¡Está por llegar! Una lengua pura

David Rowing

CGN, Junio 2024

 

Vamos a comparar la realidad del lenguaje y las lenguas en este mundo actual con lo que sucedió en Pentecostés en 31 d.C., y luego considerar lo que ocurrirá durante el Milenio.

En primer lugar, podemos explorar brevemente dónde estamos hoy en términos lingüísticos, y cómo hemos llegado hasta aquí. En el libro de los orígenes, el Génesis, se dice que al principio la humanidad hablaba una sola lengua: «Toda la tierra tenía una sola lengua y las mismas palabras» (Génesis 11:1). (Como parte de nuestros retos lingüísticos, tenemos versiones de la Biblia que traducen del hebreo de forma ligeramente diferente, pero el significado será el mismo).

Pero eso no es lo que tenemos hoy. Lo que vivimos hoy se describe más adelante en Génesis 11 como la consecuencia de que la humanidad rechazara las instrucciones de Dios.

El SEÑOR descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hombres. Entonces dijo el SEÑOR: “He aquí que este pueblo está unido, y todos hablan el mismo idioma. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada les impedirá hacer lo que se proponen. Vamos, pues, descendamos y confundamos allí su lenguaje, para que nadie entienda lo que dice su compañero”. Así los dispersó el SEÑOR de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por tanto, el nombre de dicha ciudad fue Babel[a], porque el SEÑOR confundió allí el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los dispersó sobre la faz de toda la tierra. (Génesis 11:5-9).

Al realizar este milagro, Dios confundió la forma en que la humanidad se comunicaba verbalmente. Y esa es la esencia de cómo hemos llegado a donde estamos hoy.

Hoy en día, todos los idiomas se han corrompido con imperfecciones gramaticales, incoherencias de ortografía y pronunciación, malas palabras y la influencia de la falsa religión. TENEMOS QUE VIVIR CON ESTAS IMPERFECCIONES LO MEJOR QUE PODAMOS, Y ELEGIR CUIDADOSAMENTE NUESTRAS PALABRAS Y LA FORMA EN QUE NOS EXPRESAMOS.

 

TRADUCIR IDIOMAS

La traducción de una lengua a otra está llena de trampas, dificultades y deficiencias, porque las lenguas engloban y a la vez se ven afectadas por la cultura, la historia y la geografía. Estas trampas de la traducción han provocado malentendidos de significado en la Biblia e innumerables malentendidos entre personas y naciones a lo largo de la historia.

En nuestra época actual, la Unión Europea, con 24 lenguas oficiales, emplea a unos 1.000 intérpretes y 4.300 traductores en su plantilla permanente, además de a trabajadores autónomos. Así pues, la UE es, por mucho, el mayor empleador de lingüistas en todo el mundo. Las Naciones Unidas también emplean a un número considerable de intérpretes y traductores.

Lo mismo ocurre en las empresas multinacionales. Cuando usted compra su nuevo cortacésped o lavadora, se le incluye en el precio un libro de instrucciones que puede estar escrito en 20 o 30 idiomas.

Y la confusión de lenguas ha permitido a Satanás crear discordia entre las personas para resaltar las diferencias, e incluso facilitar la antipatía o el odio entre los pueblos.

«La lengua perfecta y pura de Dios ayudará a la unidad, a la armonía de creencias y doctrinas entre todos aquellos cuya mente esté abierta y receptiva a la verdad, ayudados por el Espíritu de Dios».

 

EL CONTRASTE EN PENTECOSTÉS

Por el contrario, en el día de Pentecostés del 31 d.C., Dios utilizó la diversidad de lenguas como catalizador para poner en marcha el organismo espiritual que es su Iglesia, y cuyo inicio se describe en el segundo capítulo de los Hechos. Pero Dios no revocó su decisión sobre la confusión general de lenguas, sino que proporcionó un antídoto temporal.

Hizo que la difusión de la verdad espiritual fuera entendida por los oyentes en sus propias lenguas. Y la entrega del Espíritu Santo cimentó la unidad espiritual subyacente. A pesar del uso de diversas lenguas, había unidad de doctrina, creencia y entendimiento, como la que disfrutamos ahora.

Hoy en día, no es posible que la Iglesia de Dios llegue a todos los pueblos del mundo en sus lenguas maternas. Es una situación que ha existido desde el primer siglo. Dios sólo está llamando a una pequeña fracción de la humanidad en esta era, y esperamos con ansias el momento en que todos tengan las oportunidades que nosotros tenemos en nuestra calidad de primicias, como los llamados de Dios. ¿Cómo nos comunicaremos entonces? La situación de ese Pentecostés no es la forma en que Dios trabajará con el lenguaje en el futuro.

