5.14 LAS RESURRECCIONES
La historia de la humanidad
confirma que la muerte es el enemigo común de todos los que han vivido. Las
Escrituras muestran que, desde la primera fatídica decisión de la humanidad de
desobedecer a su creador, todos han sido vulnerables a la muerte (Génesis
2:16-17; Romanos 5:12). Siguiendo el mismo patrón, todos los seres humanos han
pecado (Romanos 3:23), y la consecuencia final de ese pecado es la muerte
(Romanos 6:16, 23; Hebreos 9:27).
El plan de salvación de Dios
contempla la necesidad de la humanidad de ser rescatada de su enemigo letal: la
muerte. Dios envió a su Hijo a la tierra como nuestro redentor, para pagar la
pena por el pecado humano y hacer posible la reconciliación con Dios (Juan
3:16-17). El deseo de Dios desde el principio ha sido que todos se salven y
hereden la vida eterna (1Timoteo 2:3-6; Tito 1:2).
Es a través de la resurrección
de los muertos que Dios vencerá al obstáculo que representa la muerte y
ofrecerá la vida eterna a aquellos hechos a su imagen. Así pues, la
resurrección es una de las doctrinas fundamentales de la Biblia (Hebreos
6:1-2).
LA ESPERANZA DE LOS PATRIARCAS
Y LOS PROFETAS
Los patriarcas y profetas
hebreos proclamaron la esperanza en la resurrección de los muertos:
Job reconoció la fugacidad de
la vida humana y la futilidad que sentimos ante la muerte (Job 14:1-2).
Preguntó: "Si un hombre muere, ¿volverá a vivir?". Job sabía que Dios
estaba trabajando con él, y tenía fe en que completaría esa obra (versículos
14-15).
Isaías predijo que los muertos
volverían a la vida (Isaías 26:19).
Ezequiel esperaba un
acontecimiento futuro en el que se abrirían las tumbas y la gente volvería a
vivir (Ezequiel 37:4-6, 12-14).
Daniel describió un tiempo en
el que los que dormían en el polvo de la tierra volverían a la vida (Daniel
12:1-2).
Oseas escribió sobre una futura
liberación de las garras de la muerte y de la tumba (Oseas 13:14).
EL EJEMPLO DE JESUCRISTO
Jesús enseñó que llegaría el
día en que "todos los que están en los sepulcros" serían llamados a
salir de ellos siguiendo sus órdenes (Juan 5:25-29).
Durante su ministerio terrenal,
Jesús demostró su poder sobre la muerte. Pocos días después de la muerte de su
querido amigo Lázaro, Jesús se reunió con Marta y María, que lloraban la muerte
de su hermano. Ambas mujeres se lamentaron de que Jesús llegara demasiado tarde
para curar a Lázaro, pero Jesús le aseguró a Marta que su hermano volvería a
vivir. La respuesta de Marta revela su fe en una resurrección futura. Jesús
aumentó su comprensión al declarar que Él es "la resurrección y la
vida". Al devolver a Lázaro a la vida física, Jesús demostró que la muerte
no es obstáculo para que Dios cumpla su propósito (Juan 11:17-45).
Jesús estableció que la
resurrección sólo es posible a través de Él. "No hay otro nombre bajo el
cielo" por el que uno pueda salvarse; los pecadores se reconcilian con
Dios sólo a través de Jesucristo (Hechos 4:12; Juan 14:6). Para pagar la pena
por nuestros pecados, la sangre de Jesús fue derramada y Él mismo tuvo que
morir. Sin embargo, después de tres días y tres noches en la tumba, Jesús
resucitó de entre los muertos (Mateo 12:40).
Poco después, el día de
Pentecostés, el apóstol Pedro relató cómo Dios resucitó a su Hijo, Jesús, de la
tumba. Pedro testificó que él y los demás discípulos habían sido testigos
oculares del acontecimiento profetizado por el rey David de Israel (Hechos 2:22-32;
Salmo 16:9-11). Mediante su resurrección, Cristo abrió el camino hacia la vida
eterna y se convirtió en el autor de la salvación de la humanidad (Hebreos 2:9;
1 Corintios 15:20, 23).
LA ESPERANZA DE LA IGLESIA DEL
PRIMER SIGLO
El apóstol Pablo proclamó
enérgicamente la esperanza de la resurrección:
Tan real era la esperanza de la
resurrección para Pablo que renunció a todo lo que era importante para él para
servir a Cristo y luchar por alcanzar la resurrección (Filipenses 3:7-11).
