Actitudes
Correctas, Parte 1
John Anderson
Sermón,
7 de diciembre de 2019
Hubo
un programa de televisión que estuvo en el aire desde 1950 hasta 1967, un
período bastante largo para ese programa en particular. Se llamaba What's My Line? ("¿Cuál es mi línea -de
trabajo- o mi profesión?") Tenían varios invitados, panelistas y
celebridades en este programa, y a estos se les asignaba la tarea de hacer
preguntas a un invitado desconocido, un concursante. El meollo del programa era
que intentaban identificar la ocupación de esta persona, cuál era su línea de
trabajo, haciéndole preguntas. Era interesante. No recuerdo haber visto muchos
de esos programas en particular, pero a veces parecía que el concursante
intentaba dar respuestas engañosas, y la persona que coordinaba el programa
decía: "Bueno, no puedes responder de esa manera". Al final, a menudo
lograban adivinar quién era.
Me
gustaría plantear una variación de esa pregunta, "¿Cuál es mi línea, mi
profesión?", y es, ¿Cuál es mi actitud? En este caso, por supuesto,
tenemos la oportunidad de hacernos la pregunta a nosotros mismos. Pero como sabemos,
nuestro yo es engañoso y trata desesperadamente de impedirnos entender nuestra
verdadera naturaleza y las cosas en las que tenemos que trabajar.
Para
los propósitos de este sermón, me gustaría usar una definición que encontré en
Internet, una definición de la palabra actitud, y esa definición es la
siguiente: "Una forma estable de pensar o sentir acerca de algo,
típicamente reflejada en el comportamiento de una persona".
Dos
aspectos que podrían enfatizarse con respecto a esta definición particular
sobre la actitud son: primero, que es una forma estable de pensar. Es la forma
en que una persona, con el tiempo, llega a tener ciertos patrones de
pensamiento y se establece en ser de esta manera, de esa manera o de otra. En
segundo lugar, una actitud es algo que refleja cómo nos comportamos.
Por
supuesto, no tenemos solo una actitud. En realidad, tenemos toda una serie de
actitudes, dependiendo de las circunstancias y la situación. Pero en conjunto,
estas diversas actitudes conforman nuestro carácter, es decir, el tipo de
persona que somos.
En
los primeros versículos del Sermón del Monte, encontramos una serie de
afirmaciones sobre las actitudes, formas establecidas de pensar que deberíamos
tener y que impactan nuestro comportamiento. Hoy me gustaría reflexionar sobre
los primeros versículos de Mateo 5 para considerar cuáles deberían ser nuestras
actitudes y cuál debería ser nuestra forma de pensar de manera estable en
varias áreas clave de nuestras vidas.
Todas
estas afirmaciones a las que me refiero comienzan con la palabra
"bienaventurados", y describen los rasgos de carácter de aquellos que
ahora son bendecidos, y también de aquellos que serán aún más grandemente
bendecidos en el futuro. Si pensamos en lo que estas palabras dicen, son cosas
que llegamos a tener como una forma estable de pensar. Debemos elegir pensar de
esta manera.
Cuando
consideramos la idea de ser bienaventurados, queda claro aquí que a lo que
Jesús se refiere en última instancia, la bendición máxima, es estar en el reino
de Dios como su familia. Y, por supuesto, hay bendiciones en esta vida que
provienen de seguir el camino de Dios, pero en última instancia, la mayor
bendición es que se nos concede la vida eterna.
Al
considerar si representamos estos rasgos de carácter, sin duda reconoceremos
(si somos sinceros con nosotros mismos), que nos quedamos cortos en algunos
aspectos y en algunas circunstancias en algunos momentos, porque no siempre somos
así o asá. Depende de a qué nos enfrentemos. Dicho esto, creo que Jesús nos dio
estas palabras para que nos esforzáramos por desarrollar y crecer en estas
características. No es algo que suceda automáticamente. Es algo que debemos
decidir hacer y elegir cumplir.
Cuando
nos quedamos cortos, podemos sentirnos afligidos y tener cierta ansiedad al
respecto, ciertamente. A veces incluso podemos sentirnos abrumados. Pero creo
que nos ayuda reflexionar sobre algo que Pablo escribió a la iglesia de
Filipos. Fíjense en Filipenses 1:6, donde les dice:
FILIPENSES 1:6 (RVA-2015 en todo el sermón, a menos que
se indique lo contrario) estando convencido
de esto: que el que en ustedes comenzó la buena obra…
Dice
que podemos estar seguros de esto.
… que el que en
ustedes comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.
No
estamos en esta vida, en esta lucha, en este camino difícil -que Jesús había
dicho que era un camino difícil-, no estamos solos en este camino. Hay algo que
Pablo continúa diciendo en el siguiente capitulo (Filipenses 2):
FILIPENSES 2:12 De modo que, amados
míos, así como han obedecido siempre —no solo cuando yo estaba presente sino
mucho más ahora en mi ausencia, ocúpense[o esfuércense] en su salvación con temor y temblor; 13 porque
Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el hacer para cumplir su
buena voluntad.
