Unidad Fundamental
Eric Keefer
Sermón, 10 de septiembre de 2022.
Me
gustaría que recordáramos una época anterior a marzo de 2020. Estaba lejos de
ser un momento ideal, pero el daño que los próximos dos años traerían a este
mundo era completamente desconocido e imprevisto, creo, para todos nosotros, o al
menos para muchos de nosotros.
En
primer lugar, en Estados Unidos se celebraron ese otoño unas elecciones
presidenciales que dividirían al país como no se había visto en los últimos
tiempos. Las denuncias de fraude generalizado y la total desconfianza en el
sistema electoral provocaron importantes e incluso violentas revueltas en el
Capitolio de la nación, algo impensable pocos años antes. A pesar de las
impugnaciones legales desestimadas, incluso por jueces nombrados por el partido
que cuestionaba los resultados, seguía existiendo la firme creencia de que las
elecciones en el país estaban amañadas y eran fraudulentas.
Lo
que parece haber sido diferente en estas elecciones, en comparación con todos
los demás años, ha sido un desacuerdo sobre los hechos. Se supone que los
hechos son verdades establecidas e indiscutibles. Pero lo que un grupo de
personas cree que son hechos, otro grupo lo descarta completamente a favor de
un conjunto alternativo de hechos.
Es
como si un grupo dijera: «Mira, 2 más 2 es igual a 4», pero otro grupo dijera
que es igual a 5. El grupo que dice que es igual a 5 no se deja convencer,
porque cree firmemente que los hechos respaldan su afirmación. Es más, hay
doctores en matemáticas -expertos en la materia- que también apoyan esa
afirmación.
En
segundo lugar, cuando empezó la pandemia ocurrió algo parecido. Durante las
primeras fases, cuando se sabía poco sobre el virus -podríamos llamarlo «la
niebla de la guerra»- y la información sobre el virus era muy escasa, las
recomendaciones cambiaban constantemente, porque el perfil del virus cambiaba a
medida que se disponía de nueva información. ¿Era el virus de transmisión aérea
o se transmitía principalmente a través de las superficies? ¿Qué tan grave era
el virus? ¿Se trataba simplemente de una forma grave de gripe? ¿Las mascarillas
frenan la transmisión? ¿Es la situación tan grave como para cerrar empresas, lo
que tendrá efectos a largo plazo en los medios de subsistencia de la población?
Las
empresas farmacéuticas empezaron a trabajar para desarrollar una vacuna contra
el virus. Las vacunas se han utilizado con éxito para prácticamente eliminar
algunos virus como la poliomielitis, y se esperaba que una vacuna contra el
COVID pudiera hacer lo mismo. Las mejoras y los avances de las técnicas en el
campo de la investigación sobre vacunas han hecho que éstas sean más eficaces y
menos peligrosas. Por ejemplo, muchas vacunas solían crearse a partir de un
virus vivo debilitado. Sin embargo, con el tiempo se descubrió que un virus
muerto, esencialmente una envoltura de un virus podía ser igual de eficaz para
estimular a nuestro sistema inmunitario a combatir un virus, sin necesidad de
inyectar uno vivo en nuestro organismo. Lo que hacen las vacunas es presentar a
nuestro sistema inmunitario el aspecto de un virus enemigo para que pueda
identificarlo rápidamente y destruirlo antes de que el virus pueda
multiplicarse y desbordar las defensas del organismo.
Pero
ahora se iba a utilizar una tecnología nueva y más avanzada para combatir este
virus. Se llama ARNm, y utiliza una estrategia propia de un virus. Los virus
secuestran algunas células de nuestro cuerpo y las utilizan para reproducirse
enviando instrucciones a las células que han secuestrado para que hagan copias
de sí mismos. Las vacunas de ARNm hacen esencialmente lo mismo. Secuestran unas
pocas células de nuestro cuerpo para producir no el virus, sino sólo una parte
del virus, lo que permite a nuestro sistema inmunitario identificar el virus
real y atacarlo. Esta nueva tecnología ha sido eficaz en la prevención de
[casos de] enfermedades graves, pero no en la prevención completa de la
enfermedad.
Pero
con esta nueva tecnología, como con cualquier otra, surgen preocupaciones.
Cuando se utilizaban virus vivos en las vacunas, existía la preocupación de que
los virus debilitados pudieran ganar fuerza y contagiar el virus en lugar de
prevenirlo. Había preocupación cuando las vacunas utilizaban virus muertos. Y,
comprensiblemente, existe preocupación por esta nueva tecnología: las vacunas
de ARNm.
Pero,
como en el caso de las elecciones presidenciales, la preocupación por estas
vacunas va mucho más allá de los aspectos básicos del funcionamiento de la
tecnología. Hay detalles, presuntos hechos, que no todo el mundo estaría de
acuerdo en que son, de hecho, hechos. De nuevo, hay varios grupos de personas
que ni siquiera se ponen de acuerdo sobre cuáles son los hechos. Un grupo dice:
«Hay que confiar a la ciencia», mientras que el grupo contrario se hace eco de
las mismas palabras. Y ambos bandos tienen sus expertos que no se ponen de
acuerdo ni siquiera sobre cuáles son los hechos.
Esto,
por supuesto, se extiende a si las mascarillas son efectivas para ayudar a
frenar la propagación o no; ¿o son quizás incluso perjudiciales? Si la
transmisión se produce en gran medida a través del aire que respiramos,
¿tenemos la obligación de protegernos unos a otros de un virus que podamos
portar? ¿Dónde empieza o dónde acaba esa obligación?
Este
tipo de profundas divisiones, con puntos de vista opuestos sobre lo que son
hechos, se extienden también a otras innumerables áreas: la política, los
sistemas económicos como el capitalismo y el socialismo, el tema del aborto, si
el Foro Económico Mundial es maligno o no -quizás incluso un precursor de la
Bestia- y un largo etcétera. Estas profundas divisiones producen ira y
violencia, como hemos visto en el incidente del 6 de enero aquí en EE. UU.; y
hablar incluso de una guerra civil aquí en EE. UU. ya no se considera
impensable.
Durante
la guerra civil estadounidense de mediados del siglo XIX, hermanos lucharon y
mataron a hermanos. Una fuente ha calculado que hubo más de un millón de bajas:
estadounidenses luchando y matando a estadounidenses.
Lo
que me preocupa como pastor es que éstas son áreas que pueden dividir y
efectivamente dividen a la Iglesia. Y también producen sentimientos de ira e
incluso pensamientos de violencia. Hace poco más de un año, un miembro que ya
no está entre nosotros me sugirió que una guerra civil en Estados Unidos no
sólo era posible, sino una solución potencialmente viable. Fue chocante oír a
un miembro abogar por la violencia, pero sin duda puso de manifiesto hasta qué
punto estas cuestiones pueden dividir y alejar a alguien tanto de nuestra
vocación como de los principios que todos compartimos en la Biblia.
La
unidad de la humanidad es difícil de alcanzar. Las causas que se plantean
pueden unir o dividir.
Usted
y yo podemos permitir que tales diferencias nos dividan, cuando lo que puede y
debe unirnos es, por supuesto, el llamamiento y el plan de Dios. Al final, lo
que nos une -lo que tenemos en común- es mucho más importante que lo que puede
dividirnos. Pero lo que amenaza nuestra unidad (por utilizar una analogía
deportiva) es, en mi opinión, simplemente apartar la vista del balón.
Esta
tarde, me gustaría examinar juntos la importancia de la unidad a través de las
cosas que realmente nos importan a ustedes y a mí. Y vamos a considerar una
forma en la que el apóstol Pablo nos enseñó a pensar sobre la unidad, que creo
que puede sernos muy útil.
La
unidad es muy difícil de alcanzar. Es una cosa muy escurridiza. Cuando Jesús
oró al Padre antes de dar su vida como sacrificio por el pecado de la
humanidad, pidió que el Padre mantuviera a sus discípulos -y, por implicación,
a usted y a mí- seguros y unidos.
