6.3 EL AYUNO: CAMBIAR SU FUENTE DE COMBUSTIBLE
Una de nuestras preocupaciones
diarias es obtener comida y bebida. Estos dos elementos nos sostienen y son el
combustible de la autoconservación. La humanidad ha dedicado gran parte de su
tiempo y energía colectivamente para conseguir estos elementos esenciales para
la supervivencia. En cierto sentido, el negocio de la vida es preservar la
vida. La obtención directa de alimentos mediante el esfuerzo agrícola o el
trabajo asalariado para comprar lo que otros producen es común a todos
nosotros. Sin el combustible de la comida y la bebida habituales, pronto
experimentamos decaimiento y pérdida de energía. El hambre es un estado
angustioso y desagradable, incluso la mera anticipación del hambre provoca
ansiedad.
Entonces, ¿por qué algunas
personas se someten voluntariamente a las incomodidades del hambre y la sed? Es
antinatural abstenerse de estos elementos reconocidos como esenciales para la
vida. ¿Qué motiva a la gente a ayunar, a abstenerse de comer y beber durante un
período?
Algunos buscan beneficios para
la salud descansando el propio sistema digestivo mediante la periódica abstención
de ingesta de alimentos.
Reformistas y activistas
organizan a veces huelgas de hambre para llamar la atención sobre injusticias
sociales que se pasan por alto.
Otros ven un valor espiritual
en renunciar voluntariamente a la comida durante un breve periodo de tiempo.
Aparte de los aparentes
beneficios para la salud física o de la resuelta intención de llamar la
atención de los activistas, ¿tiene algún valor espiritual el ayuno?
¿Apoya la Biblia esta práctica
u ofrece ideas e instrucciones sobre el tema?
Las Escrituras hebreas
reconocen que sin una alimentación regular la vulnerabilidad humana se pone
rápidamente de manifiesto (véase Isaías 44:12). La interrupción del suministro
de combustible que alimenta el cuerpo provoca un estado de debilidad. Cuando se
produce por una decisión consciente de abstenerse de comer y beber, la Biblia
se refiere a este estado de angustia como "afligirse" o
"humillarse" (Salmos 35:13; 69:10). El ayuno nos ayuda a reconocer
nuestra dependencia de Dios.
En las Escrituras se describe a
patriarcas, profetas y reyes ayunando voluntariamente en sus esfuerzos por
establecer y mantener una relación correcta con Dios.
El ayuno es una herramienta
espiritual utilizada en la preparación para la interacción con Dios
(Deuteronomio 9:9,18; Daniel 9:3).
El ayuno bíblico expresa a
menudo remordimiento y arrepentimiento. El malvado rey Acab se humilló a sí
mismo ayunando. Dios reconoció esta acción como una muestra de contrición (1
Reyes 21:25-29).
El ayuno se asocia con la
aceptación de la necesidad de cambio significativo en individuos y comunidades.
El profeta Joel declaró que Dios asocia el ayuno con un esfuerzo sincero por
volverse a Él (Joel 2:12-15).
El ayuno se utiliza para
declarar la seriedad y sobriedad de una situación. La reina Ester pidió a los
demás que se unieran a ella en un ayuno para evitar un desastre inminente
(Ester 4:3-16).
El ayuno se utiliza como
herramienta de liderazgo ante un peligro grave. El rey Josafat decidió volver
su rostro en busca del Señor y pidió al pueblo que se uniera a él (2 Crónicas
20:3-4; Esdras 8:21-23).
La mayoría de los ejemplos de
ayuno en la Biblia son esfuerzos voluntarios y decididos para acercarse a Dios.
El Día de Expiación, enumerado en Levítico 23 como una de las fiestas del
Señor, es la única festividad anual en la que se ordena ayunar, un día en el
que "afligiréis vuestras almas" (Levítico 23:1-4, 26-32).
Los relatos evangélicos
muestran a Jesucristo abordando este tema y proporcionan una visión de su uso
previsto.