Al
leer estos dos versículos, nos damos cuenta de que tenemos un papel que
desempeñar en la salvación. Uno de los puntos de vista protestantes es "una
vez salvo, siempre salvo. Aceptas a Jesús y se cambia el interruptor, y en vez
de ir al infierno, vas al cielo". Pero no. Eso no es lo que Pablo
pensaba. Él dijo que es necesario que trabajemos en nuestra propia salvación
con un cierto nivel de estremecimiento.
Es
necesario ser muy cuidadosos con la forma en que se camina por este sendero.
Dijo "con temor y temblor". Esto
significa que Pablo esperaba que todos en la Iglesia consideraran muy
seriamente las responsabilidades que tenemos. Y, por supuesto, la parte buena
de esto es que es Dios quien está obrando en nosotros "tanto para querer como para hacer".
A
veces, la parte de la voluntad, tener el deseo correcto, la intención correcta,
es uno de los problemas a los que nos enfrentamos. Sabemos lo que debemos
hacer, pero a veces no queremos hacerlo. Bueno, cuando estamos en esa situación
en particular, lo único que podemos hacer es pedirle a Dios que nos
ayude a cambiar nuestra actitud, nuestra mente y nuestros pensamientos al
respecto, para que tengamos la voluntad correcta. Y luego tenemos que pedirle a
Dios que nos dé el poder para hacer realmente lo que sabemos que debemos hacer.
Ahora,
con esto como prefacio, me gustaría leer la sección que se conoce como las
bienaventuranzas en Mateo 5. Es una especie de visión general de lo que nos
gustaría considerar hoy. Comienza en el versículo 3 y continúa hasta el 12:
MATEO 5:
3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos.
4 “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados.
5 “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra
por heredad.
6 “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.
7 “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
recibirán misericordia.
8 “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos
verán a Dios.
9 “Bienaventurados los que hacen la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios.
Y luego, finalmente, los
últimos tres versículos donde dice:
10 “Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 “Bienaventurados son cuando los vituperen y los persigan,
y digan toda clase de mal contra ustedes por mi causa, mintiendo. 12 Gócense
y alégrense, porque su recompensa es grande en los cielos; pues así
persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes.
La
primera de estas afirmaciones sobre ser bendecidos se encuentra en el versículo
3:
MATEO 5:3
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos.
Esto no es una descripción de
ser pobre monetariamente. Dice "pobres en espíritu", no pobres en el
bolsillo. Sin embargo, creo que puede haber una conexión, porque aquellos que
son ricos pueden fácilmente volverse arrogantes.
Proverbios 18:23 tiene una representación
de la diferencia entre como el pobre y el rico pueden interactuar con otros.
PROVERBIOS 18:23
El pobre habla con ruegos, pero el rico responde con dureza.
El pobre, que tal vez busca
ayuda, adopta el enfoque de pedir humildemente a alguien un trato favorable.
Mientras que el rico, que no depende tanto de los demás, puede fácilmente
volverse brusco y cortante en el trato con los demás.
El concepto que tenemos de
nosotros mismos y de nuestras circunstancias puede tener, y probablemente
tiene, un gran impacto en cómo nos relacionamos con los demás y, en última
instancia, en cómo nos relacionamos con Dios. Una persona pobre en espíritu reconoce
la necesidad de la ayuda y la liberación de Dios en esta vida. Pero la persona
que es rica en espíritu (si se quiere, aunque esa frase no la encontramos en
la Biblia), es la persona que piensa que lo tiene todo, y que realmente no
necesita cambiar.
Y esta es una actitud que vemos
en la carta que Jesús escribió a los Laodicenses. En Apocalipsis 3:17, donde
Jesús está escribiendo a la iglesia en Laodicea, Él dice:
APOCALIPSIS 3:17
Ya que tú dices: ‘Soy rico; me he enriquecido y no tengo
ninguna necesidad’, y no sabes que tú eres desgraciado, miserable, pobre, ciego
y desnudo…
Ven, ellos pensaban que eran
ricos, pero Jesús dice, espiritualmente, ustedes realmente lo que son es:
17…pobre, ciego y desnudo…
En los Salmos, leemos muchos,
muchos pensamientos, oraciones y súplicas de David. Se le describe en la Biblia
como un hombre conforme al corazón de Dios en estos diversos escritos, mensajes
y oraciones que David registró. Con frecuencia se refiere a sí mismo como un
pobre hombre, un hombre necesitado de la ayuda y la liberación de Dios.
Creo que David es, para
nosotros, un excelente ejemplo de alguien pobre de espíritu. Hay un incidente
en la vida de David que puede ayudarnos a ver el trasfondo de cómo David llegó
a esta posición, al menos en parte.
Cuando Dios envió a Samuel para
ungir a un sustituto de Saúl, Dios le dijo que sería uno de los hijos de Isaí,
pero no le dijo cuál. En 1 Samuel 16:1, podemos ver aquí la instrucción de Dios
a Samuel:
1 SAMUEL 16:1
Entonces el SEÑOR dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo has
de llorar por Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?
Llena de aceite el cuerno y ve; yo te enviaré a Isaí, de Belén, porque de entre
sus hijos me he provisto de un rey.
