5.1 ¿QUÉ ES EL ESPÍRITU SANTO?


Parece que la mayoría de las discusiones sobre el Espíritu Santo, como ocurre con tantos otros asuntos espirituales, acaban en confusión. Un destacado evangelista admite: "La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio". Sin embargo, como veremos, el misterio es obra del ser humano.

La naturaleza del Espíritu Santo no tiene que ser un misterio.

La comprensión es posible. La Biblia proporciona información esencial si estamos dispuestos a creer lo que revela.

Dentro del cristianismo, existen varias ideas con respecto a la naturaleza del Espíritu Santo. Se le describe como a una persona, como el tercer miembro de la Trinidad.

Algunos teólogos lo ven como una de las tres hipóstasis o personificaciones de los atributos de Dios. Este concepto es un intento de eludir la dificultad que tienen algunas personas para comprender cómo Dios puede ser tres personas separadas en una.

Con mucha frecuencia, la Biblia describe al Espíritu Santo en términos impersonales: como un poder, como un don o como algo que se derrama; es el espíritu con el que somos bautizados o el espíritu de la verdad.

Al Espíritu Santo también se le llama "Espíritu de Dios" y "Espíritu de Cristo". Su presencia en nosotros nos hace hijos de Dios (Romanos 8:9, 14); sin él no pertenecemos realmente a Cristo (versículo 9).

En una profecía sobre las características espirituales de Jesucristo, el "Espíritu del SEÑOR" se describe como "Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR" (Isaías 11:2). Aquí vemos que el Espíritu Santo viene de Dios; es su espíritu propio, no un ser separado.


LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD

Puede sorprender que la palabra "trinidad" no aparezca en ninguna parte de la Biblia. Es más, la doctrina de la Trinidad no se incorporó a la teología de la Iglesia sino hasta el siglo IV. Se proclamó por primera vez como doctrina en el Concilio de Nicea en el año 325 de nuestra era, casi 300 años después de la fundación de la Iglesia del Nuevo Testamento.

La principal escritura utilizada para apoyar esa doctrina es 1 Juan 5:7: "Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno" (versión Reina Valera 2015).

Sin embargo, estas palabras no se encuentran en ningún manuscrito griego antiguo del Nuevo Testamento. Cuando el erudito y filólogo del siglo XVI Erasmo de Rotterdam publicó un texto griego del Nuevo Testamento, omitió deliberadamente ese versículo. Tras ser criticado por esta omisión, cedió y lo incluyó en su tercera edición, la cual se convirtió en la base de las futuras traducciones al inglés. Pero el texto correcto suele figurar en una nota a pie de página similar a la siguiente: "El versículo 7 debe terminar con la palabra 'registro'. El resto del v. 7 y parte del v. 8 no se encuentran en ningún manuscrito griego antiguo; sólo en manuscritos latinos posteriores" ("La Biblia de Estudio Ryrie, Versión King James").

El Nuevo Comentario Bíblico Revisado señala: "Las palabras son claramente una glosa y están correctamente excluidas por la RSV [Versión Estándar Revisada] incluso de su margen".

La doctrina de la Trinidad en realidad no tiene apoyo bíblico.

Si bien es cierto que es difícil comprender cómo es que el Espíritu Santo podría ser una persona, nuestra falta de comprensión es una razón insuficiente para anular la idea. Así que busquemos ahora pruebas bíblicas de lo que es y de lo que no es el Espíritu Santo.

Si el Espíritu Santo fuera una persona, entonces tendríamos que asumir que el Espíritu Santo fue el padre de Jesús ya que María concibió por obra del Espíritu Santo (Mateo 1:18).

Sin embargo, Jesús dijo que Dios era su Padre, y siempre oró al Padre celestial, nunca al Espíritu Santo (Juan 17:1, 21, 24; Mateo 26:39).

Cuando el apóstol Pablo iniciaba sus cartas, se describía a sí mismo como apóstol de Dios Padre y de Jesucristo. No dijo nada sobre una tercera persona o ser. Nunca mencionó al Espíritu Santo en sus saludos a las diversas iglesias locales de su tiempo (1 Corintios 1:3; 2 Corintios 1:2; Gálatas 1:3; Efesios 1:2, etc.). Eso sería un gran descuido si el Espíritu Santo fuera una persona y parte de la Divinidad.