En una ocasión, los discípulos,
al notar que Jesús llevaba tiempo sin comer, le animaron a hacer una pausa para
tomar alimentos. Cristo declaró que tenía otra fuente de alimento que los
discípulos aún no comprendían. Señaló que su trabajo se alimentaba de su dedicación
a la voluntad de su Padre. Cristo reveló una fuente de alimento que sostiene el
aspecto espiritual de la vida. Se describe a sí mismo como energizado y
floreciente por conocer y hacer la voluntad expresa de Dios (Juan 4:30-34).
El Evangelio de Mateo describe
a Jesús ayunando cuando fue tentado por Satanás el diablo. El Adversario apeló
al hambre y a la necesidad de alimento de Jesús para que atendiera a sus
necesidades físicas. Jesús, debilitado físicamente por el ayuno, pero
espiritualmente muy fortalecido, declaró: "No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:1-4).
Cuando fue confrontado por los
fariseos, así como por los discípulos de Juan el Bautista, sobre el tema del
ayuno, la respuesta de Jesús muestra que esperaba que sus seguidores ayunaran
(Marcos 2:18-20). Les instruyó sobre cómo ayunar de forma agradable a Dios
(Mateo 6:16-18). El ayuno debe ser una expresión privada de nuestra relación
con Dios, no una forma de impresionar a los demás con nuestra supuesta
espiritualidad.
Las oraciones de los primeros
seguidores de Cristo solían ir acompañadas de ayuno (Hechos 13:2-3; Hechos
14:22-23; 2 Corintios 6.4-5).
No todos los ejemplos de ayuno
que aparecen en la Biblia fueron agradables a Dios. El ayuno en sí mismo no
asegura el favor de Dios (Zacarías 7:5). El ayuno se convierte en una expresión
vacía cuando se utiliza como una muestra jactanciosa de autodisciplina o de culto
a la propia fuerza de voluntad. El ayuno como demostración fingida de piedad
fomenta el orgullo (Lucas 18:12; Mateo 6:16).Dios resiste a los orgullosos,
pero da gracia a los humildes (Santiago 4:6-10).
Los ayunos descritos como
agradables a Dios requieren introspección y el deseo de buscar y actuar
conforme a la voluntad expresa de Dios (Isaías 58:1-8).
Ayunar ocasionalmente sirve
para recordarnos nuestra vulnerabilidad y total dependencia de nuestro creador
y sustentador. El Dios creador que nos ha dado la vida física nos nutre a
través del alimento físico. Dios mismo nos ofrece alimento y sustento para la
vida eterna a través de su palabra.
En los escritos apostólicos se
compara a los seguidores de Cristo con niños necesitados de alimento (1 Pedro
2:1-3). La Palabra de Dios les enseña que el propósito de la vida es mucho
mayor que la comida y la bebida (Romanos 14:17). La energía de la vida no debe
dedicarse exclusivamente a los afanes físicos, sino al reino de Dios (Mateo
6:31-33).
Junto con la oración y el
estudio de las Escrituras, el ayuno representa otra forma de acercarse a Dios
(Santiago 4:8).
El ayuno puede producir
humildad en una persona o bien fomentar el orgullo. Si representa un esfuerzo
genuino por acercarse a Dios, sirve como recordatorio humilde de la dependencia
de Dios para el sustento y la fuerza. En nuestra fragilidad expresamos nuestra
necesidad de un nuevo combustible, una fuente espiritual de energía, la misma
que sostuvo y fortaleció a Jesucristo.
PUNTOS ESENCIALES DE ESTE
MÓDULO:
·
El
ayuno es la abstención voluntaria de comer y beber como preparación para
interactuar con Dios.
·
El
ayuno reconoce la fragilidad humana y busca otra fuente de fortaleza.
·
No
todos los ejemplos de ayuno agradan a Dios.
·
Jesucristo
ayunó y anticipó que sus seguidores ayunarían.
·
El
ayuno era una práctica común en la Iglesia primitiva.
·
Los
ayunos que agradan a Dios implican introspección y un esfuerzo decidido por
conocer y hacer la voluntad de Dios.
ESTUDIO AMPLIADO
·
El
Día de Expiación
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