DOCE TEMAS DE TEMPORADA DE
PASCUA.
David
Hulme.
CGN,
abril de 2024.
A medida que se acercan la Pascua y los
Días de los Panes sin Levadura, es el momento apropiado para considerar lo que
oiremos y lo que se nos recordará, para tomarnos tiempo para hacer una pausa y
reflexionar, y para dejar a un lado cualquier distracción que pueda
preocuparnos. La repetición anual de los temas de los días sagrados es
fundamental para mantenernos centrados en el plan de Dios y en cómo éste se
aplica a cada uno de nosotros.
A continuación se exponen varios temas
relacionados con la Pascua, organizados en cuatro grupos de tres.
PECADO, SACRIFICIO Y PERDÓN
La Pascua representa el punto de partida
de nuestro camino espiritual como adultos. Hay muchos niños y jóvenes aún no
bautizados entre nosotros que también han comenzado su camino espiritual; sólo
que aún no son adultos. Están apartados para participar en el futuro, si así lo
desean, cuando tengan edad para asumir ese compromiso; actualmente son
"santos" o "santificados" (1 Corintios 7:14).
Para los bautizados, la Pascua bajo el
Nuevo Pacto refleja el comienzo de nuestro viaje espiritual, con su énfasis en
la muerte de Cristo y nuestra aceptación de esa muerte para pagar el precio de
nuestros pecados en lugar nuestro.
Aunque Dios siempre está dispuesto a
escuchar, a oírnos, lo que limita nuestro acceso a Él es el pecado. Isaías lo
expresó de esta manera para el Israel del Antiguo Pacto, aunque el principio es
válido: "He aquí que la mano del SEÑOR no se ha acortado para salvar,
ni su oído se ha ensordecido para oír. 2 Las
iniquidades de ustedes son las que hacen separación entre ustedes y su Dios.
Sus pecados han hecho que su rostro se oculte de ustedes para no escuchar."
(Isaías 59:1-2).
La preparación para la Pascua nos permite
presentarnos ante Dios en el estado de ánimo adecuado; efectivamente, así
debemos hacerlo.
En la expresión más amplia del propósito
de Dios para nosotros, pues, debemos darnos cuenta de que, sin aceptar el
sacrificio voluntario de Cristo de su propia vida en nuestro lugar, no habría
perdón de los pecados y, lo que es más importante, no habría posibilidad de
progreso espiritual.
"Estos días también ofrecen una
oportunidad especial para el autoexamen y la reflexión sobre nuestra continua
necesidad de perdón, mientras descubrimos los pecados visibles e invisibles y
nos preparamos para el don de Dios de la vida eterna. Durante este tiempo, el
autoexamen se considera fundamental. "
Pablo deja claro en Romanos 4:25 que
Cristo fue "entregado a causa de nuestras ofensas [en griego:
transgresiones o pecados], y resucitado a causa de [por causa de] nuestra
justificación [hacernos justos con Dios]".
Somos nosotros los que provocamos la
necesidad de su muerte, aunque no estuviéramos vivos en ese momento. La verdad
es que aunque su sacrificio por nosotros fue efectuado con antelación, aún debe
ser aplicado porque la pena del pecado es la muerte eterna a menos que el
precio sea pagado por una víctima inocente. Pero Cristo está vivo (lo que
prueba que Dios aceptó su sacrificio) para que podamos seguir siendo
justificados ante Dios.
Hay una gran diferencia entre la forma en
que Israel observaba la Pascua bajo el Antiguo Pacto y la forma en que lo
hacemos hoy. Aunque hay paralelismos (liberación de la esclavitud; sacrificio
del cordero; un memorial), el significado que debemos extraer de la ceremonia
de la Pascua no es el mismo.
Dios describió lo que sucedería en aquella
primera Pascua (Éxodo 12:12-13), y podemos comprender en retrospectiva el
simbolismo de Cristo como Cordero de Dios. Pero nosotros estamos en una
posición privilegiada. Los israelitas no podían entenderlo en aquel momento. Su
comprensión de su rol como pueblo de Dios parece haber sido muy limitada y
estaba a punto de volver a presentárseles. Después de este acontecimiento
inicial, debían celebrar la Pascua del Antiguo Pacto como memorial (Éxodo
12:25-27).