Si nos fijamos en las descripciones del trono de Dios en los libros de Hechos y Apocalipsis (Hechos 7:56; Apocalipsis 3:21), vemos que Cristo (el Hijo) está allí presente sentado a la derecha del Padre. Pero una vez más, el Espíritu Santo no aparece ni se menciona.

El evangelista Billy Graham escribió en su libro El Espíritu Santo: "La doctrina de la Trinidad fue uno de los problemas más complejos con los que tuve que enfrentarme. Nunca lo he podido resolver del todo, porque contiene un aspecto de misterio. Aunque hasta el día de hoy no la comprendo totalmente, la acepto como una revelación de Dios".

El concepto de la Trinidad es difícil de entender y no puede ajustarse al registro bíblico. Declararlo un misterio parece una respuesta inadecuada a las profundas cuestiones que plantea el concepto.

Dado que el mundo visible que nos rodea es material, todo lo relativo al mundo espiritual no es fácil de captar para los humanos, pero si estamos dispuestos a aceptarlas, las revelaciones bíblicas no nos dejan sin respuestas comprensibles.


EL ESPÍRITU SANTO: LA "SUSTANCIA" DE DIOS

La Biblia revela que "Dios es espíritu" (Juan 4:24).

No podemos experimentar el espíritu con nuestros cinco sentidos. Puesto que el mundo material no contiene nada parecido, es difícil encontrar una terminología apropiada. Sabemos que Dios no consiste en materia transitoria; es espíritu. Lo mejor que podemos hacer es decir que Él es un "ser" espiritual compuesto de "sustancia" espiritual.

Que hay seres "compuestos" de algo diferente a la materia es una verdad bíblica. Encontramos en 1 Corintios 15 que " También hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales" (versículo 40). En cuanto a la futura resurrección a la vida, aprendemos que el ser humano "se siembra cuerpo natural; se resucita cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural; también hay cuerpo espiritual" (versículo 44). Véase el estudio ampliado a continuación: Las resurrecciones.

Puesto que no podemos ver a Dios ni a los cuerpos espirituales, puede ayudarnos a comprender que, incluso en el mundo material, hay cosas que no vemos ni experimentamos con nuestros cinco sentidos y que, sin embargo, sabemos que existen. Ejemplos de ello son la electricidad, la gravedad y la materia gaseosa, que sólo conocemos a través de sus efectos (luz, caída de objetos, aire, viento, etc.).

De manera similar, la existencia de Dios puede "verse" en la creación física, y el poder del Espíritu Santo puede también comprenderse. El apóstol Pablo dijo que "lo que de Dios se conoce es evidente entre ellos, pues Dios hizo que fuese evidente. Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa." (Romanos 1:19-20). Pablo dijo que la gente debería poder creer que existe un Dios observando el mundo natural que los rodea.

Vea el estudio ampliado a continuación: Dios existe.

Una de las razones fundamentales por las que hay tanta confusión sobre la naturaleza de Dios y sobre el mundo espiritual es que la gente no se contenta con la información que Dios proporciona, sino que especula y quiere explicar cosas que no se pueden explicar.

Ciertamente hay áreas y aspectos de la naturaleza de Dios y del mundo espiritual que no somos capaces de alcanzar a comprender en su totalidad, sencillamente porque van más allá de la capacidad del cerebro humano. La Biblia enseña: "Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley" (Deuteronomio 29:29). El apóstol Pablo amonestaba a su auditorio: "para que aprendan en nosotros a no pensar más allá de lo que está escrito" (1 Corintios 4:6).

Podemos aprender sobre el Espíritu de Dios -el Espíritu Santo- y no confundirnos ni perdernos en especulaciones si nos quedamos con lo que Dios nos ha revelado al respecto.

La Biblia revela que Dios es espíritu; al Espíritu Santo también se le llama "el Espíritu de Dios" o "el Espíritu del SEÑOR". Este Espíritu viene de Dios y es su Espíritu, el Espíritu de Dios. Y parte de este Espíritu de Dios nos es dado bajo ciertos términos, como exploramos en el Módulo 1.4.5 El Espíritu Santo: poder de Dios.

El rey David obviamente había sido provisto de ese Espíritu. Él oró: "No quites de mí tu Santo Espíritu" (Salmo 51:11).

El Espíritu de Dios es algo de lo que podemos estar llenos. En el libro de los Hechos leemos: "Y fueron todos llenos del Espíritu Santo" (Hechos 2:4). Esto ciertamente habla en contra de que el Espíritu Santo sea una persona.