Samuel dice inmediatamente: "¿Cómo voy a ir? Si Saúl se llega a enterar, me
matará". Dios
dice: "Está bien, esto es lo que vas a hacer".
De modo que Samuel
obedientemente fue e hizo lo que Dios le pidió, y cuando llegó, causó una
especie de revuelo en la ciudad de Belén. Aquí está este gran profeta que ha
llegado a su ciudad y se preguntan, Dinos ¿Es pacífica tu venida? Él respondió:
"Sí, es pacífica."
Entonces Samuel preparó la
ofrenda que se iba a hacer, e invitó específicamente a Isaí y a sus hijos a
venir a este sacrificio. Este hecho debió haber sido un gran privilegio, el que
un hombre de la estatura de Samuel en el país, en la nación, quien era obviamente
un poderoso líder espiritual, lo hubiera invitado a usted y a su familia, a sus
hijos, a venir a un sacrificio en el que él estaba participando.
Isaí, cuando recibió esta
invitación de Samuel, no pensó que fuera necesario traer a su hijo menor. Vemos
esto en 1 Samuel 16:10. Antes, Samuel había visto al primogénito de Isaí, y
Dios le dijo: "No mires su apariencia ni lo alto de su estatura … (porque) el SEÑOR mira el
corazón". Así, uno por uno, Isaí
presenta sus hijos a Samuel:
1 SAMUEL 16:10
Isaí hizo pasar a siete de sus hijos ante Samuel, y este dijo
a Isaí: El SEÑOR no ha
elegido a estos. 11 Entonces Samuel
preguntó a Isaí: ¿Son estos todos los jóvenes?
Samuel escuchó lo que Dios le
había dicho. Le dijo: "…de entre sus hijos
me he provisto de un rey ". Y entonces su pregunta
natural fue: "¿Son estos todos…?".
11 …Y él respondió
[y este es Isaí respondiendo]: Todavía queda el
menor, pero he aquí que está apacentando las ovejas.
La respuesta de Samuel a Isaí
fue:
11 … Manda a traerlo,
porque no nos sentaremos a comer hasta que él llegue aquí.
Para entonces, Samuel ya tenía
una buena idea de a quién era al que Dios quería que ungiera. Pero también se
puede ver en esta historia que la posición de David en su familia entre todos
los hijos era, como podríamos decir en la lengua coloquial moderna, era el
último de la fila. No era el mejor de la familia. Era el menor de ocho
hijos, y no gozaba de gran prestigio entre ellos.
Pienso en la vez en la que
David fue a ver la batalla entre Goliat y los filisteos contra los israelitas,
y su hermano le reprochaba: "¡Ah! yo conozco tu actitud atrevida viniendo
a ver esta batalla". Bueno, probablemente David tuvo bastante de eso a lo
largo de su vida, y pudo haber afectado su perspectiva. Es posible que esta condición
haya afectado su manera de pensar a lo largo de su vida, porque ciertamente él
no se consideraba a sí mismo como alguien superior, o alguien de posición
notable.
Más tarde, cuando David estaba
trabajando como líder militar para Saúl, este quería usar el matrimonio con su
hija como un medio potencial para atrapar a David en algo que lo llevaría a ser
asesinado. La respuesta de David a Saúl nos dice que no se consideraba a sí
mismo como alguien importante y digno de tal honor.
1 SAMUEL 18:18. . . ¿Quién soy yo, y qué es mi vida o la familia de mi
padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?
Él dice: "No soy nadie.
¿Por qué debería estar en esa posición?" No creo que fuera una afirmación
falsa, sino un reflejo de lo que David pensaba y sentía en realidad.
Más tarde, a David le resultó
imposible permanecer cerca de Saúl porque éste intentaba matarlo; de hecho, en
varias ocasiones le arrojó lanzas que se clavaron en la pared. David se apartó
rápidamente y huyó, sabiendo que no se trataba de un simple error: aquel hombre
quería matarlo. Tuvo que huir e internarse en el desierto.
David era un hombre pobre; no
tenía mucho dinero. Y cuando huyo, su primer pensamiento fue, "Bien, voy a
necesitar algo de comida. Así que fue donde el sumo sacerdote, Abimelec, y le
pidió pan. El único pan que tenían los sacerdotes era el pan de la proposición
que habían sacado del tabernáculo, y se lo dio a David.
Más tarde, después de que
varias personas se unieran a David mientras se encontraba alejado del rey,
estaban en la zona del sur, y durante el verano habían estado protegiendo a las
ovejas y a los pastores que pertenecían a un hombre llamado Nabal. David no
tenía grandes riquezas, no podía simplemente ir y decir: "Aquí hay cuatro
talentos de oro, me gustaría comprar 100 ovejas" o lo que sea. No, envió a
sus jóvenes a pedirle a Nabal comida de lo que tuvieran a mano. No eran ricos.
Este no fue siempre el caso de
David, porque más tarde, cuando se convirtió en rey, conquistaron grandes
reinos a su alrededor y reunieron la riqueza que estos reinos tenían. Una
cierta porción de ella se convirtió en la riqueza personal de David.