La Pascua del Nuevo Pacto tiene un
significado mucho mayor para nosotros. En el Evangelio de Juan leemos acerca
del Mesías/Cristo como el Cordero de Dios. "Al día siguiente, Juan [el
Bautista] vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo' ... 35 Al día siguiente,
de nuevo estaba Juan con dos de sus discípulos. 36 Al
ver a Jesús que andaba por allí, dijo: 'He aquí el Cordero de
Dios'. . . 40 Andrés, el hermano de Simón Pedro,
era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41 Este
encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado
al Mesías (que traducido es, el Cristo)" (Juan 1:29, 35-36, 40-41).
A estos discípulos se les había presentado
la verdad de que el Mesías, el Cordero de Dios, quitaría la pena impuesta por
todos los pecados. ¿Tenía Juan el Bautista en mente la profecía de Isaías sobre
el Mesías, y estaba inspirado para establecer la conexión con alguien de quien
el antiguo Israel había oído hablar? Isaías 53:7 sugiere esta conexión:
"Fue llevado como un cordero al matadero".
Es el mismo pasaje que Felipe explicó al
etíope que volvía a casa procedente del templo de Jerusalén. Y aquí se hace una
conexión: se nos da una comprensión de lo que se dijo en el libro de Isaías:
" 34 Respondió el eunuco a Felipe y dijo: —Te ruego, ¿de
quién dice esto el profeta? ¿Lo dice de sí mismo o de algún otro? 35 Entonces
Felipe abrió su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el
evangelio de Jesús." (Hch 8,34-35).
Así que para este etíope, se establece una
conexión muy clara entre una persona representada como un cordero que va a ser
sacrificado y Cristo como el Cordero de Dios.
Pedro también habló de la asociación de
Cristo con el cordero pascual: "18 Tengan presente
que han sido rescatados de su vana manera de vivir, la cual heredaron de sus
padres, no con cosas corruptibles como oro o plata 19 sino
con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha y sin
contaminación." (1 Pedro 1:18-19; véase Éxodo 12:5).
Lo que Pablo había escrito a la iglesia de
Corinto acerca de Cristo se aplica también a este tiempo: "7 Límpiense de la vieja levadura, para que sean una
nueva masa, como lo son en realidad sin levadura; porque Cristo, nuestro
Cordero pascual, ha sido sacrificado. 8 Así que
celebremos la fiesta, no con la vieja levadura [costumbres
pecaminosas], ni con la levadura de malicia y de maldad [una mente corrupta], sino con pan sin
levadura, de sinceridad y de verdad." (1 Corintios 5:7-8).
Ese es un enfoque muy diferente de lo que
es la vida; la forma en que nos analizamos tiene que ser con sinceridad y
verdad.
En el libro de Hebreos encontramos amplio
material sobre los sacrificios, el pecado y el perdón, la sangre derramada de
Cristo y el Antiguo y el Nuevo Pacto; y que la ceremonia del Día de la
Expiación se refiere en parte a la muerte de Cristo en el momento de la Pascua.
Levítico 16 prefiguraba tanto el sacrificio de Cristo como el destino de
Satanás.
Esta primera temporada de días santos se
relaciona con el pasado y el presente, mientras que la tercera temporada de
días santos se relaciona con el futuro. Leemos del sacrificio de Cristo en la
primera temporada de días santos y también en la tercera temporada en el Día de
Expiación; esto afecta a las personas tanto en el pasado como en el presente y
en el futuro. "No con sangre de machos cabríos ni de becerros [como el
sumo sacerdote en el Día de la Expiación], sino con su propia sangre [la de la
Pascua] entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido
eterna redención" (Hebreos 9:12).
En el versículo 13 también se menciona la
ceremonia de la novilla roja. Bajo el Antiguo Pacto, era una forma de purificar
al pueblo de la impureza provocada por entrar en contacto con cadáveres
(Números 19: 11-13). El pasaje de Hebreos se refiere a varias maneras de
purificar o limpiar la carne. Pero en contraste, 14 ¡cuánto más la
sangre de Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin
mancha a Dios, limpiará nuestra conciencia de las obras muertas para servir al
Dios vivo! 15 Por esta razón, también es mediador del nuevo
pacto, para que los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia
eterna, ya que intervino muerte para redimirlos de las transgresiones
bajo [o en conexión con] el primer pacto.
Aquí la limpieza de la forma en que
pensamos, el perdón por lo que hemos hecho en nuestras mentes, se explica en
términos más allá de lo que el antiguo Israel entendía. Su protección era
contra la muerte física. A nosotros, en cambio, nos protege de la muerte eterna
-la pena por el pecado- mediante el cuerpo quebrantado y la sangre derramada
del Cordero de Dios, Jesucristo.