 

LA LENGUA EN EL MILENIO

Existe un plan diferente sobre cómo tendrá lugar la comunicación en el Milenio. Encontramos una declaración muy positiva sobre esto en Sofonías 3:9: «Porque en aquel tiempo cambiaré el habla de los pueblos por un habla pura, para que todos invoquen el nombre del Señor y le sirvan de común acuerdo».

Este versículo nos dice que la situación creada por Dios en Babel para confundir las lenguas de la humanidad será finalmente remediada cuando el reino de Dios se establezca en la Tierra. También parece sensato suponer que habrá una sola lengua pura para todos.

Dios nos da dos razones por las que cambiará la lengua defectuosa de la humanidad por una lengua pura.

En primer lugar, leemos que una de las razones es invocar el nombre del Señor. Eso no es lo que ocurre hoy. Tenemos las religiones autogeneradas de la humanidad, creadas bajo la influencia de Satanás, que contienen una multitud de dioses diferentes, los cuales son adorados en diferentes días de la semana. Incluso la religión que parece invocar el nombre del Señor cree que Él es una trinidad, lo cual es una negación de su naturaleza y propósito.

El lenguaje puro permitirá a la humanidad invocar el nombre de Dios con verdadera comprensión de quién es Él, y de su maravilloso propósito al crearlos.

En segundo lugar, Dios dice que una lengua pura permitirá a la humanidad servirle de común acuerdo. Una lengua pura facilitará la armonía y la unidad.

 

«Ese Espíritu de entendimiento fluirá en la mente, como ríos de agua viva: sin barreras, sin malentendidos potenciales, sin vínculos lingüísticos con religiones pasadas».

 

Hay algunos de nuestros hermanos que tienen cierto grado de dificultad para entender lo que a veces se dice en los servicios cuando se llevan a cabo en un idioma que no es su lengua materna. El lenguaje perfecto y puro de Dios ayudará a la unidad, a la armonía de creencias y doctrinas entre todos aquellos cuya mente esté abierta y receptiva a la verdad, ayudados por el Espíritu de Dios.

En Isaías 11:9, que describe el resultado que facilitará tener una lengua pura, leemos: «No harán daño ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento del SEÑOR, como las aguas cubren el mar

No se nos indica el mecanismo de cómo se introducirá y difundirá esta lengua pura, aunque Dios habla en primera persona y dice que Él lo hará. Y nos hace saber que así es como funcionará la comunicación: con un lenguaje puro para diseminar la verdad.

Es el complemento perfecto para tener una mente abierta a la verdadera comprensión espiritual. Tendremos todas las palabras, la gramática y el vocabulario apropiados para encapsular perfectamente lo que se está enseñando.

Ese Espíritu de comprensión fluirá en la mente, como ríos de agua viva: sin barreras, sin posibles malentendidos, sin vínculos lingüísticos con religiones pasadas. En otras palabras, no tendremos múltiples traducciones de la Biblia, en una multitud de idiomas. Basta pensar en el número de traducciones que tenemos sólo en español, cada una con su propio enfoque, y ninguna de ellas perfecta. Y ya no será necesario remitirse a lenguas muertas para obtener aclaraciones.

Tendremos una sola edición, en un solo idioma, con las mismas palabras, una nueva versión autorizada -llamémosla la « VLP », la Versión en Lenguaje Puro- ¡que expresará perfectamente la verdad! La Biblia se convertirá realmente en el manual espiritual de instrucciones de la humanidad, el fundamento de todo conocimiento.

Un lenguaje puro será también un complemento de la relación de la humanidad con Dios. La humanidad será capaz de comunicarse con su Creador usando palabras apropiadas que lleven el significado deseado.

¿Cuántas veces nos encontramos, especialmente en la oración, limitados en la gama de expresión que necesitamos para comunicar lo que hay en nuestro corazón y en nuestra mente?

Imagine tener una lengua pura, suficiente en su gama expresiva, para decir a Dios con más exactitud y precisión lo que sentimos o pensamos o necesitamos, o para alabarle.

Y éstos son sólo algunos ejemplos del impacto de una lengua pura. Todos podemos usar nuestra imaginación para ampliar la lista.

Invocar el nombre del Señor y servirle de común acuerdo, como hemos visto, será la principal bendición de esa lengua milenaria, con unidad, armonía, unificación de mente y espíritu, parte de ese maravilloso futuro al que Dios nos ha llamado y que se nos ha ofrecido.

 

  

 

 

 

 

 

 


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