JUAN
17:11 (RVA-2015) Ya no
estoy más en el mundo pero ellos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo,
guárdalos en tu nombre que me has dado, para que sean uno así como nosotros lo
somos.
Dios
el Padre y Jesucristo están completamente unificados; una mente, un propósito,
sin desacuerdos. Pero la humanidad no lo está. Los humanos no lo están. Ahora
bien, nuestro objetivo es unirnos a Cristo y al Padre, y al hacerlo nos unimos
los unos a los otros. Pero eso es muy difícil de hacer, en todos los aspectos.
En
Efesios 4, Pablo nos habla del proceso de unidad. Dios ha dado roles en la
Iglesia para facilitar el proceso de unidad, pero es un proceso, y no es fácil
de lograr u obtener. Observen lo que dice aquí en el capítulo 4 versículo 1:
Efesios
4:1-6 (RVA-2015) Por eso yo, prisionero en el Señor, les exhorto a que
anden como es digno del llamamiento con que fueron llamados: 2 con
toda humildad [fíjense en estos rasgos que enumera] y mansedumbre, con
paciencia, soportándose los unos a los otros en amor, 3 procurando
con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. 4 Hay
un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como han sido llamados a una sola
esperanza de su llamamiento. 5 Hay un solo Señor,
una sola fe, un solo bautismo, 6 un solo Dios y
Padre de todos quien es sobre todos, a través de todos y en todos.
Noten
que caminar como corresponde a nuestro llamamiento requiere que empleemos
ciertos atributos. Fíjense en estos atributos: humildad, mansedumbre o
amabilidad, paciencia, soportarse unos a otros en amor. Si la unidad fuera
simplemente una cuestión de recibir el Espíritu de Dios no habría necesidad de
ser especialmente hábil para ser amable con los demás, para ser paciente con
los demás, para soportarnos unos a otros. Esas cosas no serían grandes
atributos; no necesitaríamos esas cosas. El propósito de estos rasgos es que
desarrollemos y mantengamos la unidad y este vínculo -este pegamento- de paz.
Sin
embargo, los humanos somos pensadores independientes por naturaleza. Todos
somos pensadores independientes, y sencillamente no tenemos una unidad perfecta
con los demás, aunque sea nuestro objetivo, por medio de Dios, en la Iglesia.
Ese es nuestro objetivo: la unidad perfecta. Pero la realidad es que somos
humanos. Somos humanos, tenemos defectos, tenemos problemas. No estamos
perfectamente unidos en todo. Dicho esto, podemos y debemos tener unidad en
ciertas áreas dentro de la Iglesia. Debemos tenerla absolutamente dentro de
ciertas áreas dentro de la Iglesia.
Pero
no todas las áreas son igualmente importantes o esenciales. No todas las áreas
son igualmente importantes y esenciales. La unidad total es la meta, y
un día la alcanzaremos al regreso de Cristo.
Es
más, si exigimos unidad en todos los ámbitos del pensamiento, nos
fragmentaremos para siempre, porque todos somos humanos. Mientras tanto, creo
que es útil reconocer que hay algunas cosas en las que debemos estar
absolutamente unidos como Iglesia de Dios, y hay otras cosas que no son
necesariamente de suprema importancia. Y hacer esa distinción, creo, es
importante.
Es
importante no sólo reconocer y permitir algunas diferencias, sino también ser
capaces de identificar aquello en lo que, de hecho, es fundamental estar unidos
y aquello que es menos importante. Pablo identifica algunos aspectos muy
importantes aquí en Efesios 4, que acabamos de leer:
Un
solo cuerpo: estamos unidos unos a otros. No nos unimos. Dios nos puso juntos
como un solo cuerpo: estamos atrapados unos con otros, y no podemos simplemente
irnos a otro lugar si algo no nos gusta. Un espíritu. Una esperanza común:
todos estamos en el mismo programa. Un Señor (un Cristo). Una fe, un bautismo,
un Dios Padre. No hay opciones en estas cosas, ¿verdad? Esta no es, por
supuesto, una lista completa de las cosas que no son negociables, pero es un
buen comienzo. Son cosas en las que debemos estar unificados.
Me
gustaría ir un poco más lejos. No voy a intentar dar una lista exhaustiva de
todas las cosas en las que debemos estar absolutamente unificados, pero me
gustaría dar una lista incompleta que podría ayudarnos a empezar a reflexionar
sobre esto.
La
primera, por supuesto, es que Dios existe. Dios no es una invención de la mente
humana; es real, existe. Tanto el Padre como Cristo son, de hecho, Dios. Dios
tiene un poder y una presencia a través de lo que se llama el Espíritu de Dios
que mora en nosotros por la imposición de manos. El Espíritu de Dios en
nosotros hace más fácil nuestra comprensión espiritual.
1
CORINTIOS 2:12-14 (RVA-2015) Y nosotros no hemos recibido el espíritu de este mundo, sino
el Espíritu que procede de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha
dado gratuitamente. 13 De estas cosas estamos
hablando, no con las palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las
enseñadas por el Espíritu, interpretando lo espiritual por medios
espirituales. 14 Pero el hombre natural no acepta
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede
comprender, porque [estas cosas] se han de discernir espiritualmente.
Se
necesita el Espíritu de Dios para entender. El Espíritu de Dios nos da
entendimiento en estas áreas espirituales.
También
sabemos que Dios Padre y Cristo tienen una relación personal e íntima con
nosotros como hijos suyos. Ahora bien, la analogía típica, por supuesto, es que
somos hijos del Padre y hermanos de Cristo, pero creo que la misma analogía
puede utilizarse en ambos sentidos, dependiendo del lugar de la Biblia al que
miremos.
Otra
parte importante de la unidad es que todos sabemos que hemos pecado; todos
estamos muy por debajo de las expectativas que Dios tiene respecto a nosotros.
Todos hemos pecado de una manera tan grave que perturbamos la creación perfecta
de Dios. Por lo tanto, para que Dios mantenga una creación perfecta y pacífica,
no se puede permitir que los seres humanos en esta condición sigan
perturbándola para siempre y, por lo tanto, merecen la muerte. Sin embargo,
hemos sido perdonados a través de la muerte sacrificial de Jesucristo, y se nos
ha dado un camino para llegar a ser obedientes a través del Espíritu de Dios.
Por lo tanto, esperamos -a causa de esta relación- ser resucitados de entre los
muertos.
1
CORINTIOS 15:21-22 (RVA-2015) Puesto
que la muerte entró por medio de un hombre, también por medio de un hombre ha
venido la resurrección de los muertos [siendo
ese hombre Cristo]. 22 Porque así como en Adán todos mueren, así
también en Cristo todos serán vivificados.
Otro
punto: el propósito de que seamos llamados ahora (a diferencia de todos los
demás en el mundo) es revestirnos del carácter de Dios con la ayuda del
Espíritu de Dios. Ese es nuestro papel, para eso hemos sido llamados,
y es una tarea enorme.
Lucas
6 detalla muchas de las enseñanzas de Cristo que son un paralelo del Sermón de
la Montaña que encontramos en Mateo. En la primera parte de este capítulo,
Cristo habla de que debemos amar a nuestros enemigos y hacer el bien a los que
nos odian. Estas son enseñanzas que debemos seguir, que debemos aprender a
poner en práctica. Estas son las cosas que debemos aprender a hacer. Debemos
dar a quien nos lo pida. Debemos ser misericordiosos. Debemos perdonar y no
condenar.
Y
termina estas enseñanzas con una parábola:
LUCAS
6:46-48 (RVA-2015) “¿Por qué me llaman: ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que
digo? 47 Yo les mostraré a qué es semejante todo
aquel que viene a mí y oye mis palabras y las hace. 48 Es
semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundo y puso los
cimientos sobre la roca.
Las
personas que escuchan a Dios (las enseñanzas de Cristo), que hacen este tipo de
cosas, tienen unos cimientos fuertes, ¿verdad? Están poniendo atención a estos
fundamentos.
