¿CUÁL ES SU MARCA? Jerry de Gier Publicado originalmente en CGN, junio de 2024

 


¿CUÁL ES SU MARCA?

 

Jerry de Gier

Publicado originalmente en CGN, junio de 2024

 

Piense en todos los productos a los que nos hemos acostumbrado a tener en nuestras vidas: algunas marcas y productos tienen un significado especial para nosotros. Algunos productos nos traen un reconocimiento instantáneo de la empresa o de la persona que los ha fabricado.

¿Y nosotros? Cuando se menciona nuestro nombre, ¿qué piensa la gente de nosotros? ¿Qué marca nos describe, cómo vivimos nuestra vida? ¿Es nuestro nombre sinónimo de un rasgo determinado? ¿Es un rasgo bueno o malo?

Cuando se comercializa algo, se le pone una «marca» para que todo el mundo sepa a quién pertenece: mercancías, una empresa, animales o cosas. La marca destaca ante todos. Una marca implica propiedad, atributos y reconocimiento.

EN EL MUNDO Y EN NUESTRA MENTE

Sabemos que en el mundo y en nuestras mentes existe el branding o creación de marcas. Pero el branding no siempre es cierto. A veces tenemos que esforzarnos mucho para ver a través de las marcas de algunas instituciones. La televisión suele ofrecer una imagen determinada de ciertas personas, y no siempre es cierta.

Necesitamos mirar con una perspectiva fresca, porque todos hemos filtrado ideas a través de nuestras experiencias de vida. Necesitamos limpiar eso con el poder del Espíritu Santo de Dios. A veces eso es muy difícil de hacer, porque la marca cala hondo.

Necesitamos ser muy cuidadosos en como actuamos y reaccionamos. Debemos vivir nuestras vidas para que seamos marcados apropiadamente. Debemos tener cuidado de no marcar permanentemente a alguien de manera incorrecta o inapropiada, y causar que otros lo vean también de esa manera.

 

«Cuando se menciona nuestro nombre, ¿qué piensa la gente de nosotros? ¿Qué marca nos describe, nuestra forma de vivir la vida? ¿Es nuestro nombre sinónimo de un rasgo determinado? ¿Es un rasgo bueno o malo?».

EL BRANDING O LA MARCA DE DIOS

En la época de Pablo, la circuncisión era un asunto importante. Era una «marca». Era la identidad. Pablo dijo que no significaba nada: «Porque ni la circuncisión ni la incircuncisión son nada, sino que una nueva creación lo es todo. En cuanto a los que sigan esta regla [dándose cuenta de que un corazón y una mente transformados son realmente lo que importa], la paz y la misericordia sean con ellos, y con el Israel de Dios [la Iglesia]. De ahora en adelante, que nadie me cause problemas, porque llevo las marcas de Jesús manifiestas en mi cuerpo» (Gálatas 6:15-17, Nueva Versión Estándar Revisada).

La prueba de quiénes somos está en nuestra forma de actuar y de pensar. Pablo decía que se había convertido en esclavo de Cristo y que tenía sus marcas. ¿Tenemos las marcas de Cristo en nosotros? ¿Están nuestras vidas llenas de paz? ¿Es pacífica nuestra congregación? Pablo también tenía las marcas de una mente y un corazón convertidos. Ahí es donde realmente cuenta.

La palabra marca puede denotar tener propiedad, indicar pertenencia, o delimitar la identidad de grupo: «Porque no es judío el que lo es en lo visible, ni es la circuncisión la visible en la carne 29 sino, más bien, es judío el que lo es en lo íntimo, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no en la letra. La alabanza del tal no proviene de los hombres sino de Dios.» (Romanos 2:28-29).

Podemos aparentar muchas cosas. Pero un corazón circuncidado se indica por la forma en que tratamos a la gente, cómo respondemos a las situaciones y cómo promovemos la paz entre las personas de la esfera de influencia que tenemos a nuestra disposición.

Entonces, ¿cómo obtenemos la marca de Dios? ¿Qué hace que se produzca esta marca?

El Sr. Herbert Armstrong lo explicó muy sencillamente de dos maneras: el camino del dar y el de recibir. Hay dos espíritus diferentes en acción. Cada uno reclama como suya una marca, y con esa marca identifican a quien les pertenece. No siempre lo vemos de esa manera, pero está sucediendo todo el tiempo.