Vemos en 1 Crónicas 29:3-4, que
David personalmente dio 3,000 talentos de oro para la construcción del templo.
Lo había donado a título personal. Ahora bien, 3.000 talentos de oro
equivaldrían hoy a unos cinco mil millones de dólares. David definitivamente ya
no era pobre para haber hecho eso, pero esto fue mucho más tarde en su vida.
Pero lo que creo que vemos es
que aunque David llegó a tener riquezas, nunca perdió esa humilde visión de sí
mismo, esa actitud de pobre de espíritu que tenía cuando cuidaba las ovejas de
su familia.
Creo que podemos formarnos una
idea de esto cuando leemos los Salmos. Hay varios lugares en los Salmos en los
que David directamente ora o le dice a Dios que él era pobre. No quiero leer
todo aquí, pero en el Salmo 34:6, David dice:
SALMO 34:6
Este pobre clamó, y el SEÑOR le escuchó . . .
En otro caso, David dijo:
SALMO 69:29
Pero yo soy pobre y afligido . . .
En el Salmo 70:5, David dice:
SALMO 70:5
Aunque yo sea pobre y necesitado . . .
Y lo mismo dice en el Salmo 86.
Ahora bien, en muchos otros
Salmos, David no utiliza específicamente las palabras pobre y necesitado, pero
la actitud de humildad y dependencia de Dios y de buscar la ayuda de Dios está
bellamente expresada. Uno de ellos es el Salmo 25, que comienza en el versículo
16, donde David ora a Dios.
SALMO 25:16
Mírame y ten misericordia de mí porque estoy
solitario y afligido. 17 Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. 18 Mira mi aflicción y mis afanes; perdona todos mis
pecados. 19 Mira cómo se han multiplicado mis enemigos, y con odio violento me aborrecen. 20 Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado porque en ti me he refugiado. 21 La integridad y la rectitud me guarden porque en ti
he esperado.
Estas son las palabras de
alguien que sabe que necesita la ayuda de Dios, que no lo tiene todo, que no es
perfecto, sino que es alguien que necesita la misericordia de Dios y la
liberación de Dios.
Un poco más adelante, llegamos
a los profetas, y uno de ellos (Isaías) nos habla de una cualidad que Dios
busca especialmente en su pueblo.
ISAÍAS 66:1... “El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de
mis pies. ¿Dónde está esa casa que me edificarán? ¿Dónde está ese lugar para mi
reposo?
Dios está hablando.
2 Mi mano hizo todas
estas cosas [los
cielos y la tierra], es así como todas
estas cosas llegaron a existir, dice el SEÑOR [porque Yo las hice]. Pero a este miraré con aprobación: al que es humilde
y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.
Alguien que es pobre, no altivo
y orgulloso. No alguien que piensa que no necesita la ayuda de Dios. Alguien
contrito, dispuesto a reconocer sus pecados y errores y a cambiar. Alguien que
tiembla ante la Palabra de Dios, no la trata a la ligera, sino que tiene una
reverencia con cierto temor a no hacer caso de lo que Dios dice. Él dice que
esa es la clase de persona que yo quiero ver, y dice alguien a quien Él
miraría, por quien tendría consideración.
El apóstol Pedro escribió que
todos debemos ser humildes en nuestro trato con los demás. Me gustaría leer
esto en la Versión Estándar Inglesa.
1 PEDRO 5:5 (VERSIÓN INGLESA
ESTÁNDAR) . . . Revestíos todos
de humildad unos para con otros, porque "Dios se opone a los soberbios,
pero da gracia a los humildes". 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano
de Dios, para que él os exalte en el momento oportuno…
Si somos pobres de espíritu,
habrá realmente una bendición. Seremos exaltados para ser parte del reino de
Dios a su debido tiempo.
Me
gustaría pasar a la siguiente de esas declaraciones en Mateo 5:4, donde dice:
MATEO 5:4
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados.
La
actitud de luto, de lamento, es la de tener dolor por nuestros pecados y por
cómo hemos defraudado a Dios cuando no hemos estado a la altura de su santo
llamamiento. Creo que una cosa que podemos considerar aquí es que Dios quiere
que nos lamentemos cuando pecamos porque no quiere que tomemos el pecado a la
ligera. Si simplemente lo pasamos por alto y realmente no pensamos ni nos
entristecemos por lo que hemos hecho, realmente no estamos comprendiendo el
punto. Y Dios quiere que lo hagamos.
Hace
poco escuchamos el ejemplo de Pedro cuando Jesús le dijo durante la cena de
Pascua: "Me vas a negar tres veces antes de que cante el gallo". Y
Pedro decía: "¡Oh, no, no! Eso no me pasará a mí!".
Bueno,
esa noche cuando Pedro fue al recinto del sumo sacerdote y Jesús estaba siendo
horriblemente acusado y golpeado y escupido, y hay una sirvienta que le dice:
"Tú eres uno de sus discípulos". Él dice, "¡No, no lo soy!"
