6.2 ESTUDIO BÍBLICO: ESCUCHAR A DIOS
Parece una paradoja de la vida
moderna que las horas de trabajo reales de la mayoría de las personas sean
considerablemente menores que hace una o dos generaciones, pero seguimos
pensando que no tenemos tiempo suficiente. Sea cierto o no, muchas vidas, sobre
todo en las sociedades del primer mundo, están repletas de actividades que
dejan poco tiempo para escuchar y pensar.
Vivimos en una época en la que
el conocimiento ha aumentado, y es difícil gestionar la abundancia de
información que nos llega a diario. Entre las montañas de papel que hay que
ordenar, intentamos encontrar unos minutos para hablar con amigos y socios por
el móvil, descargar material de Internet y ver nuestros canales de noticias
favoritos a través de antena parabólica. Hacemos estas cosas mientras
intentamos seguir el ritmo de todas las demás exigencias de la vida. Da la
sensación de que siempre tenemos prisa, de que las ruedas giran, pero no vamos
a ninguna parte.
¿Nos estamos quedando sin
tiempo para las cosas más importantes?
Cuando consideramos los logros,
las posibilidades y el increíble progreso de esta era moderna, es un momento
asombroso para estar vivo. Hemos aprendido a manejar muchas tareas tecnológicas
complejas, pero ¿reflejan nuestras relaciones humanas la perfección que vemos
en los avances tecnológicos? Lamentablemente, todavía no hemos adelantado mucho
en la resolución de problemas en este ámbito de la vida.
Nunca ha habido tanta confusión
sobre lo que está bien y lo que está mal, y un número cada vez mayor de
personas parece haber perdido su orientación. El incremento del número de
familias destrozadas demuestra que, en el nivel personal más profundo, la sociedad
se está desintegrando. Al mismo tiempo, temas como el terror y el crimen se han
convertido en parte de la vida cotidiana, y una vez más la guerra se considera
esencial a nivel internacional.
Al contemplar las realidades de
nuestra sociedad en rápida globalización, tenemos la firme impresión de que
algo va definitivamente mal.
Hay muchas preguntas y muchas
respuestas insatisfactorias.
Hace mucho tiempo, un hombre
muy sabio, pero al mismo tiempo muy desilusionado, contempló el vacío de su
vida y dijo: "...Vanidad de vanidades, todo es vanidad" (Eclesiastés
1:2). Se trataba de Salomón, rey del antiguo Israel.
Salomón había intentado
averiguar por experiencia personal lo que es bueno en la vida, y como uno de
los individuos más ricos de la historia, tenía los medios para experimentar
todo. " No negué a mis
ojos ninguna cosa que desearan ni rehusé a mi corazón placer alguno..." (Eclesiastés 2:10).
Ciertamente se podría pensar
que esto produciría la vida más feliz posible. Pero no fue así. Reflexionando
sobre lo que descubrió y las cosas que suceden en la vida, Salomón cayó en una
profunda desesperación: " Entonces
aborrecí la vida porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa;
pues todo es vanidad y aflicción de espíritu (aferrarse al viento, en otras versiones)"
(Versículo 17).
La experiencia personal y toda
su sabiduría no proporcionaron al rey Salomón las respuestas a las grandes
preguntas de la vida.
¿Es acaso inútil la búsqueda de
respuestas? ¿O hay algún lugar donde encontrarlas?
Si no existe un Dios con normas
absolutas que revele verdades que se puedan descubrir, entonces nunca podremos
encontrar respuestas definitivas a muchas preguntas importantes. Todos y todo
pueden estar en lo cierto y todo es discutible, y la Biblia se reduce a no más
que una interesante colección de ideas.
Pero hay un Dios, [Ver estudio
ampliado más abajo: Dios existe] que es el creador, y Él tiene un propósito.
Puesto que Dios es un Dios amoroso, no nos dejó sin conocimiento de ese
propósito, y la Biblia nos revela cuál es éste y cómo alcanzarlo. Véase el
estudio ampliado más abajo: Nuestro pleno potencial.
Al final de su vida, Salomón
dijo: " La conclusión de
todo el discurso oído es esta: Teme
a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto es el
todo del hombre."
(Eclesiastés 12:13).
La noticia más positiva es el
hecho de que existe una fuente a la que podemos acudir para encontrar las
respuestas a todas las preguntas básicas de la vida. Sin embargo, esa fuente ha
sido tan malinterpretada y mal utilizada que muchos no están dispuestos a
tenerla en cuenta. Esta fuente se llama Biblia, la Palabra de Dios.
La Biblia nos da las respuestas
a las grandes preguntas de la vida.
En sus páginas aprendemos sobre
un modo de vida que produce verdadera felicidad y propósito.
