humanidad es vulnerable a la muerte y debe depender de Dios para cualquier existencia futura. Sólo Dios posee la inmortalidad (1Timoteo 6:16). Por lo tanto, sólo Dios puede impartir o conceder la vida eterna (Romanos 6:23). Si Dios no hubiera enviado a su Hijo para rescatarnos de la pena del pecado, todos pereceríamos. Dios, motivado por el amor, puso en marcha un plan para ofrecer la vida eterna a aquellos que aceptan y se rinden a su Hijo como su Salvador (Juan 3:16-17; Lucas 13:1-5).

La muerte es un enemigo que Dios se propone destruir mediante la resurrección (1 Corintios 15:21-26). Es a través de la resurrección que se concede la inmortalidad (1 Corintios 15:50-55; Juan 11:24-25).

 

PUNTOS ESENCIALES DE ESTE MÓDULO:

·         La expresión alma inmortal no aparece en la Biblia.

·         Los seres humanos no tienen alma, son almas.

·         La Escritura dice "el alma que pecare, esa morirá".

·         Sólo Dios tiene inmortalidad y por lo tanto es la fuente de la vida eterna.

·         Dios ofrece al ser humano la victoria sobre la muerte a través de Jesucristo.

·         Sólo a través de la resurrección pueden los mortales obtener la inmortalidad.


ESTUDIO AMPLIADO

·         ¿Iremos al Cielo?

·         ¿Existe el fuego eterno del infierno?

·         El infierno: El origen de una idea

 

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