Y luego otra persona, y de nuevo Pedro dice: "No, no sé quién es este
tipo", o lo que sea que haya dicho. Y, finalmente, "Bueno, tú debes
ser uno de sus discípulos. Eres galileo". Y él dice: "No conozco a
ese hombre".
Y
entonces canta el gallo y Jesús mira a Pedro, y BOOM, todo fluye de nuevo a la
mente de Pedro, exactamente lo que Jesús le había dicho que sucedería. Pero el
punto que me gustaría que pensáramos es lo que dice en:
LUCAS 22:62. . . salió y lloró amargamente.
Pedro
lloró en esta ocasión porque se dio cuenta de que se creía más fuerte de lo que
era. En realidad no tuvo en cuenta lo que Jesús había dicho, y esto se cumplió
de una manera muy poderosa. Pedro salió y lo lamentó; lloró amargamente.
En
la vida de David vemos muchas cosas que sucedieron. Fue un gran líder, una
persona muy noble, pero también fue un ser humano. Tenía muchos defectos, cometió
muchos errores, pero lo que vemos constantemente es que David se arrepiente de
forma constante. Se arrepiente, se entristece, se lamenta por sus pecados. No
lo toma a la ligera ni lo descarta como si no fuera nada.
Lo
vemos en el Salmo 38.
SALMO 38:3 No hay parte sana
en mi cuerpo a causa de tu ira, no hay paz en mis
huesos a
causa de mi pecado.
David
sabe exactamente por qué le han sobrevenido estos problemas.
4 Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada
me agobian.
Él
estaba viendo su pecado como un gran problema, un grave problema. En el verso
8, él dice:
8 Estoy debilitado y totalmente molido; gimo a causa de la
conmoción de mi corazón.
Y
luego en el verso 18, dice:
18 Por eso confesaré
mi iniquidad; me acongojaré por mi pecado.
David
lloró por su pecado. Él no lo tomó como algo insignificante o algo para ser desechado
a la ligera.
En
la parábola del recaudador de impuestos y el fariseo que vemos en Lucas 18,
aquí había un hombre que Jesús describió, un recaudador de impuestos que era
despreciado por la gente del país, pero que tenía una actitud de gran angustia
a causa de sus pecados. Se golpeaba el pecho y ni siquiera tenía la capacidad
de levantar la vista, pero dijo: "Dios, sé
propicio a mí, pecador".
Esta
es una parábola. Si esto realmente sucedió, no lo sé. Jesús, por supuesto,
hubiera sabido si realmente sucedió, pero lo presenta como una parábola. Al
hacerlo, Jesús está poniendo ante nosotros un ejemplo de una actitud realmente
buena que será mirada y aceptada.
Santiago
nos aconseja a todos a lamentarnos para estar bien con Dios.
SANTIAGO 4:8 Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.
Limpien sus manos, pecadores y purifiquen su corazón, ustedes de doble
ánimo. 9 Aflíjanse, lamenten y lloren. Su risa se
convierta en llanto, y su gozo en tristeza. 10 Humíllense
delante del Señor, y él los exaltará.
No
es que debamos andar abatidos y tristes todo el tiempo. En muchos lugares, se
nos dice que nos regocijemos y estemos alegres. Pero cuando pecamos, cuando
nuestras faltas se nos hacen obvias y nuestro entendimiento se aclara al
respecto, necesitamos entristecernos y buscar arreglar las cosas con Dios.
Al
orar por el perdón de Dios, David reconoció que una actitud contrita es algo a
lo que Dios responde.
SALMO 51:17 Los sacrificios de
Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no desprecias
tú, oh Dios.
La
palabra contrito significa sentir pena o remordimiento. Eso es lo que Dios
quiere que hagamos cuando vemos que hemos pecado y nos hemos quedado cortos.
Vemos
aquí, en otro de los Salmos, que Dios escucha las oraciones de los que reconocen
sus pecados y se acercan humildemente a Él.
SALMO 34:17 Clamaron los
justos,
y el SEÑOR los oyó, los libró de todas
sus angustias. 18 Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón; él salvará a los contritos de espíritu.
Este
pensamiento se repite más de una vez. En realidad, se encuentra en muchas
partes de la Biblia para darnos una idea clara de cuál debe ser nuestra actitud
cuando pecamos, cuando nos quedamos cortos.
No
sólo nos lamentamos por nuestros propios pecados, sino también por la maldad y
el mal que hay en el mundo y que causa tanto dolor y sufrimiento ahora, y aún
más dolor y sufrimiento en el futuro.
Cuando
sacaban a Jesús para crucificarlo y las mujeres lloraban, Él dijo: "No
lloren por mí. Si hacen esto en un árbol verde, ¿qué van a hacer en el
seco?". Y, por supuesto, todos nosotros sabemos lo que va a pasar en los
malos tiempos que están por venir. Como dijo Jesús: "Será un tiempo peor
que ninguno en toda la historia de la humanidad".
Así
que cuando vemos las cosas que están pasando en nuestra sociedad, en nuestro
mundo, no solo en este país, sino en todo el mundo, los males que están pasando
y siguen y siguen y no paran, sabemos las cosas horribles que van a venir.