La Biblia también responde a
las preguntas de dónde venimos y adónde vamos, y registra los acuerdos de Dios
con la humanidad.
Es el registro de Dios hablando
con la humanidad.
En el módulo 4.2.1 mostramos
que la oración es esencialmente una comunicación con Dios. Sin embargo, para
tener una relación duradera con Él, esta comunicación no debe ser
"unilateral". En otras palabras, también debemos escuchar.
Una persona puede ser experta
en interpretar detalles de la Biblia, pero aun así carecer de comprensión.
Jesús encontró a los líderes religiosos de su tiempo en tal condición. Tenían
un conocimiento considerable sobre la Biblia e incluso guardaban muchas cosas
que Dios había ordenado, pero Cristo les dijo: "... Ni a mí me conocen, ni a mi Padre..." (Juan 8:3, 19).
Esto es muy significativo.
¿Cómo es posible que personas que habían dedicado toda su vida a su religión no
conocieran al Dios que profesaban adorar? ¿Qué les faltaba?
La clave está en que todos
debemos estar dispuestos a escuchar la voluntad de Dios y prestar atención a lo
que oímos.
Si usted está dispuesto a
actuar de acuerdo con lo que aprende de Dios, Él abrirá su entendimiento (Juan
7:17). Como Jesús hizo con sus discípulos, Él hará lo mismo con usted: si
quiere escuchar, Él le ayudará a entender (Lucas 24:45).
Escuchar a Dios no es como
escuchar una canción o un poema: significa que lo que oímos lo tomamos lo
suficientemente en serio como para actuar en consecuencia. Jesús lo describió
de una manera sorprendente: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará
en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos" (Mateo 7: 21).
En Proverbios 9:10 Dios nos
instruye: "El principio de la sabiduría es el temor [profundo respeto] del
Señor…"
¿POR QUÉ ESCUCHAR LA BIBLIA?
Antes de empezar a leer las
Escrituras, es esencial considerar lo que la Biblia afirma ser. Necesitamos
tener un enfoque correcto de la información que en ella se encuentra.
La Biblia se revela como la
propia Palabra de Dios. Dios nos habla, y en sus páginas define lo que se
conoce como verdad:
"Santifícalos en tu
verdad, tu palabra es verdad" (Juan 17:17).
"Porque la palabra de Dios
es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12).
Aquí se describe la Palabra de
Dios como una espada afilada. Con esta herramienta, podemos definir los límites
del bien y del mal y conocer los principios que pueden guiarnos a través de
este mundo confuso.
"Toda la Escritura es
inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17).
Las palabras que aparecen en
las páginas de la Biblia han sido inspiradas por Dios, por lo tanto, proceden
de Dios. La Biblia revela que Dios es su autor y que contiene la verdad.
Si aprendemos a escuchar a
Dios, dispondremos de un libro de instrucciones muy útil para nuestras vidas.
También contiene la historia de Dios obrando con la humanidad, y en cuanto a la
profecía, la Biblia es incluso "historia escrita por adelantado".
La Biblia no está sujeta a
nuestra interpretación personal y a nuestra preferencia, sino que es la
voluntad de Dios revelada a aquellos que la escribieron para nosotros (2 Pedro
1:20-21).
Para cualquier estudiante serio
de la Biblia, hay por supuesto muchas preguntas que surgen al leerla. Hemos
tratado de responder a muchas de ellas en relación con los distintos módulos en
breves estudios adicionales. Véase el estudio ampliado más abajo: Estudiar la
Biblia y Módulo 5.1 Preguntas básicas sobre la Biblia.
La disposición para estudiar la
Palabra de Dios, escuchar su consejo, instrucción, amonestación, advertencia y
aliento es una herramienta espiritual muy poderosa, esencial para nuestro
crecimiento y desarrollo cristiano.
PUNTOS ESENCIALES DE ESTE
MÓDULO:
·
La
Biblia es la fuente de las respuestas a las grandes preguntas de la vida.
·
Sin
la Palabra de Dios, no encontraremos respuestas definitivas a estas preguntas.
·
La
Biblia es el registro de Dios hablando con la humanidad.
·
La
clave es que tenemos que estar dispuestos a escuchar la voluntad de Dios y
prestar atención a lo que oímos.
·
Estar
dispuestos a escuchar el consejo, la instrucción, la amonestación, la
advertencia y el estímulo de Dios es una herramienta espiritual muy necesaria y
poderosa para el desarrollo cristiano.
ESTUDIO AMPLIADO
·
Dios
existe
·
La
oración: Hablar con Dios
·
Fundamentos
del estudio de la Biblia
·
Introducción
al estudio de las Escrituras
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