Pablo declaró que negar la
resurrección anularía el sacrificio de Cristo por el pecado (1 Corintios
15:12-17).
Pablo aseguró a la comunidad de
la Iglesia del primer siglo la certeza de la resurrección (1 Tesalonicenses
4:13-18).
LA PRIMERA DE VARIAS
Jesús predijo un tiempo en el
que todos los que están en la tumba emergerán, pero indicó que el resultado de
su resurrección diferirá dependiendo de cómo haya vivido cada persona: los que
hayan hecho el bien resucitarán a la vida, y los que hayan hecho el mal
resucitarán al juicio (Juan 5:28-29).
La Biblia indica que estos
diversos resultados se logran en realidad a través de una secuencia de resurrecciones.
En 1 Corintios 15:19-26 Pablo explicó que la resurrección de los muertos
ocurrirá en una progresión ordenada -cada persona "en su propio
orden"-. Esto concuerda con la forma en que Pablo entendía la obra de Dios
(1 Corintios 14:33, 40).
El libro de Apocalipsis incluye
una referencia a los que murieron en el servicio dedicado a Cristo, pero fueron
revividos en el regreso de Cristo. Estos fieles seguidores reinarán con Cristo
y servirán como sacerdotes de Dios y de Cristo durante mil años (Apocalipsis
20:4-6). Constituyen lo que Juan llamó "la primera resurrección".
Según Pablo, estas personas son aquellas en las que mora el Espíritu de Dios
(Romanos 8:9-11).
El apóstol explicó además a la
Iglesia de Dios en Corinto que, a los santos, A aquellos santificados
(apartados y declarados santos) en Jesús, se les daría la victoria final sobre
la muerte a través de la resurrección. Son aquellos que en la primera
resurrección serán transformados de mortales a inmortales (1 Corintios
15:42-46, 50-58). La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, porque se les
da un cuerpo compuesto de espíritu, uno que no está sujeto a la decadencia y la
muerte (Apocalipsis 20:6).
Mientras tranquilizaba a la
iglesia de Tesalónica con respecto a los que habían estado entre ellos, pero
habían muerto, Pablo explicó que "los muertos en Cristo", también
llamados "los que duermen en Jesús", resucitarán para encontrarse con
el Cristo que regresa al descender del cielo (1 Tesalonicenses 4:13-18; Mateo
24:30-31). Y los fieles que estén vivos en el momento de su regreso serán
transformados de corruptibles en incorruptibles "en un abrir y cerrar de
ojos" (1 Corintios 15:52).
Nótese que Pablo dijo que la
primera resurrección correspondería con el sonido de la "final"
trompeta. Esta trompeta es la del séptimo ángel, descrita en Apocalipsis 11,
que anuncia el regreso triunfal de Cristo. En ese momento todas las naciones
del mundo pasarán a formar parte del reino de Dios, sobre el que Cristo reinará
para siempre como Rey de reyes (Apocalipsis 11:15, 18; Zacarías 14:4-5, 9).
Enoc, que vivió antes de la época de Noé, también profetizó que el Señor
vendría con sus santos -sus fieles seguidores- y que ellos corregirían la
maldad del mundo (Judas 14-15).
UNA SEGUNDA RESURRECCIÓN
¿Qué hay del "resto de los
muertos"? ¿Quiénes son ellos? Apocalipsis 20:5 afirma que ellos también
volverán a vivir, pero no hasta que termine el reinado de mil años de
Jesucristo. Si la primera resurrección consiste en "los muertos en Cristo",
entonces "el resto de los muertos" deben ser todos aquellos que han
muerto sin estar "en Cristo", es decir, sin formar parte del Cuerpo
de Cristo, la Iglesia (1 Corintios 12:12-13, 18, 27; Efesios 1:22-23).