Aceptar este sacrificio de sangre también
confirma que hemos entrado en un Nuevo Pacto (Mateo 26:28). Mediante la muerte
de Cristo por nosotros, nuestros pecados son pasados por alto, perdonados,
permitiéndonos el acceso al Padre, algo que los antiguos israelitas nunca
experimentaron.
HUMILDAD, COMPROMISO Y
SERVICIO
Morir voluntariamente en lugar de otro
requiere un grado de humildad que normalmente no poseemos: " 6 porque, aun siendo
nosotros débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. 7 Difícilmente
muere alguno por un justo. Con todo, podría ser que alguno osara morir por el
bueno. 8 Pero Dios demuestra su amor para con
nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros."
(Romanos 5:6-8).
Esto ocurrió incluso antes de que
supiéramos, en algunos casos, que lo que hacíamos estaba mal. Sin embargo,
Cristo murió por nosotros. Él estaba totalmente comprometido y sumiso al camino
de su Padre. Una actitud verdaderamente humilde.
¿Cómo llegamos a ese nivel de humildad?
Tenemos que estar totalmente comprometidos con el Padre y con su camino. No hay
otra manera. Justo antes de la crucifixión, Jesús se enfrentó a la decisión
definitiva: "Se arrodilló y oró diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta
de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas
22:41-42).
Al servir a Dios, estamos llamados a
adoptar la misma actitud de negación de nosotros mismos, semejante a la de
Cristo, para ayudar a los demás.
En la ceremonia de la Pascua, simbolizamos
nuestro compromiso con ese servicio lavando los pies a uno de nuestros hermanos
en Cristo, como Él hizo en su última noche de Pascua. Cristo les dijo: ¿Entienden lo que
les he hecho? 13 Ustedes me laman
Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues
bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben
lavarse los pies los unos a los otros. 15 Porque
ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo
hagan. 16 De cierto, de cierto les digo que el
siervo no es mayor que su señor… 17 Si saben estas cosas,
bienaventurados son si las hacen. " (Jn 13,12-17).
Esta bendición se refiere no sólo a la
ceremonia anual, sino también al compromiso de por vida de servir a los demás,
que a menudo es una tarea que no se agradece. ¿Estamos dispuestos a hacer cosas
por los demás sin reconocimiento ni recompensa? ¿Estamos dispuestos a hacer lo
que sea necesario para ayudar a otra persona, a menudo cuando nos resulta
incómodo?
Esta disposición a ayudar y servir a los
demás se extiende a toda la humanidad, incluso a los enemigos (véase Lucas
6:27-36). ¿Qué pensamos del mundo y de la gente de ahí fuera? El Padre es bueno
y bondadoso con ellos, incluso con los malvados. Se nos llama a aprender la
"obra de servicio" ahora -actos de bondad- y a comprometernos con
dicha obra con el propósito mayor de ayudar a toda la humanidad a alcanzar el
futuro reino de Dios en la tierra (Efesios 4:12). Por eso nos preparamos a
través de las oportunidades que tenemos en esta vida, a cualquier nivel: en
nuestras familias, entre nosotros y con el mundo exterior.
La mentalidad que subyace a nuestra labor
de servicio está bellamente expresada en Romanos 12: " Así que,
hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos
como sacrificio vivo [una ofrenda], santo y agradable a Dios, que es el culto racional
de ustedes [nuestra adoración espiritual]. 2 No se conformen a
este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento de
modo que comprueben cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta."
(versículos 1-2). Como vemos, lo comprobamos al hacerlo. Experimentamos el
fruto del camino de Dios. Aquí vemos que el sacrificio subyace a todo
pensamiento y acción correctos. Debemos hacer de nuestras vidas una ofrenda
para adorar así a Dios.
La humildad es la consecuencia: " 3 Digo, pues, a
cada uno de ustedes por la gracia que me ha sido dada, que nadie tenga más alto
concepto de sí que el que deba tener; más bien, que piense con sensatez [con
seriedad], conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada
uno. 4 Porque de la manera que en un solo cuerpo
tenemos muchos miembros pero todos los miembros no tienen la misma
función, 5 así nosotros, siendo muchos, somos un
solo cuerpo en Cristo pero todos somos miembros los unos de los otros."
(Rom 12,3-5).