DESCRIPCIONES BÍBLICAS DEL ESPÍRITU DE DIOS

En lugar de ser una persona o la personificación de los atributos de Dios (una hipóstasis), el Espíritu Santo se explica en la Biblia por sus diversos efectos.

El Poder de Dios

Muchas escrituras muestran que el Espíritu Santo es el poder de Dios.

Salmo 104:30: Mediante el poder del Espíritu Santo, Dios creó los cielos y la tierra. En el momento de la creación, "el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas" (Génesis 1:2). Ese poder del Espíritu Santo sostiene y preserva la creación (Hebreos 1:2-3). Dios sostiene todas las cosas por la palabra de su poder.

Miqueas 3:8: El profeta Miqueas estaba "lleno de poder por el Espíritu del SEÑOR". Cuando los profetas recibían el Espíritu de Dios, tenían un poder adicional para realizar su trabajo.

Lucas 1:35: María concibió a Jesús por el poder del Espíritu Santo, también descrito aquí como "el poder del Altísimo."

Lucas 2:40; 4:14: El poder del Espíritu Santo estuvo con Jesús desde su nacimiento.

Lucas 24:49: A los discípulos se les prometió poder de "lo alto" al dárseles el Espíritu Santo. Esa promesa se repitió en Hechos 1:4-8, añadiendo que serían bautizados con el Espíritu Santo, y "recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra" (versículo 8). Recibieron el Espíritu Santo el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4). El poder del Espíritu Santo permitió a los discípulos predicar el Evangelio con valentía (Hch 4:29-33).

Romanos 15:18-19: Durante el ministerio del apóstol Pablo, se produjeron milagros por el poder del Espíritu de Dios.

1 Tesalonicenses 5:19: El Espíritu Santo es un poder, pero este poder puede ser apagado.

2 Timoteo 1:7: Dios da un espíritu de poder, de amor y de una mente sana.

El don de Dios

En su primer sermón de Pentecostés del año 31 d.C., Pedro exhortó a sus oyentes a arrepentirse y ser bautizados para el perdón de los pecados, añadiendo que así recibirían el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38).

No hay otra manera de recibir este don, salvo que nos arrepintamos y nos bauticemos.

En los primeros años de la Iglesia del Nuevo Testamento, un sujeto de Samaria quedó tan impresionado por la obra que Dios realizaba a través de la Iglesia que llegó a creer y se bautizó. Sin embargo, sus motivos no eran los correctos; estaba ansioso por obtener el poder de otorgar el Espíritu Santo e incluso ofreció dinero por poder llegar a desempeñar ese papel (Hechos 8:13-19). El apóstol Pedro le dijo: "¡Tu dinero perezca contigo, porque pensaste que el don de Dios se podía comprar con dinero!". (versículo 20).

La naturaleza divina

Mucha gente se pregunta por qué los animales no tienen la misma conciencia y capacidad de pensamiento que los humanos. La ciencia del cerebro no ha encontrado ninguna explicación física. La Biblia dice que hay un espíritu en el hombre que da al cerebro humano conciencia y comprensión (1 Corintios 2:11). El espíritu humano confiere al cerebro el intelecto, o capacidad de pensar. En la conversión, el Espíritu Santo se une al espíritu en el ser humano y nos ayuda a comprender "las cosas de Dios" (versículos 10-14).

Cuando recibimos el don del Espíritu Santo de Dios, parte de la naturaleza de Dios se instala en nosotros; y podemos iniciar el camino de la conversión. Nuestra forma de pensar y nuestra perspectiva cambian. Comenzamos a desarrollar la mente de Cristo (Dios). El apóstol Pedro explica esto en términos de recibir " su poder divino" que nos hace "partícipes de la naturaleza divina" (2 Pedro 1:3-4).

El Consolador

Una sección de las Escrituras que se ha interpretado erróneamente como si describiera al Espíritu Santo como una persona es Juan 14:16-26, donde se hace referencia al Espíritu Santo como "Él" y "ayudante".

El pronombre "Él" se refiere a la palabra griega parakletos (ayudante), que tiene género masculino. Como muchas otras lenguas donde los sustantivos tienen un género asignado, la gramática griega requiere que un sustantivo masculino sea representado por un pronombre masculino cuando sea necesario. Pero esto no prueba que el Espíritu Santo sea una persona. El parakletos se describe en varias traducciones como Consolador, Exhortador, Protector, Apoyo, Abogado, Intercesor, Convencedor y Auxiliador.