Considere las grandes masas de
la humanidad que han vivido y muerto a lo largo de la historia. Miles de
millones han ido y venido sin haber oído nunca el nombre de Jesucristo, el
único por quien podemos ser salvos (Hechos 4:12). Otros pueden haber oído hablar
del Hijo de Dios, pero sus mentes y corazones nunca estuvieron abiertos para
comprender su mensaje (Juan 6:44; Mateo 13:10-16).
El deseo expreso de Dios es que
todos sean rescatados de las tinieblas espirituales y de la muerte (2 Pedro
3:9; 1 Timoteo 2:4-6). ¿Cómo logrará esto? ¿Cuándo tendrá "el resto de los
muertos" la oportunidad de responder a la oferta divina de vida eterna?
El profeta Ezequiel predijo una
resurrección a la vida que es significativamente diferente de la primera
resurrección. Ezequiel tuvo una visión de un gran valle lleno de huesos secos.
Dios le preguntó si esos huesos podrían volver a vivir y le ordenó que les
hablara. A través de Ezequiel, Dios dijo que restauraría el tejido muscular y
la carne con una cubierta de piel para que pudieran vivir. Mientras Ezequiel
hablaba, lo que Dios predijo se cumplió. La visión de Ezequiel concluyó con una
gran masa de humanidad, antes muerta, que "se puso en pie" (Ezequiel
37:1-10). Esta visión describe una resurrección a la vida física.
Dios reveló su propósito para
esta resurrección cuando dijo: " Y sabrán que soy
el SEÑOR, cuando yo abra sus sepulcros y los haga subir de sus sepulcros…" (Ezequiel 37:12-14).
Este período de tiempo es
llamado veces el Juicio del Gran Trono Blanco. Representa una oportunidad para
que el resto de los muertos vuelvan a vivir, comprendan la voluntad de Dios y
demuestren con actitudes y acciones su deseo de someterse a Dios (Apocalipsis
20:11-12; Romanos 6:11-13).
Para aquellos (el resto de los
muertos) que volverán a la vida después del reinado de mil años de Cristo, los
"libros [serán] abiertos" (Apocalipsis 20:12). Esto se refiere a la
apertura de la Biblia a su entendimiento. La palabra española Biblia viene de
la palabra griega biblos, que significa "libros". Para
aquellos que no tienen el Espíritu de Dios obrando en sus vidas, la Biblia es
un libro cerrado, cerrado a su entendimiento (1 Corintios 2:10-14; Mateo
13:11).
También se abre otro libro:
"El Libro de la Vida", que contiene los nombres de aquellos que han
convertido sus vidas para seguir a Dios (Filipenses 4:3; Apocalipsis 3:5). Los
individuos en esta segunda resurrección tendrán la oportunidad de que sus
nombres sean añadidos al Libro de la Vida si eligen creer a Dios,
arrepintiéndose y comprometiéndose en un proceso de cambio de su anterior forma
de vida. Serán "juzgados según sus obras, por las cosas que están escritas
en los libros". Este no es un juicio basado en sus obras cuando vivieron
por primera vez, sino en sus obras después de que sean resucitados y sus mentes
hayan sido abiertas para entender la Biblia. Es un tiempo para que Dios
verifique si se volverán de su antigua forma de vida y ahora seguirán su
camino. Este mismo tipo de juicio se está haciendo ahora sobre aquellos a
quienes Dios ha llamado en este tiempo, aquellos que están en "la casa de
Dios", como dijo Pedro (1 Pedro 4:17).
Así, mediante una resurrección
general de todos los que han vivido y muerto, Dios abrirá los corazones y las
mentes de aquellos que nunca comprendieron el plan que su creador tenía para
ellos. Esto les proporcionará su primera oportunidad genuina de reconocer la
voluntad de Dios y responder en humilde arrepentimiento. Dios dice, a través de
Ezequiel: "Pondré mi espíritu en ti, y vivirás" (Ezequiel 37:14). Por
primera vez conocerán realmente a Dios (2 Timoteo 2:24-25; Romanos 11:7).
Como ya se ha señalado, esta
segunda resurrección tendrá lugar después del reinado de mil años de Cristo.