Y cuando vino una inundación, el torrente golpeó
con ímpetu contra aquella casa y no la pudo mover porque había sido bien
construida.
La
persona que sigue este tipo de enseñanzas establecidas para nosotros, particularmente
en lo que se refiere al carácter, son los que construyen sobre este fundamento.
Otro
punto es que debemos aliarnos con Cristo a su regreso a esta tierra para
enseñar a las naciones que han sido excluidas, y enseñarles lo que hemos pasado
toda una vida tratando de desarrollar, esto es, el carácter de Dios. Si
realmente estamos haciendo lo que hemos sido llamados a hacer, estamos
trabajando en nuestro carácter. Estamos tratando de vivir según estas cosas.
Estamos tratando de hacer que estas cosas sean lo que nosotros somos, ¿verdad?
Y nuestro trabajo es eventualmente enseñar a otros (que aún no tienen eso como
parte de su carácter) cómo hacerlo.
Otro
punto que conocemos es que el Sabbath es un recordatorio semanal de varias
cosas. Es un recordatorio semanal de que Dios es el Creador de todo este
cosmos, que Él hizo todo esto; que Dios nos ha liberado de la esclavitud del
pecado -esa es otra cosa que nos recuerda-; que el futuro reinado de Dios en la
tierra está representado por el Sabbath -por la abundancia y por la paz que
trae el Sabbath-.
Los
días santos anuales exponen el plan de Dios, otra cosa en la que tenemos
unidad, ¿verdad?
·
Pascua: el sacrificio de Cristo por nuestros
pecados.
·
Los Días de los Panes sin Levadura: la necesidad de
que seamos como Dios mediante el consumo de pan sin levadura ( ser como Cristo)
y rechazar la levadura que simboliza el pecado.
·
Pentecostés: la importancia del don del Espíritu de
Dios y el papel clave que desempeña para ayudarnos a ser obedientes a Dios.
·
Trompetas: el regreso de Cristo a la tierra para
establecer su reino sobre todas las naciones.
·
Expiación: la expiación del pecado y la
responsabilidad del dios de este mundo que ha corrompido la creación de Dios y
ha influido en la humanidad para que peque.
·
Tabernáculos-el Milenio y el comienzo del reino de
Dios en la tierra
·
El Último Gran Día: el Juicio del Gran Trono
Blanco, donde toda la humanidad recibe la oportunidad de formar parte de la
familia de Dios.
Ésta
no es en modo alguno una lista exhaustiva, pero pone de relieve cuestiones
centrales a las que todos estamos unidos. Sin embargo, no hay nada en esta
lista acerca de una postura sobre COVID, o máscaras, o vacunas, o sistemas
económicos como el capitalismo y el socialismo, o innumerables otras áreas que
dividen. No quiero decir que nada de esto carezca de importancia o que no haya
una forma correcta o incorrecta de ver las cosas: creo que sí la hay. Creo que
los dirigentes de la Iglesia han adoptado una postura o han dado consejos en
muchos de esos ámbitos, si no en todos.
Pero
lo que quiero decir es que hay cosas que no son fundamentales, y si no lo son,
no debemos permitir que dividan o creen hostilidad entre unos y otros.
Otro
tema no fundamental que se me ocurre tiene que ver con algunas profecías del
final de los tiempos. En el pasado, se prestó mucha atención a la advertencia
del libro del Apocalipsis sobre el poder de la Bestia.
Algunos
asocian la actual tendencia de los gobiernos a imponer y aparentemente a
aumentar sus medidas de control como signos de un avance similar al de la
Bestia. Algunos están sinceramente preocupados por las políticas y la
orientación de organizaciones como el Foro Económico Mundial, considerando a
organizaciones como ésta como precursoras del poder de la Bestia, o del control
sobre el futuro de la economía.
La
preocupación, creo, radica en la advertencia del Apocalipsis a la Iglesia y la
suposición de que si no vemos estas cosas venir y las identificamos, entonces
podemos fácilmente quedar atrapados en ellas y convertirnos en parte de ellas. Pero
¿es esa realmente la advertencia que se nos da en el Apocalipsis?
La
advertencia a la Iglesia en los primeros capítulos del Apocalipsis no es en
contra de convertirse ingenuamente en parte de los sistemas de gobierno
que se imponen sobre nuestras libertades. Las advertencias en el Apocalipsis
son contra cosas de este tipo:
·
Éfeso-pérdida de celo y compromiso (Apocalipsis
2:5)
·
Esmirna-ánimo para soportar la persecución
(Apocalipsis 2:10)
·
Pérgamo-Advertencia contra los que mezclan
prácticas religiosas paganas (Apocalipsis 2:14)
·
Tiatira-Advertencia contra quienes permiten la
inmoralidad sexual (Apocalipsis 2:20-23)
·
Sardis - advertencia sobre la vigilancia espiritual
(Apocalipsis 3:2-3)
·
Laodicea - advertencia sobre la riqueza física y lo
que puede hacernos, mientras somos espiritualmente pobres (Apocalipsis
3:15-17).
Estas
no son advertencias sobre no identificar el surgimiento de gobiernos y sistemas
económicos que formarán el poder de la Bestia. Todo eso va a suceder tanto si
los identificamos como si no. Y en ese sentido, es algo
irrelevante: va a suceder.
Se
trata de advertencias para reforzar nuestra vida espiritual y nuestra fidelidad
a Dios y a sus caminos. ¿Vivimos según los mandamientos de Dios y las
enseñanzas de Cristo, como las del Sermón del Monte? ¿Hemos hecho que esas
cosas formen parte de lo que somos, que cada fibra de nuestro ser refleje esas
enseñanzas? ¿Adoramos sólo a Dios? ¿Existe algo que pueda hacernos dejar de
adorar únicamente a Dios y dedicarnos a adorar a otra cosa? ¿Hay algo que pueda
convencernos de hacerlo?
Cuando
consideramos las advertencias que rodean al poder de la Bestia, vemos que nos
están alertando en contra de adorar a la Bestia, o a cualquier otra cosa que no
sea Dios.
APOCALIPSIS
13:3-4 (RVA-2015) Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida
mortal se había sanado. Y toda la tierra se maravilló en pos de la
bestia, 4 y adoraron al dragón porque le había dado
autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia diciendo: “¿Quién es semejante a
la bestia, y quién puede combatir contra ella?”.
Ellos
adoraron, ese es el problema, ¿verdad? Ese es el problema. El problema no es
estar engañados al caer en la trampa de las políticas gubernamentales o
económicas. El problema es la adoración. El problema es rechazar a Dios
e ir tras algo que se parece a Dios, que se siente como Dios. El cambio
de nuestra lealtad a Dios hacia el poder de la Bestia. El pueblo de Dios será
perseguido por negarse a adorar a la Bestia. Ahí es donde viene el problema:
cuando decimos: «No, no voy por ese camino».
Realmente
no hay diferencia en quién está exigiendo adoración. Si es Nabucodonosor en
Daniel 3, o es el poder de la Bestia de Apocalipsis 13, o es cualquier otro
poder aparte de Dios. La pregunta no es «¿Puedes identificar ese poder?». Es «¿A
quién adorarás?» ¿Hay algo que pueda hacer que dejemos de adorar a Dios -
de ser leales a Dios - y que nos convirtamos en adoradores de cualquier cosa?
La
identidad del poder que exige adoración es realmente irrelevante. Podría ser
cualquier cosa. Y el Apocalipsis no nos está suministrando la información para
que podamos identificar el poder de la Bestia, es una advertencia acerca de la
elección que se nos podría presentar. ¿Qué haría usted, frente a ese tipo de
elección? -Incluso si eso significa que su vida está en juego.
Sadrac,
Mesac y Abed-nego trabajaban para el gobierno de Babilonia; eran empleados del
poder de la Bestia de ese tiempo, por así decirlo. ¡Eran empleados de la
Bestia!