Es obvio que la marca de Dios viene de Él en su mayor parte, y viene de nosotros sometiéndonos voluntariamente a su voluntad y permitiendo que su Espíritu nos influya, nos cambie. La marca indica una forma de vida en nuestro caso. Dios nos ayuda a desarrollarnos y trabaja con nosotros para que su marca represente lo que realmente somos.

¿Cuáles son algunos de los atributos de la marca de Dios?

«Luego Dios llamó al hombre vestido de lino... Y le dijo el SEÑOR: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon una marca en la frente de los hombres que suspiran y gimen a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.» (Ezequiel 9:3b-4).

¿Suspiramos y gemimos por lo que vemos que está mal, o es sólo un día más en nuestras vidas? Cuando leemos sobre estas cosas, ¿oramos al respecto? «Dios, por favor, actúa para que pueda haber paz en esta tierra». Deberíamos tener ese tipo de mentalidad. ¿Nos preocupa el reino de Dios y lo que eso significa para este mundo? ¿Nos lamentamos adecuadamente por las consecuencias del modo de vida que lleva la mayoría de la gente? Dios quiere ver eso.

Isaías retrata algo del futuro a lo que deberíamos parecernos ahora: “Y ahora escucha, oh Jacob, siervo mío; y tú, oh Israel, a quien yo escogí.. . . Porque yo derramaré aguas sobre el suelo sediento, y torrentes sobre la tierra seca. Derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes, y mi bendición sobre tus vástagos. Brotarán como de entre la hierba, como los sauces junto a las corrientes de las aguas. Este dirá: ‘Yo soy del SEÑOR’, ese será llamado por el nombre de Jacob, y aquel escribirá sobre su mano: ‘Del SEÑOR’, y será llamado con el nombre de Israel”. (Isaías 44:1, 3-5).

Es la imagen de un pueblo que ha vivido un determinado estilo de vida y ha sido marcado por Dios como su pueblo. La imagen es inconfundible. ¿Podemos aspirar a esto? Sí, siempre que permitamos que el Espíritu Santo de Dios influya en nosotros.

Pablo dijo que la forma en que actuamos es prueba del sello de autoridad del ministerio (1 Corintios 9:1-2). Predicamos un evangelio de transformación para ser semejantes a Cristo. La Iglesia hace eso y eso se convierte en una marca. Es un bonito atributo para tener un nombre entre nuestras congregaciones.

« Y Dios es el que nos confirma con ustedes en Cristo y el que nos ungió; 22 es también quien nos ha sellado y ha puesto como garantía al Espíritu en nuestros corazones.» (2 Corintios 1:21-22). Ese sello o marca proviene del Espíritu Santo que Dios nos ha dado, y debemos responder a ello; necesitamos estar seguros de que hemos aceptado ese precioso don.

Recuérdales esto, requiriéndoles delante de Dios que no contiendan sobre palabras, que para nada aprovecha sino que lleva a la ruina a los que oyen. 15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad. 16 Pero evita las profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. 17 Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena... el sólido fundamento de Dios queda firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos y “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre del Señor. (2 Timoteo 2:14-17, 19). Nos alejamos de la maldad porque no es nuestra identidad ni nuestra marca.

LAS MARCAS DE IMITACIÓN DE SATANÁS

Hay muchas marcas «de imitación». Algunas son imitaciones baratas. Otras son copias muy ingeniosas, pero que no dejan de ser simples copias. ¿Cómo podemos distinguirlas? «Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben si los espíritus son de Dios. Porque muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto conozcan el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne procede de Dios.» (1 Juan 4:1-2).

No se lo crean sólo porque es lo que aparenta, porque así es como lo pintan. Asegúrense de que el fundamento es el correcto. Ha habido muchas personas en la Iglesia de Dios que no han probado los espíritus para ver si son correctos; ellos ya no están con nosotros. A veces hay controversia. Las cosas que el mundo académico moderno está diciendo acerca de Jesucristo son muy diferentes de lo que ustedes y yo hemos sido enseñados.

«La marca que tiene lugar con el Espíritu de Dios en nosotros debe ser mucho mayor que la marca que se produce desde el mundo».