Dios
quiere que estemos sobrios, de luto por lo que sabemos que está destinado a
suceder. Cuando a Ezequiel se le mostró en visión lo que estaba sucediendo en
Jerusalén, él estaba cautivo en Babilonia o en el área controlada por
Babilonia, así que Dios tuvo que mostrarle en una visión lo que estaba
sucediendo.
En
Ezequiel 8:14, vemos que Dios dice que había mujeres que estaban adorando a
Tammuz; estaban adorando a sus ídolos que habían establecido en sus corazones.
E incluso dice en el versículo 16 que había esos 25 hombres en el patio del templo.
Habían dado la espalda al templo, que representaba donde estaba Dios, y estaban
adorando al sol. Estos eran pecados horrendos sucediendo allí.
EZEQUIEL 9:4 Y le dijo el SEÑOR...
(Él
"le dijo" se refiere al hombre con el instrumento de tinta que se
menciona en el versículo 3).
" Pasa por en medio
de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon una marca en la frente de los
hombres que suspiran y gimen a causa de todas las abominaciones que se hacen en
medio de ella".
5 Y a los otros. . .
Había
seis ángeles con sus hachas de guerra, como dice, en sus manos.
5 Y a los otros les
dijo, a mis oídos: ¡Pasen por la
ciudad, detrás de él, y maten! Su ojo no tenga lástima ni tengan
compasión. 6 Maten a viejos, a jóvenes, a
muchachas, a niños y a mujeres, hasta exterminarlos. Pero no se acerquen a
ninguno sobre el cual esté la marca..."
Aquella
era la gente que suspiraba y lloraba por las abominaciones que veían suceder en
la ciudad. Y dijo:
. . . Comenzaron, pues,
desde los hombres ancianos que estaban delante del templo.
Esos
25 hombres que adoraban al sol de espaldas a Dios.
Dios
no quiere que tengamos una visión fría y despiadada de lo que sucede en este
mundo y de lo que le sucederá a la gente en todo lugar. Los problemas que
leemos o de los que oímos hablar pueden ser académicos, pero la realidad es que
cuando las personas desobedecen a Dios, desechan sus palabras y deciden que
saben más que Dios, se están trayendo problemas que acabarán destruyéndolas. Y
como dijo Jesús, si no fuera por la intervención de Dios, no se salvaría
ninguna vida. Pero Él agrega: "por causa de los elegidos", y supongo
que esos elegidos son los que van a suspirar y llorar por las abominaciones que
ven suceder a su alrededor. Él dijo: "Por el bien de esas personas, voy a
acortar los días.
Si
nos lamentamos por nuestro propio pecado y nos afligimos por el mal que vemos
que sucede, Jesús dice que, en última instancia, seremos consolados.
La
siguiente bienaventuranza dice:
MATEO 5:5
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la
tierra.
Se
trata de una afirmación que Jesús inspiró a David a hacer. Lo vemos en el Salmo
37:10. Aquí, David está comparando los resultados de los malvados y los justos.
SALMO 37:10 Dentro de poco no
quedará el impío. Contemplarás su lugar, y no s aparecerá. 11Pero los mansos
heredarán la tierra, y se deleitarán por la abundancia de paz.
Una
bendición verdaderamente maravillosa. En español, la palabra manso puede tener
un sentido tanto positivo como negativo. En el diccionario Webster 11° Edición,
estaba buscando el significado de la palabra, y tiene tres definiciones
diferentes.
Una
era "soportar el daño con paciencia, sin resentimiento". Y luego dan
un sinónimo: suave.
Luego
otra definición: "deficiente en espíritu y coraje". Bien, esa no es
una declaración muy positiva. Y luego tienen el sinónimo: sumiso.
Y
finalmente, "no violento ni fuerte", y el término, moderado.
En
el Léxico de Strong, creo que dan una mejor definición de la palabra griega que
se utiliza en Mateo 5:5. La palabra en griego es praos. La miran
desde una perspectiva bíblica, y dicen que significa "suavidad de
disposición, gentileza de espíritu, amabilidad". Luego añaden "La
mansedumbre para con Dios es aquella disposición de espíritu en la que
aceptamos su trato con nosotros como bueno y, por tanto, sin disputar ni
resistir". También dice "La mansedumbre es lo opuesto a la
autoafirmación", que, por supuesto, es un aspecto importante del
pensamiento de nuestra sociedad.
En
Mateo 11, Jesús se describe a sí mismo como manso. En Mateo 11:28, los dos
últimos versículos de este capítulo dicen:
MATEO 11:28 “Vengan a mí, todos los que están fatigados y
cargados, y yo los haré descansar. 29 Lleven mi
yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso ...
En
el margen de mi Biblia, da una lectura alternativa, porque esta palabra que se
traduce "manso" es la palabra praos, la misma que se
usa en Mateo 5:5, cuando dice que los mansos heredarán la tierra.
… que soy manso [o apacible] y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma.
30 Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga ".
Aunque
Jesús era suave y gentil en su actitud hacia los demás, no significa que fuera
deficiente en espíritu o valentía.