El
problema no era que ellos formaran parte de ese gobierno -ese no era el
problema- ¡En efecto, formaban parte de este gobierno! Eran administradores
dentro de ese gobierno del poder de la Bestia. El problema era si ellos iban a
adorar a la Bestia. ¿Se dejarían empujar a rendirle culto?
DANIEL
3:2-6 (RVA-2015) Y el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, los
intendentes y gobernadores, a los consejeros, los tesoreros, los jueces, los
oficiales y a todos los gobernantes de las provincias, para que vinieran a la
dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. 3 Entonces
fueron reunidos los sátrapas, los intendentes y gobernadores, los consejeros,
los tesoreros, los jueces, los oficiales y todos los gobernantes de las
provincias, para la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había
levantado. Mientras estaban de pie delante de la estatua que había levantado el
rey Nabucodonosor, 4 el heraldo proclamó con gran
voz: “Se ordena a ustedes, oh pueblos, naciones y lenguas, 5 que
al oír el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del
arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postren y rindan
homenaje a la estatua de oro que ha levantado el rey Nabucodonosor. 6 Cualquiera
que no se postre y rinda homenaje, en la misma hora será echado dentro de un
horno de fuego ardiendo”.
Los
acusadores presentaron entonces los cargos al rey contra Sadrac, Mesac y Abed-nego:
su rechazo a adorar. Ellos no adorarán a nadie más que a Dios.
VERSÍCULOS 12-13 Hay, pues, unos hombres
judíos a quienes tú has designado [hablando con
Nabucodonosor] sobre la administración de la provincia
de Babilonia (Sadrac, Mesac y Abed-nego); estos hombres, oh rey, no te han
hecho caso. Ellos no rinden culto a tus dioses ni dan homenaje a la estatua de
oro que tú has levantado. 13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a
Sadrac, a Mesac y a Abed-nego. Luego estos hombres fueron traídos a la
presencia del rey.
Babilonia
era la potencia de la Bestia en ese entonces. La cuestión no era si podían
identificar a la Bestia. La cuestión ni siquiera era si podían trabajar para el
poder de la Bestia (¡de hecho lo hacían!), o incluso las políticas económicas o
políticas (que eran ciertamente corruptas) de ese poder de la Bestia. La
cuestión era EXCLUSIVAMENTE la lealtad y la fidelidad a Dios. ¿Qué tan compenetrados
estaban con Dios y sus caminos? ¿Hay algo que podía romper ese compromiso?
¿Cualquier cosa? ¿Qué hay de la amenaza de perder sus vidas? La pregunta es
la misma para nosotros. Esa es la pregunta que nos plantea el Apocalipsis:
¿Qué tan comprometidos estamos? ¿Qué es lo que podría llevarnos a hacer algo
que nos empujara a abandonar nuestra lealtad a Dios y dedicarnos a rendir culto
a cualquier cosa?
Así
que, de nuevo, la cuestión no gira en torno a ninguna política o identidad de
la Bestia. Eso es realmente irrelevante; podría ser cualquier poder. La
pregunta es, ¿puede algo hacer que usted rompa su Pacto con Dios y adore a algo
que no sea Dios? ¿Puede algo lograr eso?
Por
eso es fundamental que reforcemos nuestro celo y compromiso para con los
caminos de Dios, y que consolidemos el carácter de Dios en nuestra
naturaleza. Por eso, creo, la Iglesia no se centra en las predicciones, sino en
el carácter y la fidelidad. Eso es lo que típicamente oímos desde aquí,
¿verdad? ese tipo de enfoque.
De
hecho, Jesús nos advierte de esto mismo:
MATEO
10:37-39 (RVA-2015) “ El que
ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí…
Esa
es una de las relaciones humanas más estrechas que existen, ¿verdad? Si existe
alguna relación humana que nos lleve a hacer algo en contra de los caminos de
Dios, no somos dignos de Dios.
…y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es
digno de mí. 38 El que no toma su cruz
y sigue en pos de mí no es digno de mí. 39 El que
halla su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi causa la hallará.
Ninguna
relación puede ser más importante. Esta es una gran exigencia por parte de
Dios. Él lo quiere todo. Nada puede anteponerse. Tomar la cruz significa estar
dispuesto a afrontar la pena capital. ¿Estamos dispuestos a dar la vida si es necesario?
Ninguno de nosotros sabe realmente lo que haríamos en esa situación,
pero eso es lo que se nos pide. Nuestra renuencia a adorar cualquier otra cosa
tiene que ser férrea.
Identificar
a una Bestia no nos va a ayudar en eso. Identificar un sistema corrupto no nos
va a ayudar en eso. Lo único que nos va a ayudar, cuando llegue ese momento -si
nos enfrentamos a ese tipo de decisiones-, es si somos absolutamente quienes
debemos ser, porque ponemos en práctica lo que sabemos.
Por
eso no es importante si vemos venir estas cosas o no, o si podemos
identificarlas, sino si realmente somos quienes decimos ser: El pueblo de
Dios que es fiel a Dios y sólo a Dios.
APOCALIPSIS
13:7-8 (RVA-2015) Y le fue
permitido hacer guerra [de nuevo,
hablando de la Bestia] contra los santos y vencerlos. También le fue dado
poder sobre toda raza y pueblo y lengua y nación. 8 Y
le adorarán todos los habitantes sobre la tierra [esa es
la cuestión, ese es el problema], cuyos nombres no están inscritos en el libro de la
vida del Cordero, quien fue inmolado desde la fundación del mundo.
Sólo
el pueblo de Dios se niega a adorar a la Bestia. Lo que nos separa del mundo es
nuestro compromiso con Dios y sus caminos, no si identificamos un sistema de gobierno
o políticas corruptos. Si nuestro compromiso y fidelidad son férreos-si tenemos
eso- no tiene ninguna importancia quién o qué es el poder de la Bestia. No
importa qué políticas vengan. Si estamos firmemente aferrados, si ese
compromiso es absoluto -pasamos nuestro tiempo, nuestra vida, asegurándonos de ESTAR
FIRMES más allá de lo que estas cosas sean.
¿Deberían
realmente importarnos las políticas de las naciones en las que vivimos? ¿No es
mucho más importante orar por que haya simplemente paz -independientemente de
las políticas, independientemente de lo que ocurra- para que podamos tener más
tiempo para prepararnos para el trabajo al que Dios nos ha llamado? ¿No
necesitamos más tiempo para reforzar ese compromiso? A mí, desde luego, me
gustaría disponer de todo el tiempo que pueda, si es que alguna vez se me
presenta esta situación. Quiero todo el tiempo que pueda para asegurarme de que
estos caminos forman parte de lo que yo soy.
Nuestra
vida espiritual y nuestra salud se fortalecen a través de la oración, la
práctica y el estar cerca de aquellos que han sido llamados al igual que
nosotros. Así es como estas cosas se convierten en parte de nosotros. Es la
oración, es la práctica y es estar en esta comunidad, dentro de esta comunidad,
para fortalecernos unos a otros.
La
otra Bestia de Apocalipsis 13 crea el mismo problema para el pueblo de Dios:
VERSÍCULOS
11-12 Y vi otra bestia que subía de la tierra. Y tenía dos cuernos
semejantes a los de un cordero, y hablaba como un dragón. 12 Y
ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que
la tierra y sus habitantes [adviertan
esto] adoren a la primera bestia [ aquí estamos
de nuevo; esa es la causa, ese es el problema ], cuya
herida mortal fue sanada.
Una
vez más, el problema es la adoración: si uno adora a la bestia, ya no adora a
Dios.
VERSICULO
15 También le fue permitido dar
aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hablase e
hiciera que fueran muertos todos los que no adoraran a la imagen de la bestia.