 

Debemos asegurarnos de que es un espíritu correcto: «…y todo espíritu que no confiesa a Jesús[a] no procede de Dios. Este es el espíritu del anticristo, del cual han oído que había de venir y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, ustedes son de Dios, y los han vencido, porque el que está en ustedes es mayor que el que está en el mundo. » (versículos 3-4).

Si hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador y estamos permitiendo que su mente y personalidad vivan en nosotros y nos ayuden a vencer, eso es lo que está sucediendo. Hemos vencido estas cosas. ¿Pensamos de esa manera? ¡El que está en nosotros es más grande que el que está en el mundo! La marca que tiene lugar con el Espíritu de Dios en nosotros debería ser mucho mayor que la marca que se produce desde el mundo.

«Ellos son del mundo; por eso, lo que hablan es del mundo, y el mundo los oye.» (versículo 5). Algunas cosas van a venir en el futuro que parecerán tener mucho sentido para la mente que no es guiada por el Espíritu de Dios.

«Nosotros somos de Dios, y el que conoce a Dios nos oye; y el que no es de Dios no nos oye. En esto conocemos el Espíritu de verdad y el espíritu de error.» (versículo 6).

¿Hemos intentado alguna vez mantener una discusión espiritual con alguien que no pertenece a la Iglesia? No va muy lejos, porque no tiene ningún sentido para ellos. Cuando predicamos, hablamos, publicamos, es lo mismo; a algunas personas les gustan algunas ideas pero a muchas personas no.

Puede que durante un tiempo parezcan auténticas, pero al final seremos capaces de discernir de qué marca son y cuál es su lugar. Pero puede ser difícil. Debemos analizar y probar cuidadosamente. Satanás es un ser astuto. Él es el poder y la autoridad detrás de la otra marca, la otra forma de hacer las cosas: el camino del «obtener».

Pablo advierte sobre los falsos apóstoles. «Pero seguiré haciendo lo que hago, para quitarles la ocasión a aquellos que la desean, con el fin de que en lo que se jactan se encuentren en las mismas condiciones que nosotros. 13 Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos disfrazados como apóstoles de Cristo. 14 Y no es de maravillarse, porque Satanás mismo se disfraza como ángel de luz. 15 Así que, no es gran cosa que también sus ministros se disfracen como ministros de justificación cuyo fin será conforme a sus obras.» (2 Corintios 11:12-15).

Satanás y sus ministros se han presentado muchas veces como verdaderos ministros de Dios. El mensaje que predican es «bondad, misericordia, no juzgar», un mensaje que suena bien. Suena como si fuera algo que deberíamos hacer, pero que no puede ser llevado a cabo ni sustentado, porque el fundamento está equivocado. El fundamento tiene que ser la Palabra de Dios, la ley de Dios. Se nos ha dicho que «la ley de Dios está abolida». ¡Eso simplemente no es verdad!

Cualquier cosa que no esté construida sobre el fundamento de Dios nunca puede sostenerse durante un período de tiempo; siempre falla, pero eso puede llevar algún tiempo. Necesitamos ser pacientes. Tenemos que probar el espíritu. Necesitamos asegurarnos de que es correcto antes de abrazarlo.

Es por eso por lo que necesitamos tener una mente que discierne, para que podamos determinar la marca. Muchos de nuestros hermanos que nos han dejado no fueron capaces de discernir la marca correcta. Sucederá de nuevo.

OPORTUNIDADES DE CRECIMIENTO

Dios nos da oportunidades para crecer cada día: hablando la verdad, cumpliendo un día de trabajo honesto, ayudando a nuestros hijos en su camino, tomando las decisiones correctas.

Un día vamos a tener que tomar grandes decisiones, y si no estamos ejerciendo una buena toma de decisiones a través del poder del Espíritu Santo, algo va a venir sobre nosotros que va a «parecer correcto», pero será engañoso.

Y vi otra bestia que subía de la tierra. Y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, y hablaba como un dragón. 12 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia cuya herida mortal fue sanada. 13 Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14 Y engaña a los habitantes de la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, mandándoles a los habitantes de la tierra hacer una imagen en honor de la bestia que tiene la herida de espada y que revivió. (Apocalipsis 13:11-14).