En
Mateo 23, Jesús llama hipócritas a los fariseos y a los escribas ocho veces. Y
los llama guías ciegos tres veces más, necios y ciegos un par de veces,
sepulcros blanqueados una vez, y serpientes, generación de víboras una vez.
Este no era alguien a quien le faltara coraje; más bien este era Jesús, que
reprendía la maldad, la hipocresía, el mal que estaba sucediendo a su
alrededor.
También
vemos algo más que podemos pensar con respecto a que Jesús era manso: no
significa que le faltara valor o fuerza de carácter. En Juan 2, vemos que entra
en el templo y ve a gente involucrada en actividades comerciales. Este es un
lugar sagrado donde la gente debe adorar a Dios, pero están cambiando dinero,
tal vez engañando a la gente con el tipo de cambio, y están vendiendo animales.
Es como un bazar en medio de algo que se suponía que era un lugar sagrado.
JUAN 2:14
Halló en el templo
a los que vendían vacunos, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados. 15 Y
después de hacer un látigo de cuerdas, los echó a todos del templo junto con
las ovejas y los vacunos. Desparramó el dinero de los cambistas y volcó las
mesas. 16 A los que vendían palomas les dijo: ¡Quiten de aquí estas cosas y no hagan más de la
casa de mi Padre casa de mercado! 17 Entonces se
acordaron sus discípulos de que estaba escrito: El celo por tu casa me
consumirá.
No
son las palabras de alguien de espíritu deficiente o falto de valor.
Ahora
bien, la forma principal en que Jesús trataba a la gente era suave,
comprensiva, moderada, amable, paciente y cariñosa. Sin embargo, cuando la
situación lo requería, podía ser muy fuerte al confrontar la iniquidad y la
hipocresía que veía a su alrededor.
Al
escribir a la iglesia de Corinto, Pablo hace referencia al carácter manso de
Jesús para describir su propio enfoque al tratar con ellos.
2 CORINTIOS 10:1 Ahora yo, Pablo,
les exhorto por la mansedumbre y ternura de Cristo…
Él
está diciendo, "Aquí está el ejemplo de Jesús para nosotros de amabilidad
y dulzura, y yo estoy suplicándoles con esa misma característica."
¡yo que en persona
soy humilde entre ustedes…
Se
refiere a sí mismo.
…pero ausente
soy osado para con ustedes!
2 Les ruego que. . .
Bien,
esta es la mansedumbre que Pablo está expresando aquí:
2 Les ruego que
cuando esté presente no tenga que usar de la osadía con que resueltamente estoy
dispuesto a proceder contra algunos que piensan que andamos según la carne.
Pablo
tuvo que tratar con algunas personas que tenían una actitud realmente podrida,
pero él no quería tener que ser fuerte y terriblemente correctivo, o echarlos. Quería
advertirles de antemano: "Oigan, les estoy suplicando. Hagan las cosas
bien en esto".
Lo
que se me ocurrió, un pensamiento que tuve aquí, es que Jesús tenía la
sabiduría perfecta para saber cuándo usar qué enfoque y en qué momento: cuándo
ser gentil y suave, y cuándo ser correctivo. Nosotros no tenemos el mismo grado
de sabiduría y comprensión que Jesús. Así que nos convendría ser especialmente
cuidadosos a la hora de ser tan fuertes en el tono y el carácter como Jesús
tuvo que ser en algunas ocasiones. Es algo en lo que deberíamos pensar.
Hay
otro pensamiento que me gustaría que consideráramos. En el libro de Sofonías,
hay una declaración importante sobre la mansedumbre para los que viven en los
últimos tiempos antes del regreso de Cristo.
SOFONIAS 2:3 Busquen al SEÑOR,
todos los mansos de la tierra que ejecutan su decreto. Busquen justicia,
busquen mansedumbre; quizás serán protegidos en el día del furor del SEÑOR.
Los
mansos de la tierra van a buscar a Dios, buscar su justicia, y dice que ustedes
pueden ser los que serán protegidos. Siendo de una actitud mansa, un carácter
manso, es algo que Dios mirará cuando Él considere a quién Él va a salvar de
algunos de los peores males que van a venir.
Jesús
dijo: "Bienaventurados los mansos".
Ser manso conlleva la tremenda recompensa de heredar la tierra.
La
siguiente de las bienaventuranzas está en:
MATEO 5:6
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos serán saciados.
Como
se nos recuerda siempre que ayunamos, el hambre y la sed son un impulso muy
fuerte, una sensación muy fuerte. En el Salmo 42, leemos que el deseo de agua
de un ciervo en el desierto es algo que se asemeja al deseo, al fuerte
sentimiento que alguien tiene, de poder estar cerca de Dios.
SALMO 42:1 Como ansía el venado las corrientes de las aguas, así te ansía a ti,
oh Dios, el alma mía.
Hambre,
sed, en este caso, de ese contacto con Dios.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo iré para presentarme delante de [mi] Dios?
El
pensamiento aquí, por supuesto, es que tenemos hambre y sed, y deberíamos tener
esa hambre y sed de la verdad de Dios, de su manera justa de vivir, y de tener
una conexión correcta con Dios.