Considere que Jesús y sus santos habrán administrado las leyes y el gobierno de
Dios en la tierra durante un milenio. La atmósfera en la que estas masas serán
resucitadas a la vida será propicia para el proceso de conversión, de volverse
de sus propios caminos al camino de Dios. La sabiduría del camino de Dios será
evidente (Isaías 11:9).
¿AÚN OTRA RESURRECCIÓN?
Hemos visto que la primera resurrección
involucra a aquellos que han muerto en la fe y que la segunda resurrección da
al "resto de los muertos" su oportunidad de salvación y vida eterna.
Sin embargo, ¿Qué pasa con aquellos a quienes se les ha dado una amplia
oportunidad de entender el plan de Dios, pero que voluntariamente han rechazado
su oferta de redención?
Apocalipsis 20:13 describe el
mar y los sepulcros entregando a los muertos que hay en ellos. ¿Qué es esta
resurrección? ¿Quiénes son estos muertos?
Nótese que estos individuos
también son juzgados por sus obras. Sin embargo, no se menciona ninguna
necesidad de abrir los libros de la Biblia para que estos resucitados puedan
entenderlos, ni ninguna referencia a que sus nombres hayan sido registrados en
el Libro de la Vida. Esto es muy diferente de la descripción de los que
participan en la segunda resurrección, como se registra en los versículos
11-12.
Dios ofrece la salvación
gratuitamente a todos los que la reciban (Hechos 2:21). Es el deseo de Dios que
todos sean salvos y lleguen "al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo
2:4; 2 Pedro 3:9).
Pero Dios ha dado a los que han
sido hechos a su imagen la capacidad de elegir. Él no impondrá a nadie su
camino. Todos deben elegir entre la vida y la muerte, y aceptar las
consecuencias de su elección (Deuteronomio 30:19). Dios es extremadamente
misericordioso y perdonador (Éxodo 34:6; Salmo 103:8), pero también es un Dios
de justicia (Hebreos 10:29-31; Gálatas 6:7).
La tercera y última
resurrección, descrita en Apocalipsis 20:13, se refiere a los que han rechazado
la oferta de salvación de Dios. Se corresponde con la segunda muerte en el lago
de fuego, que incinera a los malvados incorregibles (Apocalipsis 20:14-15;
Malaquías 4:3).
Cuando llegue el momento de
esta resurrección, todos los que hayan vivido habrán tenido una oportunidad de
salvación. Todos habrán tenido la oportunidad de demostrar su respeto a Dios y
ser juzgados según sus obras (Apocalipsis 21:8). Los que rechacen a Dios
deberán aceptar las consecuencias de su desprecio por su creador: la muerte
segunda, de la que no hay resurrección. El provocar esta muerte final es, de
hecho, un acto de misericordia por parte de Dios, sabiendo como sabe que la paz
y la felicidad duraderas son imposibles para aquellos que rechazan sus leyes,
que conducen precisamente a la paz y la felicidad. Así pues, Dios utilizará
esta tercera resurrección para purificar la tierra y poder establecer nuevos
cielos y una nueva tierra, donde sólo habite la justicia (2 Pedro 3:7-13;
Apocalipsis 21:1-5).
Un mensaje clave de la Biblia
es que la victoria definitiva de Dios sobre la muerte es posible gracias a la
resurrección. La muerte será destruida porque ya no servirá para nada en un
lugar sin pecado.
PUNTOS ESENCIALES DE ESTE
MÓDULO:
·
Los
seres humanos son mortales y vulnerables a la muerte (Hebreos 9:27).
·
Dios
tiene poder sobre la muerte (Juan 11:23-26).
·
Los
patriarcas y profetas hebreos proclamaron la esperanza de la resurrección (Job
14:10-15).
·
Mediante
la resurrección, Jesús se convirtió en el autor de nuestra salvación (Hebreos
2:9).
·
La
resurrección de los muertos es una doctrina básica de la Biblia (Hebreos
6:1-2).
·
Las
Escrituras revelan una serie de tres resurrecciones que Dios utilizará para
cumplir su plan de salvación.
·
Dios
destruirá la muerte por medio de la resurrección (1 Corintios 15:25-26; 54-55).
ESTUDIO AMPLIADO
·
¿Iremos
al cielo?
·
¿Existe
el fuego eterno del infierno?
·
¿Tiene
usted un alma inmortal?
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