De
nuevo, el problema no es caer presa de alguna ideología - conservadora o
liberal, capitalismo o socialismo, control gubernamental o libertad personal,
mandatos de máscaras o mandatos de vacunas - el asunto es adorar a Dios y
sólo a Dios. Es precisamente la propuesta que Satanás le hizo a Jesús en el
desierto en Mateo 4:
MATEO
4:8-10 (RVA-2015) Otra vez
el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo
y su gloria.
Así
que lo pone sobre esta cumbre. Probablemente es diferente de lo que nos
imaginamos, porque Él lo está viendo todo, ¿verdad? Él le está mostrando todos
los reinos de la tierra.
9 Y le dijo: «Todo esto te daré si postrado me adoras».
«Eso
es todo lo que tienes que hacer. No tienes que pasar por este proceso que el
Padre ha creado. Yo te lo daré todo, y lo único que tienes que hacer es
postrarte y adorarme». Esa es la cuestión, ¿no? Se la propone a Cristo.
10 Entonces Jesús le dijo: «¡ Vete, Satanás! Porque escrito está: Al Señor
tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás».
Esta
es la prueba que debemos estar preparados para afrontar, y es bastante
sencilla. Es una prueba bastante sencilla, al menos en su construcción. ¿A
quién adoraré? ¿A Quién le prestaré lealtad, fidelidad?
Y no
es una situación de ser engañado, como si las acciones de uno significaran que
uno adora algo aunque ni siquiera reconozca que lo está haciendo. No, es
una elección consciente de libre albedrío. Aquí Dios no se va a andar con
juegos; Él no va a permitir que uno sea engañado para que adore a la
Bestia, y uno ni siquiera se dé cuenta de que lo está haciendo. Ese no es el
problema. Esto va a ser una elección de libre albedrío. Dios no está
jugando.
Satanás,
por supuesto, es el engañador y engaña al mundo entero, pero si uno busca todas
las referencias al engaño de Satanás en Apocalipsis (ese sería un buen
estudio bíblico; echémosle un vistazo a eso alguna vez), es por medio de milagros
y artes mágicas que la gente es llevada a adorar a la Bestia en lugar de a
Dios. No es confusión sobre sistemas económicos o políticos; sino milagros.
La gente creerá que la Bestia es Dios. No se trata de engañarlos para
que adopten ideologías o sistemas económicos, se trata de convencer a la gente
para que adore a algo que no es Dios.
Es esencialmente
la misma elección que se les planteó a Adán y Eva: ¿A quién hay que creer? ¿Es
Dios un mentiroso, como afirmaba Satanás? Eso es todo lo que Satanás dijo:
«Dios no está siendo sincero con ustedes». No los engañó para que comieran la
fruta. Dios dijo: «No lo hagan, porque esto va a suceder»; y Satanás dijo: «No,
eso no va a suceder». No era cuestión de ser engañado en ese sentido; era
cuestión de hacer una elección consciente. «Dios es un mentiroso; Satanás lo
dice. Le creo a él antes que a Dios». ¿Es Dios un mentiroso, como dijo Satanás,
o es veraz y digno de confianza? ¿A quién se va a adorar? Esa es la cuestión.
Cuando
llegamos a los 144,000, vemos lo que los distingue:
APOCALIPSIS
14:1 (RVA-2015) Y miré, y
he aquí el Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él estaban los ciento
cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en
sus frentes.
Esta
es una repetición, si se quiere, de Ezequiel 9:4-es exactamente lo mismo que
Dios hace antes de matar a los idólatras en el libro de Ezequiel.
VERSICULOS
4-5 Estos son los
que nunca se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen
al Cordero por dondequiera que vaya. Estos fueron redimidos de entre los
hombres, primicias para Dios y para el Cordero. 5 Y
en sus bocas no se halló engaño; son sin mancha.
Ser
vírgenes y sin mancha es no haber adorado a otros dioses, sino haber mostrado
completa fidelidad a Dios y sólo a Dios.
VERSÍCULOS
9-10 Y siguió otro
ángel, un tercero, diciendo a gran voz: “¡Si alguno adora a la bestia y a su
imagen, y recibe su marca en la frente o en la mano, 10 él
también beberá del vino del furor de Dios que ha sido vertido puro en la copa
de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles
y delante del Cordero.
Repito,
se trata de la adoración. ¿Con quién está su lealtad? Y entonces, es útil
prepararnos, saber que si llegamos a vivir en ese tiempo, que nuestra lealtad a
Dios será probada; pero esa es la prueba. Esa va a ser la prueba: nuestra
fidelidad y nuestro compromiso con Dios y sólo con Dios.
La
prueba no consiste en identificar correctamente quién es la Bestia, o las
políticas que podrían conducir al poder de la Bestia; eso realmente no nos
sirve para nada, salvo para satisfacer la curiosidad. Ciertamente, hay
curiosidad por esas cosas, pero eso es realmente todo lo que eso hace
por nosotros, porque la única cosa que cuenta es nuestra capacidad de
permanecer fieles a Dios, y eso se logra prestando atención a hacer que el
carácter de Dios sea nuestro propio carácter y acercándonos y permaneciendo
cerca de Dios y de su pueblo. Esa es la única manera en que podemos lograrlo.
Esa es la única manera de fortalecer este tipo de compromiso con Dios.
De
nuevo, se consigue mediante el aprendizaje, la práctica y el ánimo que damos y
recibimos de otros que están en el mismo barco, con la misma vocación, con el
mismo llamamiento, aunque haya diferencias entre nosotros. Aunque haya
diferencias entre nosotros.
Por
eso, lo que más importa es nuestra vocación como pueblo de Dios, que
debe trabajar para estar preparado para servir a Cristo a su regreso.
Debemos habernos revestido suficientemente del carácter de Dios para
enseñar a las naciones y para ser infatigables en nuestro compromiso. Ese es
nuestro cometido, para el que debemos trabajar con un enfoque semejante a un
láser. Lo que nos une es esa vocación y ese trabajo, esa labor. Eso es lo más
importante.
Aunque
no estemos unidos en todas las áreas, no debemos permitir que los asuntos no
fundamentales se conviertan en una fuente de división o de sentimientos
negativos hacia los demás. Satanás desea desviar nuestra atención de la meta,
del balón, y especialmente sin que nos demos cuenta de que lo ha hecho. Y eso
se le da muy bien. Ha estado esforzándose por hacerlo con las mismas técnicas
desde los inicios de la Iglesia.
De
sus escritos se desprende que el apóstol Pablo no tenía miedo a la lucha si con
ello defendía a las congregaciones que Dios le había encomendado. En Galacia,
los oponentes de Pablo habían enseñado en su ausencia a las congregaciones de
la zona que el bautismo en el Cuerpo de Cristo no era suficiente para
convertirlos plenamente en pueblo de Dios, y que debían circuncidarse y formar
parte del Pacto del Sinaí para tener realmente una relación con Dios, para ser
realmente los que Dios iba a utilizar en su reino. Que Cristo estableció un
Nuevo Pacto que sustituyó al Pacto del Sinaí era claramente una cuestión
fundamental para Pablo, y él trazó abiertamente una línea limítrofe sobre esa
cuestión. No hay lugar para el desacuerdo en este asunto.
Usted
puede ver su indignación sobre aquellos que habían perturbado a los Gálatas en
esta área:
GALATAS
5:12 (RVA-2015) ¡Ojalá
se mutilasen los que los perturban!
Es
un comentario sarcástico sobre la circuncisión, con un juego de palabras de
cortarse a sí mismos de Cristo con una mutilación accidental (castración). Está
realmente molesto por esta situación. Esta es una cuestión de marcar los
límites o de «trazar una línea en la arena» para Pablo.
Cuando
se trataba de entender los Pactos, Pablo marcaba claramente una línea
divisoria. No había lugar para el desacuerdo sobre los Pactos, porque eso
distorsionaba la obra y el sacrificio de Cristo, y cambiaba la forma en que la
gente veía su identidad. ¿Quiénes eran el pueblo del Pacto de Dios y quiénes
no?