Desde el punto de vista humano, Pablo
tenía muchas razones para pensar maravillas de sí mismo. Pero tuvo que darse
cuenta de que no debía tener un concepto de sí mismo mayor del que le
correspondía. Y llegó a la conclusión de que el camino estaba en servir a los
demás.
A continuación, leemos sobre las
diferencias individuales que contribuyen a la unidad y no a la división, porque
con frecuencia nuestra respuesta natural es enfatizar las diferencias. El
Espíritu de Dios permite que las diferencias contribuyan al bien común. Vemos
con más detalle cómo los dones o talentos individuales pueden ayudar a los
demás gracias a la acción del Espíritu de Dios, y no a la acción de la mente
humana en estas interacciones o intercambios (Romanos 12:6-8).
Un comentarista, Kenneth Wuest, señala que
en Romanos 12:7: "'Ministerio' es diakonia. . .
. una de las palabras griegas para designar a un sirviente. . . . La
exhortación es que el que presta servicio lo haga en el ámbito o esfera en el
que Dios lo colocó y para el que le dio ese don". Y eso también tiene que
ver con el compromiso con la tarea en cuestión -el servicio- y con la humildad
al llevarla a cabo.
LIBERTAD, AUTO EXÁMEN Y NUEVA
VIDA
La noche de Pascua es seguida por la
"Noche de Ser Muy Observada", al comienzo de los siete días de los
Panes sin Levadura. " 42 Esta es noche de guardar en honor
del SEÑOR, por haberlos sacado de la tierra de Egipto. Todos los hijos de
Israel, a través de sus generaciones, deben guardar esta noche en honor del
SEÑOR." (Éxodo 12:42).
Conmemoramos esa liberación reuniéndonos
para una cena y reflexionando sobre los acontecimientos de esa noche. Durante
la comida, el anfitrión lee el relato de lo sucedido para contextualizar
nuestra celebración. Nos alegramos de esa noche, recordando nuestra liberación
de la esclavitud del pecado y sus consecuencias, como el antiguo Israel se
alegró de su liberación de la esclavitud en Egipto, la tierra que simboliza el
pecado.
Cuando comenzó la Noche de Guardar después
de la crucifixión de Jesús, su cuerpo ya estaba en el sepulcro, esperando la
resurrección. Su muerte abrió el camino a la liberación del pecado, y su
inminente resurrección significaría la esperanza de la vida eterna: "22 Pero ahora, libres del pecado y hechos siervos de
Dios, tienen como su recompensa la santificación y, al fin, la vida
eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte;
pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro."
(Rom 6,22-23).
"Esta primera estación de días santos
se relaciona con el pasado y el presente, mientras que la tercera estación de
días santos se relaciona con el futuro."
Cristo resucitó al final de la tarde del
Sabbath semanal, durante los Días de los Panes sin Levadura. Reflexionar sobre
esto nos trae un importante recordatorio de que la resurrección a la vida
eterna es parte de nuestro futuro. Puede parecer sorprendente que algunos en la
época de Pablo perdieran de vista este hecho y negaran la resurrección. Pero la
realidad es que nosotros también resucitaremos (1 Corintios 15:1-4, 12-14,
16-20).
Los Panes sin Levadura también forman
parte de la temporada como recordatorio: "Moisés dijo al pueblo: Conmemoren
este día en el cual han salido de Egipto, de la casa de esclavitud; porque el
SEÑOR los ha sacado de aquí con mano poderosa. Por eso no comerán nada que
tenga levadura. 4 Ustedes salen hoy, en el mes de
Abib. . . 7 Durante los siete días se comerán los panes sin
levadura [para celebrar la libertad; para celebrar que Dios cumple su
promesa; para celebrar la salvación], y no se verá contigo nada leudado ni levadura en
todo tu territorio. . . . 9 Esto ha de ser
para ti como una señal sobre tu mano y como un recordatorio entre tus ojos,
para que la ley del SEÑOR esté en tu boca, porque con mano poderosa el SEÑOR te
sacó de Egipto. 10 Por tanto, guardarás esta
ordenanza en el tiempo fijado, de año en año" (Éxodo 13:3-4,
7, 9-10).
Estos días también ofrecen una oportunidad
especial para el autoexamen y la reflexión sobre nuestra continua necesidad de
perdón, ya que descubrimos los pecados visibles e invisibles y nos preparamos
para el don de Dios de la vida eterna. Durante este tiempo, el autoexamen se
considera fundamental (1 Corintios 11:28; Gálatas 6:4).