Parece bueno. Parece que es el producto correcto, la marca correcta. Tal vez no hable como un dragón de inmediato. Tal vez necesitamos discernir un poco a través del poder del Espíritu. ¡Va a parecer bueno en la superficie! « Y ella hace que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente…» (versículo 16).

Algo va a suceder, vamos a ser marcados o sellados de alguna manera en la «mano» y la «frente», pero no sabemos exactamente cómo o qué. ¿Podría ser que vamos a estar pensando de cierta manera, viviendo de cierta manera de vida, para que el sistema que es dirigido por Satanás nos reconozca por lo que realmente somos, si estamos en la mentalidad apropiada?

“Escucha, Israel: . . . “Estas palabras que yo te mando estarán en tu corazón. . .  Las atarás a tu mano como señal, y estarán como señal entre tus ojos» (Deuteronomio 6:4, 6, 8). Si hacemos esto, Dios nos marcará. Él nos reconocerá porque seremos de Dios. Aquí está el estilo de vida de Dios en nuestra mano: lo que hacemos y cómo vivimos nuestra vida, y lo que hay en nuestra mente: Su marca: la forma en que pensamos, la forma en que actuamos.

Pero Satanás tiene sus propios designios: «Y ella hace que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, 17 y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, es decir, el nombre de la bestia o el número de su nombre.» (Apocalipsis 13:16-17).

Tiene que estar relacionado con nuestra forma de pensar y de actuar: qué hacemos, cuál es nuestro fundamento. Hay una marca y va a parecer esencial «conseguirla». Va a ser muy popular. Va a parecer lo correcto. Va a parecer impensable no hacer lo que el sistema nos dice que debemos hacer.

Pero aquellos que están cerca de Dios la reconocerán por lo que es: un sistema que parece ser la marca correcta, pero que está engañosa y peligrosamente equivocada. No tomaremos la decisión correcta simplemente siendo perezosos: « Ya me ocuparé de eso cuando me llegue el momento». Dios nos da pequeñas pruebas a lo largo del camino, para que podamos tener discernimiento.

DISCERNIR LA MARCA

¿Estamos ejerciendo un buen juicio? ¿Reconoce Dios su marca en nosotros? ¿Dice Él: « Este es uno de los míos. Me doy cuenta por la forma en que él o ella piensa y actúa».

Habremos probado la marca, el espíritu, y sabremos que esta «señal» está equivocada, que es, como dijo Juan, «el anticristo.» La marca falsa parecerá correcta a muchos, y quizás a muchos de los llamados también. Pero con el tiempo, el fruto que produce saldrá a la superficie, y entonces la marca será conocida por lo que realmente es: un diseño muy ingenioso, pero una marca falsa.

¿Cómo vamos a discernir esto?

« Sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. Sus hijos y sus hijas profetizarán, sus jóvenes verán visiones, y sus ancianos soñarán sueños. 18 De cierto, sobre mis siervos y mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán» (Hch 2, 17-18).

 

«El Espíritu de Dios es de suma importancia para nuestro bienestar. Sin él no podemos tener el discernimiento espiritual que necesitamos para identificar la marca correcta de Dios.»

Dios derramará su Espíritu y aquellos que le obedezcan y le amen serán llenos del poder del discernimiento y de los atributos de la marca de Dios. Ese es el punto de partida.

¿Entendemos realmente el poder del Espíritu Santo de Dios? En Juan 16, Cristo nos está diciendo: «Es muy importante que yo me vaya porque el Poder que va a venir a ustedes será el poder del discernimiento, el poder del entendimiento y eso no sucederá a menos que yo me vaya».

“Cuando él venga, [esto - el Espíritu] convencerá [le mostrará] al mundo de pecado, de justicia y de juicio. En cuanto a pecado, porque no creen en mí; 10 en cuanto a justicia [una forma correcta de vivir y pensar], porque me voy al Padre y no me verán más; 11 y en cuanto a juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado . . . 13 Y cuando venga el Espíritu de verdad [esto] os guiará a toda la verdad; pues [esto] no hablará por sí solo sino que hablará todo lo que oiga y [esto] les hará saber las cosas que han de venir… recibirá de lo mío y se lo hará saber. » (Juan 16:8-11, 13-14).