Por
otra parte, Pablo reconoció que hay verdades no fundamentales sobre las que se
negó a trazar un límite. Pablo reconocía que podía haber áreas en las que los
individuos de la Iglesia no estuvieran de acuerdo, pero que no eran lo
suficientemente importantes como para intentar forzar la unidad. En esos casos,
enseñaba a tolerarse unos a otros.
Al
parecer, había un problema de este tipo en Roma en la época en que se escribió
el libro de Romanos. El capítulo 14 trata de ese tema. El asunto sobre el que
escribe se refiere a algo que Pablo no explica de forma expresa. Nos hubiera
gustado que lo hiciera, pero como ocurre con cualquier carta, un escritor no
pierde el tiempo explicando lo que ambas partes ya saben. Pablo simplemente
hace referencia a la situación y tanto él como el público original estaban al
corriente de los detalles. En cambio, casi 2.000 años después, sólo nos queda
intentar reconstruir la situación. No está absolutamente claro.
La
Iglesia cree que la cuestión se centra en el ascetismo y en los
conceptos de vegetarianismo y en los días que se reservan para
abstenerse de comer. Pero para nuestros propósitos de hoy, quiero que nos
limitemos a señalar que se trata de una cuestión en la que hay al menos dos
grupos de personas en la Iglesia que tienen unos sentimientos muy intensos
acerca de estas cuestiones, y que son en cierto modo cuestiones espirituales,
porque están relacionadas con la fe de cada uno.
Pablo
no sugiere que la cuestión no importe (no es así como él la trata), ni
sugiere que cualquiera de las dos opciones sea igualmente buena. De hecho,
Pablo cree que hay una perspectiva correcta, y da a conocer en esta discusión
lo que él piensa que es la perspectiva correcta. Pero no exige que todos en la
congregación acepten lo que él cree. Se trata de una cuestión no fundamental y
no se debe permitir que cause divisiones y conflictos.
Así
que, para este sermón de hoy, tratemos de ignorar el tema específico -no quiero
pasar tiempo enfocándome en el tema- quiero que nos enfoquemos en cómo Pablo
nos enseña a manejar tales situaciones.
La
discusión realmente comienza en Romanos 12. Pablo introduce la discusión; nos
enseña a convertirnos en un sacrificio vivo -estamos familiarizados con Romanos
12:2, « convertirnos en un sacrificio vivo»- y a
no conformarnos a este mundo. A continuación, establece el debate haciendo
hincapié en la importancia de la humildad. Ya lo habíamos visto antes, cuando
hablaba de la unidad en Efesios.
ROMANOS
12:3 (RVA-2015) Digo,
pues, a cada uno de ustedes por la gracia que me ha sido dada, que nadie tenga
más alto concepto de sí que el que deba tener; más bien, que piense con
sensatez, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.
Cuando
las opiniones se afianzan, tendemos a descartar cualquier cosa que pueda
sugerir que estamos equivocados. No tenemos que ser una persona arrogante para
pensar más alto de nuestra opinión de lo que deberíamos; eso es una cosa
bastante fácil y humana de hacer. Cuando pensamos que tenemos razón, ése es el
proceso natural.
Pablo
nos dice que nos consideremos a nosotros mismos con sobriedad, prudencia y
sensatez, y que, al hacerlo, reconozcamos que todos, en mayor o menor medida,
tenemos una función que desempeñar en la Iglesia.
VERSÍCULOS
4-5 Porque de la
manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros pero todos los miembros no
tienen la misma función, 5 así nosotros, siendo
muchos, somos un solo cuerpo en Cristo pero todos somos miembros los unos de
los otros.
Esta
es la idea de unidad. Ninguno de nosotros es una isla espiritual;
no se trata sólo de «Dios y yo». Nos necesitamos los unos a los otros, y
nos pertenecemos los unos a los otros, y nos caracterizamos por formar parte de
un solo cuerpo. Lo que consolida nuestra unidad es el amor genuino, que debemos
desarrollar y compartir unos con otros.
VERSICULO
9 El amor sea sin fingimiento,
aborreciendo lo malo y adhiriéndose a lo bueno…
«Sin
hipocresía» también puede entenderse en un sentido positivo como sincero o
genuino, o incluso puede referirse a la actuación. «Que
el amor no sea fingido». Debemos tener un amor genuino los unos por los
otros, lo que significa que deseamos estar los unos con los otros; sacamos
fuerzas los unos de los otros; sacamos fuerzas de las cosas por las que estamos
unidos. Tenemos la misma vocación y el mismo objetivo.
VERSÍCULOS
10-13 …amándose los unos a los otros con amor fraternal; en
cuanto a honra, prefiriéndose los unos a los otros; 11 no
siendo perezosos en lo que requiere diligencia; siendo ardientes en espíritu,
sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza,
pacientes en la tribulación, constantes en la oración; 13 compartiendo
para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
Estos
son los rasgos que se desprenden de este amor: el honor y el respeto mutuo;
alegrarse mutuamente en la esperanza (compartiendo esa esperanza común que
ustedes y yo tenemos); ser pacientes en las pruebas, en la oración; ocuparse de
las necesidades de los demás; mostrar hospitalidad.
Con
respecto a favorecerse los unos a los otros, algunos traductores lo interpretan
en el sentido de «tratar de aventajar a los demás en el respeto mutuo».
Sería interesante pensar en eso: ¿tratar de sobresalir unos por encima de otros
en términos de consideración y respeto, en vez de faltarnos al respeto de vez
en cuando, por alguna situación?
VERSICULO
14 Bendigan a los que les
persiguen; bendigan y no maldigan.
La
palabra bendecir también puede traducirse simplemente «hablar bien de». Habla
bien de los que te persiguen; habla bien y no los maldigas. No hables mal de
ellos.
Habla
bien de los que te persiguen; habla bien y no los maldigas. El contexto aquí,
por supuesto, es la Iglesia, y es probable que Pablo se esté refiriendo a
algunas situaciones que han surgido en la congregación en las que eso no tiene
cabida, y está dando instrucciones sobre situaciones desagradables que surgen
entre nosotros. Su punto es que todo termina conmigo (ese tipo de
enfoque). Si alguien dice algo malo, la cosa termina en mí. No debo perpetuar
ese comportamiento.
VERSÍCULO
15 Gócense con los que se gozan.
Lloren con los que lloran.
Aquí
vemos la instrucción de ser parte de la vida de los demás en los altos y los
bajos que todos pasamos.
VERSÍCULO
16 Tengan un mismo sentir los
unos por los otros, no siendo altivos sino acomodándose a los humildes. No sean
sabios en su propia opinión.
Muchas
traducciones traducen la primera frase como «vivir en armonía unos con otros».
La idea principal es tener cuidado con nuestras opiniones, y todos tenemos
opiniones. No todas coinciden. Nuestras opiniones, cuando son diferentes de las
de los demás, tienden a darnos un sentimiento de superioridad sobre los demás.
De nuevo, no se trata de decir que todas las opiniones son igualmente
correctas, sino de tener cuidado con la forma en que sostenemos esas opiniones
y cómo las comunicamos a otras personas. Eso es importante.
VERSÍCULO
17 No paguen a nadie mal por mal.
Procuren lo bueno delante de todos los hombres.
Nuevamente,
vemos la amonestación de estar por encima de comentarios hirientes y de la
tentación de vengarse de alguien. Algo así como: «Alguien me envió un correo
desagradable por algo que dije, así que voy a desquitarme». Más bien, dice,
demuestren lo que es correcto ante todos, sin tener en cuenta cómo los han
tratado.
VERSÍCULOS
18-21 Si es
posible, en cuanto dependa de ustedes, tengan paz con todos los hombres [con
todos]. 9 Amados, no se venguen ustedes mismos sino
dejen lugar a la ira de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo
pagaré, dice el Señor [dejemos que Dios
se encargue]. 20 Más bien, si tu enemigo tiene hambre, dale
de comer; y si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, carbones
encendidos amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas
vencido por el mal sino vence el mal con el bien.