Esta búsqueda de la perfección supone un
reto, ya que requiere que nos enfrentemos a nuestra naturaleza humana y a las
tendencias que pueden obstaculizar nuestro progreso. Sin embargo, como
seguidores de Cristo, estamos llamados a abrazar un nuevo estilo de vida:
" 4 Pues, por el bautismo fuimos sepultados juntamente con él en
la muerte para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida."
(Romanos 6:4).
Así como Cristo resucitó de entre los
muertos a una vida nueva, también nosotros debemos andar en una vida nueva.
Significa despojarse de la vieja persona y adoptar una nueva identidad
(Colosenses 3:8-10; Efesios 4:20-24).
FE, DESCANSO Y VALENTÍA
En esta nueva vida nos fiamos de la
palabra de Dios. Entre otras cosas, esto significa tener fe y confianza en el
futuro que Dios ha planeado para cada uno de nosotros. El libro de Hebreos
habla de Cristo como Sumo Sacerdote, de la promesa del reino de Dios y de la
razón del fracaso de Israel. Se centra en la fidelidad de Cristo, que nos sirve
de ejemplo para confiar en las promesas de Dios. Tomar a Dios al pie de la
letra significa confiar en sus promesas. Cuando nos enfrentamos a los retos de
la vida y luchamos por mantenernos firmes, es muy útil tener escrituras que nos
sirvan de anclaje. Por ejemplo, "Por tanto, hermanos santos,
participantes del llamamiento celestial, consideren a Jesús, el apóstol y sumo
sacerdote de nuestra confesión. 2 Él era fiel al
que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
. . 6 En cambio, Cristo
es fiel como Hijo sobre su casa. Esta casa suya somos nosotros, si de veras
retenemos firmes hasta el fin la confianza y el gloriarnos de la
esperanza." (Hebreos 3:1-2, 6).
A continuación, en este capítulo, se nos
advierte que no nos hagamos duros para oír; en otras palabras, que mantengamos
la fe, permaneciendo abiertos a la dirección, al ánimo y a las promesas; que
demos muestras de fe, en ese sentido (versículos 7-14). Debemos animarnos los
unos a los otros a diario, para que todos lleguemos a ese punto, preocupándonos
tanto los unos por los otros como por nosotros mismos.
En Hebreos 4, leemos sobre el reino
venidero en términos del descanso de Dios: " Temamos, pues, mientras permanezca
aún la promesa de entrar en su reposo [el cumplimiento de esta promesa
está todavía por delante de nosotros], no sea que alguno de ustedes parezca quedarse atrás
... 3 Pero los que
hemos creído sí entramos en el reposo . . 4 Porque en cierto
lugar ha dicho así del séptimo día: Y reposó Dios en el séptimo día de todas
sus obras. 5 Y otra vez dice aquí: “¡Jamás entrarán
en mi reposo! 6 Puesto que falta
que algunos entren en el reposo, ya que aquellos a quienes primero les fue
anunciado no entraron a causa de la desobediencia, 7 Dios
ha determinado otra vez un cierto día, diciendo por medio de David: “Hoy”,
después de tanto tiempo, como ya se ha dicho: Si escuchan hoy
su voz,, no endurezcan su corazón... 9 Por tanto, queda
todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios… 11 Hagamos,
pues, todo esfuerzo para entrar en aquel reposo, no sea que alguien caiga en el
mismo ejemplo de desobediencia. 12 Porque la Palabra
de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos.
Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." (Hebreos
4:1, 3-7, 9, 11-12).
En otras palabras, hay que estar atentos a
Dios. Tomarle la palabra. Él nos ha prometido todas estas cosas. ¡Seamos
valientes y creámoslo!
En conclusión, consideremos lo que
continúa diciendo en Hebreos: " 13 No existe cosa
creada que no sea manifiesta en su presencia. Más bien, todas están desnudas y
expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. 14 Por tanto,
teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de
Dios, retengamos nuestra confesión [lo que creemos; nuestra fe]. 5 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede
compadecerse de nuestras debilidades, pues él fue tentado en todo igual que
nosotros pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues,
con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos
gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:13-16).
Los días que se avecinan nos
proporcionarán un maravilloso recordatorio y reafirmación de nuestra fe y
nuestro futuro. Preparémonos diligentemente para ellos con estos 12 temas en
mente.
© 2024, Iglesia de Dios, una
Comunidad Internacional
Comentarios
Publicar un comentario