Vemos
que Isaías está escribiendo sobre acercarnos a Dios para ser alimentados
espiritualmente.
ISAÍAS 55:1 “Oh, todos los
sedientos, ¡vengan a las aguas! Y los que no tienen dinero, ¡vengan, compren y
coman! Vengan, compren sin dinero y sin precio vino y leche.
El
verdadero alimento espiritual y el agua que sacia la sed que necesitamos, no se
obtienen con dinero.
2 ¿Por qué gastan el dinero en lo que no es pan, y su
trabajo en lo que no satisface? Óiganme atentamente y coman del bien, y su alma
se deleitará con manjares. 3 Inclinen sus oídos y
vengan a mí; escuchen, y vivirá su alma. Yo haré con ustedes un pacto eterno,
las fieles misericordias demostradas a David.
Por
tanto, el hambre y la sed espirituales que tenemos sólo pueden tener una forma
de saciarse, y es a través del contacto con Dios, oyendo y escuchando sus
palabras, y viviendo de acuerdo con ellas.
Al
explicar la necesidad de que tengamos fe en Dios día a día cuando nos
enfrentamos a diversos retos en la vida, Jesús nos dice que no nos preocupemos
ni estemos ansiosos por cosas como: "¿Qué voy a comer?" o "¿Qué
voy a beber?" o "¿Qué voy a vestir?". Estas son necesidades
físicas muy básicas. Pero Jesús nos dice que hagamos primero ese compromiso de
buscar a Dios y su justicia, y Dios se encargará de las otras cosas. Podemos
ver esto en Mateo 6:31, donde Jesús dice:
MATEO 6:31 “Por tanto, no se
afanen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos
cubriremos?’. 32 Porque los gentiles buscan todas estas
cosas, pero el Padre de ustedes que está en los cielos sabe que tienen
necesidad de todas estas cosas.
Dios
no ignora que somos físicos y que tenemos necesidades físicas, pero dice en el
versículo 33:
33 Más bien, busquen
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán
añadidas.
Bien,
nuestra primera meta es estar haciendo aquello que finalmente nos llevará a
estar en el reino de Dios, y parte de eso es ser justos.
SALMO 119:172 ... todos tus mandamientos son
justicia.
Los
mandamientos de Dios nos enseñan cómo ser justos, cómo vivir rectamente.
ROMANOS 6:16 ¿No saben que
cuando se ofrecen a alguien para obedecerlo como esclavos son esclavos del que
obedecen; ya sea del pecado...
es
decir, de la obediencia a las instrucciones de Dios, o a sus mandamientos…
...
[que conducen] para justicia?
Así
que cuando Jesús dijo que debemos tener hambre y sed de justicia, debemos tener
hambre y sed de hacer más perfectamente lo que Dios nos dice que hagamos: vivir
según sus mandamientos, sus enseñanzas, sus instrucciones en tantas áreas
diferentes de la vida.
Tener
hambre y sed de justicia es realmente desear ser guiados por el Espíritu de
Dios que nos guiará a la justicia.
EFESIOS 5:9 Pues el fruto del
Espíritu . . .
Bien,
esto es lo que el fruto de Dios produce en nuestras vidas.
. . el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad.
Entonces,
ser guiados por el Espíritu de Dios es lo que nos lleva a hacer esto, lo que
nos capacita para hacerlo. Como Pablo escribió a la iglesia en Roma en Romanos
8:4, una declaración muy significativa, dice:
ROMANOS 8:4 que la justa exigencia de
la ley. . .
Lo
que la ley de Dios nos instruye que hagamos es lo que es justo.
... para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros que no andamos conforme a la carne
sino conforme al Espíritu.
Y
necesitamos estar en sumisión al Espíritu de Dios, permitiendo que el
Espíritu de Dios nos impulse y nos guíe a hacer lo correcto, y entonces
seremos alimentados espiritualmente.
David
escribió esto en uno de los salmos más hermosos, un salmo muy corto:
SALMO 23:3. . . [ Dios] nos guiará por
sendas de justicia por amor de su nombre.
Quiere
que seamos sus hijos, que llevemos su nombre para siempre. Y Él nos guía por
ese camino de justicia. Si tenemos hambre y sed de ser personas al estilo de
Dios, rectos en obedecerle, entonces Jesús dice que seremos saciados.
Creo
que debemos reflexionar sobre estas palabras. Cuando se nos pide que nos
examinemos a nosotros mismos, y a menudo lo hacemos al pensar en la Pascua,
cuando nos examinamos a nosotros mismos, un punto de partida es considerar lo
que Jesús dijo en estos primeros versículos del Sermón del Monte.
Debemos
preguntarnos y responder con sinceridad: ¿Soy pobre de espíritu? ¿Soy humilde?
¿Estoy contrito y afligido por mis pecados y entristecido por la maldad que
vemos en el mundo? ¿Soy apacible y manso en mi manera de relacionarme con los
demás? ¿Tengo realmente hambre y sed de que se desarrolle en mí la justicia de
Dios?
Tener
estas actitudes como nuestra manera establecida de pensar nos pondrá en el
camino correcto hacia el reino de Dios.
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