Pablo
concluye esta sección resumiendo las instrucciones de Dios para todos nosotros:
No nos dejemos arrastrar a un enfrentamiento airado con idas y vueltas; no nos
dejemos arrastrar a tales cosas; más bien, optemos por responder sólo con el
bien.
Debemos
mantener estos principios en nuestra mente mientras continuamos siguiendo el
proceso de pensamiento de Pablo que aborda a continuación: nuestra necesidad de
someternos a las autoridades que nos gobiernan.
ROMANOS
13:1-2 (RVA-2015) Sométase toda persona a las autoridades superiores porque no
hay autoridad que no provenga de Dios; y las que hay, por Dios han sido
constituidas. 2 Así que, el que se opone a la
autoridad se opone a lo constituido por Dios; y los que se oponen recibirán
condenación para sí mismos.
Mientras
estas autoridades gobernantes no exijan adoración, debemos someternos a ellas
-seguir sus directrices y decretos-, de lo contrario, dice Pablo, es resistir a
Dios y traer su juicio sobre nosotros.
En
cuanto a cosas como los mandatos de máscaras, si el gobierno los exige, la
Iglesia hará lo mismo. Hacer lo contrario es resistirse a Dios.
Lo
que es asombroso es que Pablo dice esto cuando Nerón es el emperador de
Roma. Nerón, ¿qué saben de Nerón? Es uno de los emperadores romanos más
conocidos, que infligió enormes sufrimientos a la Iglesia y mató a muchos de
sus miembros. La tradición sostiene que Nerón acabaría ejecutando a Pablo.
Pablo
vuelve entonces al tema del amor; amarse los unos a los otros es de lo
que trata la ley.
VERSÍCULO
10 El amor no hace mal al
prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la ley.
Así
es como se cumple esta parte de la ley.
Concluye
esta sección diciendo que el tiempo apremia. No debemos limitarnos a hablar
de estos rasgos de carácter, sino que debemos hacerlos parte de nuestro ser.
Cuando pensamos en los libros del Nuevo Testamento, cuando llegamos al
Apocalipsis, es como «la hora del partido», ¿verdad? Qué hemos hecho hasta el
momento en que se inicia el juego, porque cuando llegue ese momento, si estamos
vivos, probablemente seremos puestos a prueba.
Si
lo hacemos así (si nos preparamos), no tendremos que temer lo que se
profetiza en el Apocalipsis, aunque perdamos la vida. Tampoco necesitamos
preocuparnos por identificar las tendencias del poder de la Bestia. Es
realmente irrelevante.
VERSÍCULO
14 Más bien, vístanse del Señor
Jesucristo y no hagan provisión para satisfacer los malos deseos de la carne.
Entonces
llegamos a este asunto no fundamental que ha causado que los hermanos en Roma
se dividan un poco. Una vez más, no nos preocupemos por el tema específico,
sino simplemente observemos, más bien, que es un tema en el que los hermanos no
están de acuerdo; que Pablo claramente cree que un lado tiene razón, incluso
refiriéndose a sí mismo y a los que están de acuerdo con él como «los fuertes» y a los otros como «los más débiles en la fe». Sin embargo, Pablo no exige
que los que considera más débiles en la fe cambien. Se trata, como hemos
definido, de una cuestión no fundamental.
También
es útil recordar los temas que acaba de tratar (y lo hizo a propósito, antes
de abordar esta cuestión): tener una prudente opinión de uno mismo;
pertenecemos al mismo cuerpo; el amor debe ser sin fingimientos; debemos
esforzarnos más que los demás en mostrar respeto; debemos mantener la esperanza
con los demás en las pruebas y en la oración; debemos contribuir a las
necesidades de los demás; debemos ser hospitalarios; debemos hablar bien de los
perseguidores; debemos alegrarnos y llorar juntos; debemos vivir en armonía;
debemos ser humildes y no arrogantes; no debemos devolver los insultos; debemos
vivir en paz; no debemos buscar venganza; debemos superar las malas acciones
con buenas acciones; debemos estar sujetos a las autoridades; y debemos mostrar
amor como cumplimiento de la ley.
Entonces,
¿cómo tratamos las diferencias no fundamentales?
ROMANOS
14:1 (RVA-2015) Reciban
al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.
Recibir
aquí es «hacer de alguien un íntimo amigo o tratarlo como a un miembro de la
familia». Pero no lo hagan, dice, para que se corrija de su forma de
pensar. Eso puede ser una tentación, ¿no? «Voy a invitar a esta persona; voy
a hacerme realmente amigo para poder corregir su forma de pensar». Pablo
dice que no hagamos eso.
Hay
varias maneras de traducir la última frase. Es un modismo, pero literalmente es
«no andar con discusiones sobre razonamientos». El asunto tiene que ver
con comer y beber (especialmente vegetales) y el trato preferencial de ciertos
días sobre otros-pero de nuevo, no nos desviemos del asunto. Veamos simplemente
cómo tratar estas cosas.
VERSÍCULOS
3-4 El que come no menosprecie al
que no come, y el que no come no juzgue al que come; porque Dios lo ha recibido.
Dios
ha recibido a esta persona, así que más vale que nosotros recibamos a esta
persona. Dios recibió a esta persona; esa persona está sentada en la
congregación, así que más vale que ustedes y yo la recibamos.
4 ¿Quién eres tú que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en
pie o cae; pero será afirmado porque poderoso es el Señor para afirmarle.
Podríamos
reemplazar el hecho ocurrido en Roma por las diferencias actuales a las que
podríamos enfrentarnos hoy en día. No debemos adoptar la postura de que «como
creo que esta persona está equivocada, voy a tener poco que ver con ella; me
niego a estar cerca de esa persona; voy a mantenerme alejado de esa persona».
El punto de Pablo es que Dios los ha recibido; y si Dios lo ha hecho, más nos
vale.
La
persona con la que no estamos de acuerdo es también sierva de Dios, como
nosotros. ¿Y quiénes somos nosotros, entonces, para decidir si esa persona está
de pie o cae? ¿No es esa la elección y la decisión de Dios? ¿No le corresponde
a Dios hacer ese juicio? La persona con la que no estamos de acuerdo es también
un siervo de Dios, así que ese es el trabajo de Dios.
Si
el pensamiento de alguien está fuera de lugar -y en una cuestión no
fundamental- entonces debemos dejar eso a Dios. Y eso no siempre es fácil de
hacer, ¿verdad? No estamos de acuerdo con alguien, pensamos que está
equivocado; no es fácil dejarlo pasar.
VERSÍCULO
6 El que hace caso del día, para
el Señor lo hace. . .
Así
que esta persona que está haciendo esta actividad, lo está haciendo para Dios, ¿verdad?
Lo están haciendo (piensan) en adoración a Dios.
. . y el que no observa el día, para el Señor no lo observa [está
tratando de agradar a Dios]. El que
come para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el
Señor no come y da gracias a Dios.
VERSÍCULO
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu
hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Pues todos
compareceremos ante el tribunal de Dios...
Ninguno
de nosotros tiene un pase. Dios va a enderezar nuestras opiniones. En algunas
cosas podemos tener razón. Pero tal vez en algunas cosas estemos equivocados. Y
vamos a ser llamados a dar cuenta de esas cosas. Nuestro pensamiento va a ser
enderezado.
Estas
diferencias son cuestiones espirituales; importan, pero no son cuestiones
fundamentales. No son cuestiones fundamentales. En cada caso, el que
tiene opiniones diferentes cree que concuerdan con las de Dios. Por eso Pablo
nos dice que en casos así, no forcemos la situación; dejémosla en manos de
Dios. Si se trata de una cuestión no fundamental, no forcemos la situación. Dejemos
que Dios lo resuelva; dejemos que Dios sea el juez.
Al
final, todos nos presentaremos ante el tribunal de Cristo, y todo se resolverá.
VERSÍCULOS
12-13 De manera
que cada uno de nosotros rendirá cuenta a Dios de sí mismo.