Versículo 18: Jesús prometió a los discípulos que no los dejaría sin ayuda: "Vendré a ustedes" por medio del Espíritu Santo.

Versículos 26-27: El Espíritu Santo vendría "del Padre", dándoles comprensión y consuelo.

El Espíritu de la Verdad

Juan 14:17: El Espíritu Santo es el "Espíritu de la verdad". Ese Espíritu estaba con los discípulos, pero Jesús les prometió que más tarde estaría en ellos. En una descripción parecida, también es el "Espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de Él" (Efesios 1:17).

Juan 16:13-14: Jesús prometió que el Espíritu Santo guiaría a los discípulos a toda la verdad abriendo sus mentes a la comprensión de la Palabra de Dios.

El Espíritu Santo como agua

Juan 4:10-14: Jesús comparó al Espíritu Santo con el "agua viva".

Juan 7:37-39: El Espíritu Santo, como el agua, puede fluir dentro y fuera del ser humano para bien.

El Espíritu Santo como sello

2 Corintios 1:21-22: Somos "sellados" por el Espíritu Santo. Es lo que nos afirma e identifica como pueblo de Dios. En el pasado, los documentos legales se sellaban con una impresión de cera, dando fe de su autoría y propiedad. Cuando recibimos el Espíritu Santo, pertenecemos a Dios. Su sello o señal está sobre nosotros.

 El Espíritu Santo como pago inicial

El Espíritu Santo también se describe como un anticipo o depósito. Se nos dan las "primicias del Espíritu" (Romanos 8:23)-un depósito o primera porción. Dios da su Espíritu para mostrar que tiene la intención de hacernos plenamente sus hijos y herederos.

Efesios 1:13-14: Como depósito, el Espíritu Santo es una garantía de recibir una herencia futura. Hasta entonces, se nos da tiempo para desarrollar un carácter santo. Cuando recibamos la vida eterna y nos convirtamos en seres espirituales, recibiremos la plenitud del Espíritu de Dios como miembros de la familia de Dios.

 

CONCLUSIÓN

La Trinidad se limita a tres seres. Es un concepto exclusivo, no abierto a desarrollos posteriores, y no es una doctrina de la Biblia.

Dios no es una "sociedad privada" de tres; Él se nos revela en términos de una familia. Jesús llamó a Dios su Padre; Dios llamó a Jesús su Hijo, y a nosotros se nos llama hijos de Dios muchas veces a lo largo de la Biblia.

Ciertamente, esto no es todo lo que se puede decir sobre la naturaleza de Dios, pero es una explicación en términos que los humanos podemos comprender. La verdad es que todos podemos llegar a ser miembros de la familia de Dios con la ayuda del Espíritu Santo. Véase el estudio ampliado a continuación: Bloque 1.7 Nuestro máximo potencial y Bloque 1.4 El camino hacia la transformación personal.

El Espíritu de Dios no es un misterio; viene de Dios. Es su Espíritu, que se nos concede después del verdadero arrepentimiento y bautismo. Nos ayuda a permanecer cerca de Dios y de su estilo de vida y nos conduce al Reino de Dios que está por llegar.

Por el Espíritu Santo podemos participar de la naturaleza misma de Dios (2 Pedro 1:2-4).

 

PUNTOS ESENCIALES DE ESTE MÓDULO

·         La verdad sobre el Espíritu Santo es, innecesariamente, un misterio para la mayoría.

·         Las ideas van desde que es la tercera persona de la Trinidad hasta que es una hipóstasis de los atributos de Dios.

·         El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios; es el Espíritu mismo de Dios.

·         La doctrina de la Trinidad no tiene base bíblica.

·         La Biblia describe al Espíritu Santo como el poder de Dios, el don de Dios, la naturaleza divina, el ayudante, el espíritu de la verdad, el agua viva, un sello o un anticipo de recepción de la vida eterna.

 

ESTUDIO AMPLIADO

·         Dios existe

·         Fundamentos: El camino hacia la transformación personal

·         El arrepentimiento: El comienzo de la conversión

·         La fe: Elemento esencial de la conversión

·         El bautismo: Empezar de cero

·         Imposición de manos: Un símbolo de sumisión

·         El Espíritu Santo: El poder de Dios

·         Las resurrecciones

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