¡Eso es reconfortante! Si estamos en sintonía con Jesucristo y Dios Padre y oramos acerca de algo, mediante el poder del Espíritu Santo todas las cosas nos serán declaradas de alguna manera en algún momento, en algún lugar.

El Espíritu de Dios es de suma importancia para nuestro bienestar. Sin él no podemos tener el discernimiento espiritual que necesitamos para identificar la marca correcta de Dios. Si estamos cerca de Dios, Él nos dirá acerca de las cosas por venir. Su Espíritu nos dará esa ventaja. Así de importante es el Espíritu Santo.

PIDAN Y SE LES DARA

¿Qué debemos hacer al respecto? Tenemos que darnos cuenta de nuestra absoluta necesidad del Espíritu Santo de Dios. Debemos darnos cuenta de que nuestras vidas dependen de que nos convirtamos en personas santas, de que tengamos la marca de Dios en nosotros. También debemos tener el discernimiento que viene del Espíritu Santo de Dios para que podamos identificar la marca de Dios, y descubrir la marca falsa que Satanás promueve. ¿Cómo es eso posible?

»Y yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. 10 Porque todo aquel que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abrirá. . . 13 Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le pidan? (Lc 11,9-10.13).

Del mismo modo que es probable que hagamos buenos regalos a nuestros hijos, Dios nos dará el Espíritu Santo si se lo pedimos.

¿Lo pedimos? Es muy importante que pidamos un espíritu de discernimiento, un espíritu de paz; un espíritu de conocimiento, de poder y de mente sana.

Dios nos está diciendo que se requiere esfuerzo. No podemos ser seguidores perezosos de Cristo; no podemos pensar que el reino simplemente «vendrá a nosotros». Tenemos que trabajar duro y tener una relación cercana con Dios, y con los hermanos también. ¿Venimos a los servicios a última hora y nos vamos justo después? ¿Vamos a las actividades de la Iglesia, a los estudios bíblicos, al Club de Oratoria?

¿Qué tan cercanos somos los unos de los otros? ¿Cómo nos ayudamos unos a otros? ¿Estamos dispuestos a hacerlo? Hay que esforzarse. Tenemos que trabajar duro para tener discernimiento espiritual también, para que seamos capaces de identificar la verdad y descartar el error.

¿Es nuestra oración y estudio de la Biblia lo que debería ser? ¿Ayunamos de vez en cuando?

Dios promete estar a nuestro lado mediante el poder del Espíritu Santo si nos esforzamos en la relación. ¿Vale la pena que lo hagamos? El Espíritu de Dios nos ayuda y comparte tanto, y siempre debemos recordar esencialmente de dónde vienen nuestra fuerza y nuestro discernimiento.

LA META AL FINAL DE TODAS LAS COSAS

¿Cuál es nuestra marca? ¿Es una marca de Dios o nos identificamos con una marca diferente? ¿Qué viene a la mente de la gente cuando oye nuestro nombre? ¿Refleja nuestra relación con Dios o tenemos una marca diferente? Somos propiedad de Dios. Deberíamos reconocerle, y Él debería reconocernos como uno de los suyos.

Cuando tenemos la marca apropiada, ¿qué sucede? « Y miré, y he aquí el Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él estaban los ciento cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes [nos identifica, quienes somos; vamos a estar allí]. Ellos cantan un himno nuevo delante del trono y en presencia de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie podía aprender el himno, sino solo los ciento cuarenta y cuatro mil, quienes habían sido redimidos de la tierra. Estos son los que nunca se mancharon con mujeres, pues son vírgenes [espiritualmente hablando]. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que vaya. Estos fueron redimidos de entre los hombres, primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bocas no se halló engaño; son sin mancha.» (Apocalipsis 14:1, 3-5).

¿Qué marca somos? Esta es la meta al final de todas las cosas, si continuamos estando cerca de Dios y llegamos a ser como Él. Tomaremos la personalidad de Dios y llegaremos a ser como Él en mente y carácter. Él reconocerá su marca en nosotros.

Primero debemos pedirle que nos ayude a ser como Él y como su marca, y Él nos escuchará y actuará. Esta es otra maravillosa verdad y bendición que Dios nos ha dado.

 

 

 

 

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Las citas de las Escrituras están tomadas de la versión Reina Valera Actualizada 2015, a menos que se indique lo contrario.

 

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