¿
Qué opinión sostenemos firmemente? Vamos a comparecer ante Dios. Si es
correcta, grandioso. Si no es correcta, bueno, tenemos que comparecer ante
Dios.
13 Así que, no nos juzguemos más los unos a los otros; más bien, determinen
no poner tropiezo u obstáculo al hermano.
Eso
es lo más importante. Si no es una cuestión fundamental, entonces retrocedamos
un poco y no creemos un entorno difícil para los demás, y desde luego no lo
utilicemos como pretexto para evitarnos unos a otros. Tenemos que reflexionar y
estar unidos en lo fundamental: eso es lo más importante.
VERSÍCULOS
17-19 17porque el reino de Dios
no es comida ni bebida . . .
No
es máscaras y vacunas y COVID.
... sino justicia,
paz y gozo en el Espíritu Santo. 18 Porque el que
en esto sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por los hombres.
19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la
mutua edificación.
Podríamos
decir que el reino de Dios no son las máscaras, no son las vacunas, no es si el
Foro Económico Mundial es el precursor de la Bestia, o cualquier otra de esas
cosas que causan división. Una vez más, eso no quiere decir que no haya un bien
o un mal en estas áreas -y creo que el liderazgo de la Iglesia ha tratado de
dar ejemplo de un enfoque bíblico de estas cosas-, pero al final no son áreas
en las que tenemos necesariamente que estar de acuerdo.
ROMANOS
15:1-3 (RVA-2015) Así que,
los que somos más fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles. . .
Así
que si nos sentimos seguros de nuestra posición y pensamos, «Bueno, tal vez
es esta otra persona que es un poco débil en esa área,» es nuestro trabajo
y responsabilidad de sobrellevar a esa persona- tolerar a esa persona; no crear
un problema.
. . . y no agradarnos a
nosotros mismos. . . .
No
se trata de complacernos a nosotros mismos y pensar que lo estamos haciendo
todo bien.
2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo para
el bien, con miras a la edificación. 3 Porque
Cristo no se agradó a sí mismo; más bien, como está escrito: Las afrentas de
los que te afrentaron cayeron sobre mí.
Cristo
nos dio un ejemplo de cómo debemos ser ustedes y yo: Estuvo dispuesto a
soportar a quienes no le veían como era, quien era. Si nuestra posición sobre
cuestiones no fundamentales es correcta, entonces debemos seguir el ejemplo de
Cristo.
VERSÍCULOS
5-7 Y el Dios de la perseverancia
y de la exhortación [observen cómo une
esta frase] les conceda que tengan el
mismo sentir los unos por los otros según Cristo Jesús...
Este
proceso de unidad requiere algo de perseverancia, y a veces tenemos que ser
consolados en el camino.
. . . 6 para que, unánimes y a una sola voz, glorifiquen al
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Y
ése es, en última instancia, el objetivo. Somos el pueblo de Dios, cada
uno de nosotros. Somos el pueblo de Dios, y es nuestra responsabilidad llevar a
cabo el trabajo al que Dios nos ha llamado. Y cuando cumplimos con nuestro
trabajo -cuando nos vestimos del carácter de Dios, cuando estamos agradecidos
por este llamado y nos damos cuenta de la importancia de este llamado- entonces
eso glorifica a Dios.
7 Por tanto, recíbanse unos a otros como Cristo los recibió para la gloria
de Dios.
La
oración de Pablo es de perseverancia y consuelo mientras nos abrimos camino a
través de diferencias difíciles, pero todo con el objetivo de glorificar a
Dios. Tenemos un mismo Padre, un mismo propósito, una misma vocación. Termina
con lo que empezó: recibíos los unos a los otros. Pero esta vez lo señala con
más precisión. Dice: «así como Cristo nos recibió». Cristo nos ha recibido. Nos
ha perdonado, ha borrado todas las cosas que hemos hecho mal, está dispuesto a
incorporarnos a su cuerpo, está dispuesto a mostrarnos una misericordia
increíble: nos ha recibido. ¿Y adivinen qué? No siempre tenemos el pensamiento
correcto, y Él no nos ha rechazado. Seguimos sentados aquí en la congregación.
Me imagino que cada uno de nosotros tiene algunas cosas de las que Dios
pensaría, «Vaya, esa persona realmente necesita aprender esta lección».
Todos nosotros estaríamos incluidos entre ellos. Pero Dios no nos rechaza; Él
todavía nos recibe. Él va a dar tiempo, así funciona ese tipo de cosas.
Termina,
de nuevo, donde empezó. Cristo nos recibió; nosotros también debemos recibir a
quienes puedan ver las cosas de forma un poco distinta a la nuestra.
El
hecho de que Dios nos llamara a cada uno de nosotros y nos añadiera al Cuerpo
de Cristo mediante el bautismo y la imposición de manos fue y sigue siendo un
increíble milagro en el que reflexionar. Todos nosotros, procedentes de
diversos estilos de vida y de diversas culturas y orígenes, y hemos sido
reunidos para formar parte del Cuerpo de Cristo, y nos hemos convertido en la
familia de Dios. Todos somos siervos de Dios, que debemos prepararnos tanto
para las duras pruebas a nuestra lealtad y fidelidad a Dios, como para incorporar el carácter de Dios a
cada fibra de nuestro ser, de modo que se refleje en nosotros. No es
sólo algo en lo que decimos: «Ah, sí, tengo que pensar en esto, tengo que
hacerlo», sino que realmente se trata de nosotros.
Para
hacerlo, tenemos necesidad los unos de los otros. Nos necesitamos unos a
otros. Necesitamos unidad. Nuestra unidad no proviene de las ideas del
mundo, ni siquiera de nuestras propias ideas; proviene de las instrucciones
de Dios. A medida que nos alineamos con Dios, nos unimos más y más entre
nosotros. Aunque ése es nuestro objetivo -una unidad completa y total con Dios
y, por tanto, entre nosotros-, reconocemos que todos somos seres humanos
imperfectos y que no estamos perfectamente unidos.
Creo
que las creencias y prácticas fundamentales o esenciales a las que debemos
estar unidos están bastante claras. Estas creencias fundamentales son las que
deben unirnos, en las que debemos confiar para unirnos. Son creencias que
debemos reconocer que nos unen incluso cuando hay otras cuestiones en las que
surgen dificultades o desacuerdos. Son las creencias que debemos traer
conscientemente al primer plano de nuestra mente cuando nos molestan otras
cuestiones que tienden a dividirnos.
Satanás
sabe cómo aprovechar mejor nuestras vulnerabilidades. Nos conoce muy bien. Sabe
que algunos de nosotros pensamos que debemos estar completamente de acuerdo en
todos los temas, y se aprovecha de ello. Utiliza esa palanca para introducir
dudas y el pensamiento de que uno tiene que encontrar un grupo de personas
que esté completamente de acuerdo con uno en todos los temas. Eso es una ilusión.
Nunca va a suceder. Nunca va a suceder, porque somos humanos. Y estamos
trabajando hacia la unidad con Dios, pero va a ser necesaria la venida de
Cristo para traer la unidad total.
Satanás
sabe que algunos de nosotros nos sentimos muy firmes acerca de ciertos temas
que no son fundamentales. El usa esa influencia para suprimir lo que es
verdaderamente fundamental y causa fricción sobre asuntos no fundamentales. Eso
nos lleva a perder de vista lo que es importante para centrarnos en esas
diferencias.
Pero
no somos ignorantes de esas cosas. Nuestra defensa consiste simplemente en
recordarnos lo que es importante. ¿Cuál es nuestra identidad, cuál es nuestra
llamamiento, cuál es nuestra vocación? Si simplemente rechazamos la provocación
y la tentación de la división por cuestiones no fundamentales, y nos aferramos
a lo que verdaderamente nos unifica en el cuerpo de Cristo, derrotaremos a
Satanás y a sus planes, y lo haremos para gloria de Dios.
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