INVIERNO
2023
Mensaje
del editor / Filosofía e Ideas
REFLEXIONES
Por qué creemos lo
que creemos
David
Hulme
Principalmente
creemos lo que creemos porque alguien nos lo dijo y no porque nos hayamos
tomado el tiempo de investigar. Esto puede ser cierto tanto para las cosas
pequeñas de la vida como para las que son realmente transcendentales. Nuestros
padres, maestros y compañeros nos transmiten sus creencias y, generalmente, las
adoptamos. Este patrón de aceptación se aplica no solo a las ideas universales,
sino también a los mitos, los prejuicios y las opiniones políticas. Nuestros “‑ismos” e ideologías se arraigan fácilmente cuando no verificamos
sus orígenes.
Cuando
el reto es relativo a una idea grande o sostenida por mucho tiempo, tal vez una
creencia universal, la presión sobre nosotros puede ser tan abrumadora que solo
queramos darle la espalda. Preferimos creer lo que siempre hemos creído. Pero
de vez en cuando aparece alguien que acepta el desafío.
Patrick
Glynn trabaja para el Departamento de Energía de EE. UU. como asesor principal
de políticas técnicas. Ha escrito sobre política exterior y de defensa y sobre ciencia,
pero también sobre religión. Estudió en una escuela primaria católica y luego
en una escuela secundaria jesuita. Sin embargo, como muchos de nosotros, se
alejó gradualmente de las creencias religiosas. “Para cuando me gradué de
Harvard”, escribe, “había absorbido por completo [el] punto de vista moderno y
secular. Pero seguí siendo un 'agnóstico' genuino. Pensé que la existencia de
Dios era muy pero muy improbable, mas no lo sabía. . . . Para cuando recibí mi PhD
a fines de la década de 1970, yo era un ateo convencido”.
No
es un camino desconocido. Pero lo que sucedió entonces sí fue atípico. Registró
la experiencia en su éxito de ventas de 1997, Dios: la evidencia: la
reconciliación de la fe y la razón en un mundo post secular. El cambio se
produjo porque fue lo suficientemente valiente como para cuestionar sus
creencias seculares. Si estamos de acuerdo con su "evidencia" es, por
supuesto, un asunto personal; pero el punto más importante es que él estuvo
dispuesto a emprender la búsqueda.
“Hoy,
me parece, no hay una buena razón para que una persona inteligente abrace la
ilusión del ateísmo o el agnosticismo, para cometer los mismos errores
intelectuales que yo cometí. Desearía —¿Cuántas veces decimos esto en la vida?—
haber sabido entonces lo que sé ahora”.
PATRICK
GLYNN, DIOS: LA EVIDENCIA
Otro
autor que tuvo el arrojo de cuestionar las convicciones de su generación fue el
economista del siglo XX E. F. Schumacher. Su recorrido también lo llevó de
aceptar las grandes ideas establecidas de su época, al escepticismo y rechazo a
las mismas. Imagínese enfrentarse a Darwin, Freud y Marx, por no hablar de la
ciencia moderna y su búsqueda del conocimiento puramente empírico, así como del
relativismo, en el cual no hay absolutos morales. A lo que él se refirió como seis
ideas dominantes (y dañinas) se convirtió en el telón de fondo de su
célebre éxito de ventas, Small Is Beautiful: Economics as if People Mattered.
(Lo pequeño es hermoso: la economía como si la gente importara). Ese libro se
enfocaba en los seres humanos más que en las grandes corporaciones; en el
cuidado del medio ambiente en lugar del crecimiento sin límites; y en dar en
lugar de tomar.
Tanto
Schumacher como, unos años más tarde, Glynn, llegaron a reconocer que abordar
las grandes cuestiones de la vida desde una perspectiva puramente material es
insuficiente. Tiene que haber una búsqueda y práctica de lo espiritual si
queremos sobrevivir.
Schumacher
señala: “En ética, como en tantos otros campos, hemos abandonado de forma
imprudente y deliberada nuestra gran herencia cristiana clásica. . . . Como
resultado, somos totalmente ignorantes, totalmente iletrados en el tema que, de
todos los temas concebibles, es el más importante”.
Para
Glynn, el viaje lo llevó del secularismo hacia una vida basada en valores. En
sus comentarios finales, pregunta: “Si la razón, en última instancia, no ofrece
protección contra el mal, ¿estamos entonces indefensos frente a nuestra
ignorancia?
De
hecho, hay una prueba simple de reflexión, una que Jesús ofrece en el Nuevo
Testamento y que tendemos a aplicar en la práctica de todos modos: ‘Por sus
frutos los conoceréis’ (Mateo 7:16)”. En ese pasaje, Jesús está hablando de
reconocer la falsedad personificada por falsos profetas, a quienes Glynn
compara con los falsos profetas del dios de la razón. Continúa: “La ley moral
no es un secreto para la humanidad. Dios está más allá de nuestra comprensión,
pero no sus mandamientos”.
¿Estaría
usted de acuerdo en que todos debemos preguntarnos por qué creemos lo que
creemos sobre la razón humana y qué es lo que sabemos sobre el conocimiento
revelado por Dios? ¿Es hora de examinar nuestros principios?
REFERENCIAS
SELECCIONADAS
1.
Patrick
Glynn, Dios: La evidencia: La reconciliación de la fe y la razón en un mundo
post secular (1997, 1999).
2.
EF
Schumacher, Lo pequeño es hermoso: la economía como si la gente importara
(1973).
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